"La vocación humana a la excelencia abarca su ser y su hacer. Ser excelente como persona es la base para ser excelente como profesional". Esta es una de las afirmaciones del periodista Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) desde 1995, profesor de la Universidad de Los Andes y columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, El Colombiano y El Heraldo.
Restrepo es una de las principales referencias en ética periodística de América Latina y ya ha recibido diversos premios, entre ellos el otorgado por el Centro Latinoamericano de Periodismo (Celap). En 2014 fue reconocido por el reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo y el año siguiente, recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad San Andrés, de La Paz, Bolivia. Restrepo es autor de más de 20 libros con destaque para los dos volúmenes de El Zumbido y El Moscardón, que reúnen respuestas compiladas del Consultorio Ético de la FNPI, donde ya respondió más de 1500 preguntas sobre dilemas éticos de la profesión.
En la siguiente entrevista, publicada en el sitio de Observatório da Ética Jornalística (objETHOS), de Brasil, el experimentado Restrepo aborda temas como los desafíos de la tecnología y las responsabilidades de los periodistas con sus fuentes, el público y la información.
Usted tiene más de 50 años de carrera en el periodismo, ¿en ese período cuál fue el principal dilema ético que enfrentó?
No el principal pero sí el más frecuente: el de los efectos que podría generar una información, que fue el caso de cubrimientos como el de la avalancha de Armero, o los que se hicieron en escenarios de guerra. El dilema era: informar primero para hacer impacto, o pensar primero en los efectos posibles y después informar.
Como principal referencia de ética periodística de América Latina, ¿cuáles son los dilemas éticos más significativos presentes en el contexto latinoamericano actualmente?
Las estadísticas periódicas sobre los temas de consulta en el Consultorio ética de la FNPI señalan los temas de responsabilidad como los más frecuentes. Y entre ellos los que plantean las imágenes de violencia:¿usarlas? ¿Cómo usarlas? ¿Cómo reemplazarlas?
Las redes sociales impusieron desafíos a la actividad periodística, ¿cuáles son las principales cuestiones éticas que emergen de la actuación de los periodistas en esos ambientes?
La gran debilidad del periodismo digital es la de las fuentes en que se apoya. Es una información que, generalmente, se difunde sin fuentes. Al periodista que usa esa información se le crea la obligación de buscar otras fuentes para confirmar, a pesar de la tendencia de atribuirle autoridad a estas informaciones.
El otro desafío es el de la inmediatez. Puesto que la tecnología digital casi que ha logrado suprimir la categoría tiempo, este es un factor que el periodista también quiere suprimir a pesar de que la noticia completa, como el pensamiento, necesita tiempo.
En algunos discursos usted destaca que "nacemos para ser excelentes." ¿Cómo se aplica eso a la actividad periodística?
La vocación humana a la excelencia abarca su ser y su hacer. Ser excelente como persona es la base para ser excelente como profesional. Si el hombre tiene historia es porque trabaja, acabo de leer en Ricoeur. Son inseparables el ser y el hacer, por tanto a la excelencia personal corresponde la excelencia en el hacer, en el ejercicio profesional. La ética como vocación a la excelencia aparta definitivamente de lo rutinario y mediocre, reclama siempre el grado máximo de calidad profesional.
Ha respondido usted más de 1.500 preguntas en el Consultorio Ético. ¿Qué lo motivó a crearlo y cuál es la importancia de espacios como este para la actividad periodística en América Latina?
Fue una iniciativa de Jaime Abello después de observar cómo en los talleres de ética nacían numerosas preguntas. El fundamento de esto es que en ética no hay últimas palabras; es un hacerse que diariamente plantea posibilidades nuevas y en el que no cabe el inmovilismo de los dogmas. Tengo la impresión de que ha sido un instrumento movilizador para la conciencia profesional de los periodistas.
En las últimas décadas la actividad periodística está cada vez más concentrada en dispositivos electrónicos, ¿en su opinión, esa característica está deshumanizando los contenidos periodísticos?
El dispositivo electrónico no es bueno ni malo. Llega a serlo por el uso que de él se hace. Cuando ese uso trae consigo la supresión o degradación de las facultades humanas, se convierte en un elemento deshumanizante. Basta mirar lo que pasa con las grabadoras cuando el periodista renuncia a su capacidad crítica y se limita a grabar y desgrabar. O lo que pasa con los celulares y tabletas cuando se convierten en juguetes que aíslan de los demás.
En diferentes contextos y regiones del mundo percibimos formas de censura y restricción de libertades, el debilitamiento de la democracia, retrocesos e intolerancia. ¿Cuál es el papel del periodismo en estas circunstancias?
Las limitaciones a la libertad de expresión pueden dar lugar a distintas reacciones: A.- El coro monocorde que reclama de los gobiernos la libertad. B- La autorreflexión sobre las causas de la restricción, para investigar si se deben a fallas del periodista: vg, abusos informativos. C. El fortalecimiento de la libertad personal a partir de la convicción de que la libertad no nos la da nadie, ni la quita. Los gobiernos deben limitarse a no estorbarla y el periodista debe tomar conciencia de que el de la libertad es un quehacer personal y constante. Nunca se tiene la libertad, siempre se está en plan de construirla porque cuando no crece, decrece.