Las elecciones presidenciales en Estados Unidos demostraron que Facebook fue el escenario donde se viralizaron con mayor potencia las noticias falsas a medida que el Día D (8 de noviembre) se acercaba.
Desde entonces son varias las medidas que Mark Zuckerberg, creador de la popular red social, ha anunciado como un esfuerzo por contener el problema de las noticias falsas en su plataforma. Entre ellas, se destacan el anuncio de cortar los ingresos por publicidad a las páginas web dedicadas a crearlas; la posibilidad de que los propios usuarios denuncien contenido mentiroso; y alianzas con medios e instituciones dedicadas a la verificación de información.
Pero esto no parece ser suficiente.
Es por esto que Don Heider, columnista del USA Today, ha llamado la atención con su publicación titulada Why Facebook should hire a chief ethicist (Por qué Facebook debería contratar un jefe de ética). Allí, propone que tanto Facebook como otras compañías dedicadas a la tecnología como Google, Apple y Twiter, contraten expertos encargados de ayudar a resolver dilemas éticos.
“Los jefes de ética pueden ayudar a que los ejecutivos piensen bien al afrontar decisiones difíciles. Podrían ayudar a desarrollar lineamientos éticos para las empresas, incluso códigos de ética. Y podrían proveer entrenamiento a todos sus integrantes para que tomen decisiones basadas en la ética”, propone Heider, quien destaca el fracaso que ha significado para Facebook el haber dejado en manos de algoritmos algunos procesos que debieron haber sido llevados a cabo por humanos.
La propuesta de Heider no ha sido bien recibida por algunos de sus colegas, en especial por Anna Lauren Hoffmann de la revista Slate, quien la considera superficial. Lo dice por dos motivos. En primer lugar, la historia de las colaboraciones entre filósofos, psicólogos, expertos en ética y las compañías de tecnología de Silicon Valley es extensa.
Pasando por los debates relacionados con el ‘derecho al olvido‘ en Google, o los experimentos de impacto emocional de Facebook, para Hoffmann las compañías de tecnología han acudido a la academia en momentos clave de su historia.
La segunda falla en el planteamiento de Heider es todavía más preocupante. Para la profesora de la Universidad de California–Berkeley, es equivocado pensar que un solo experto en ética puede resolver todos los problemas de ética que enormes empresas como Facebook tienen actualmente.
“Hay múltiples ejemplos de las obvias limitaciones que tendría un jefe de ética: ante las enormes complejidades de los problemas que las empresas de tecnología tienen, un individuo (equipo o departamento) no pueden tener las respuestas a todos los posibles problemas éticos que se presentarán”, afirma Hoffmann.
Aquí podría decirse que Heider está de acuerdo con ella, pues el fundador del Centro para Ética Digital y la Políticas de la Universidad de Loyola en Chicago advierte que de nada serviría la existencia de un jefe ético, si la compañía para la que trabaja no atiende a sus recomendaciones.
“Por supuesto, si las compañías emplean expertos en ética, deberán tomarse en serio sus consejos y hacer caso a las decisiones éticas que recomienden”, dice Heider quien pone como ejemplo el caso de Volkswagen, compañía que en su sitio web tiene una extensa sección dedicada a hablar sobre su compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad. Pero ya todos conocemos el escándalo por las trampas que la compañía alemana había instalado en sus vehículos para cumplir con los estándares de emisión de gases.
¿Qué hacer entonces? ¿Es totalmente inútil el tener un jefe de ética en las compañías de tecnología?
Un punto medio parece ser el propuesto por el profesor Luciano Floridi en The Guardian. El profesor de ética de la información de la Universidad de Oxford propone que para hacer frente al problema de la posverdad, las compañías de tecnología de Silicon Valley empiecen a aceptar su responsabilidad como distribuidores de información, y como tal asuman que deben empezar a comportarse bajo las mismas reglas que se le exigen a los medios de comunicación tradicionales.
“Hay que reconstruir la confianza a través de la credibilidad, la transparencia y la rendición de cuentas. Esto requiere un alto grado de paciencia, coordinación y determinación”, dice Floridi, sin señalar si es necesario contar con un experto en ética en cada empresa para lograrlo.
A su turno, el maestro Javier Darío Restrepo, en una respuesta del Consultorio Ético sobre el impacto de internet en la forma de hacer periodismo, resalta que estamos ante “un problema que solo pueden resolver las dos acciones de la responsabilidad: la conciencia del poder que se tiene, y la voluntad de prevenir los daños que puede causar”.