Los videos donde policías graban a conductores sorprendidos en estado de embriaguez se han convertido en el pan de cada día de los noticieros en Latinoamérica. Aunque los accidentes causados por borrachos al volante son una seria problemática de salud pública en la región, vale la pena que los periodistas nos detengamos a reflexionar sobre cuál es la forma correcta de informar sobre estos casos.
Es cierto, este tipo de videos se convierten en una poderosa herramienta de disuasión para quien no quiera entregar las llaves de su vehículo la próxima vez que se tome unas copas. Pero hay que tener en cuenta que estos videos son grabados sin autorización del protagonista, y podrían ser motivo de acciones legales en contra de quienes lo grabaron o lo publicaron.
En algunas ocasiones, tras la publicación del video se ha comprobado que el supuesto conductor borracho no había bebido, sino que se encontraba alterado por haber causado un accidente, o afectado por algún problema de salud. Sin embargo, los medios propenden a calificar como conductor borracho a toda persona que aparece en uno de estos videos discutiendo con las autoridades de tránsito.
¿Es correcto publicar videos de conductores ebrios detenidos por la policía? ¿Le hacen los medios un favor a la sociedad al publicar estos videos como advertencia? ¿Cómo estar seguros de que se trata de un conductor borracho el que aparece en uno de estos videos? ¿Qué decirle a la policía cuando los editores deciden no publicar un video de un supuesto conductor ebrio? ¿Publicar videos de conductores ebrios puede tener consecuencias legales para el medio que los difunde? ¿Cómo puede el periodista dar valor agregado a la publicación de uno de estos videos, sin quedarse solo en la denuncia?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de la cuenta @EticaSegura participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed.
Los mejores trinos producidos durante la hora que dure el debate, fueron recopilados en el siguiente Storify.
La Red Ética Segura hace parte de la alianza Ética Segura, de la FNPI y el Grupo SURA, que propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio.