¿Está viviendo la prensa tradicional sus últimos días? Oficios como el del editor o el del reportero pueden ser reemplazados por cualquier persona con un blog. Y qué me dice de la ética: ¿cambio total?
Pregunta de Miguel Ángel Anguita, periodista freelance, de Santiago de Chile en el Consultorio Ético de la FNPI.
R.- Son los últimos días para una clase de periodismo que ha venido perdiendo sentido, aún antes de la era internet. Me refiero a ese periodismo que se dirigía solo a los sentidos de la gente y que buscaba, a la vez, impactar y vender con una versión audiovisual de la historia de cada día.
Es un periodismo fácil de reconocer por sus titulares de escándalo, sus imágenes de sensación y sus versiones novelescas. En efecto, todo para esta clase de periodismo, es susceptible de convertirse en un entretenido y atractivo espectáculo para ver y oír.
Este periodismo cuenta hoy con una tecnología que potencia la vista y el oído y que habilita a cualquiera persona para hacer las versiones audiovisuales de todos los hechos. No es muy exigente en materia de talento porque solo pide capacidad de ver y oír lo que sucede, por tanto, no se requiere ser periodista para hacer esos registros de los hechos. La aparición de las nuevas tecnologías de comunicación ha revelado que esa clase de periodismo que se venía haciendo, de periodismo solo tenía el nombre y que el periodismo es más exigente que eso.
En cambio, estos son los primeros días de una era nueva para el periodismo que no se limita a mostrar o hacer oir, sino que hace entender y participar de los hechos.es el periodismo que considera al receptor de sus informaciones como un ser inteligente que necesita entender lo que pasa, y como un ser social que toma en parte en la historia que sucede para cambiarla.
Si parte del periodismo tradicional pensaba en su receptor como un curioso que se entretenía mirando los hechos como algo ajeno, el periodismo que hoy se está desarrollando lo ve como sujeto capaz de entender, participar y cambiar la historia, y no solo como un curioso más.
Este es el periodismo que sobrevivirá y que dignificará a los receptores y a la profesión. Es el mismo que diseña la ética periodística y que describen los mejores códigos deontológicos de la profesión.
Documentación
En una entrevista, Rushworth Kidder, fundador y presidente del Instituto para la Ética Global respondió a la pregunta: qué va a ocurrir en el futuro, cuando todo mundo gracias a internet esté conectado y tenga acceso a la información? ¿Quién va a asumir la responsabilidad social de la prensa; el papel que los periodista amamos destacar de nuestra labor? ¿Ha pensado usted en eso? Porque es un subproducto de las nuevas tecnologías.
La respuesta fue categórica:
“Si en esta habitación usted no tuviera ningún mueble y yo tratara de esconder una aguja, sería muy difícil. La mejor de esconder una aguja es no tener solo una aguja sino taparla con un montón de paja. Esa es la manera de lograr que sea prácticamente imposible de encontrar. Eso, según me parece es lo que sucede con internet. El peligro no es que nos quedemos sin la información que necesitamos; el peligro es que tengamos tal cantidad de información que nadie, ningún individuo pueda usarla realmente o pueda encontrar lo que busca.
El trabajo de un editor en el futuro, va a ser aún más importante que ahora. Consistirá en extraer, de esas enormes cantidades de información, la dos o tres cosas que crea que el público debe conocer y lograr que su atención se concentre en ellas. Y luego, encontrar las 20 o 30 informaciones que sería conveniente que se conocieran; además habrá 40 o 50 cosas más en las cuales algunos están interesados. El trabajo de los editores será poner orden en todo eso.”
En esencia, lo que ocurre es que esta facilidad de los públicos para acceder a la información obliga al periodista a hacer su trabajo tradicional de manera más rápida y mejor, con más cuidado por la exactitud de los nombres, datos y otros pormenores. En la medida en que la gente se conecta directamente con la fuente informativa, podrá comparar lo que les dice su periodista. No importa si se trata de hechos que suceden en su país o en cualquier otro lugar del mundo.
Esta situación fue la que indujo a algunos expertos a postular que el tiempo de los periodistas se había terminado.
Pero ese es apenas un espejismo. Basta una pequeña reflexión para comprender que:
1. Siempre habrá alguien (un periodista probablemente) detrás de la información, y
2. Más importante aún, se requiere de alguien (de nuevo, un periodista) capaz de hacer la selección noticiosa, jerarquizar la avalancha informativa y orientar a los públicos.
Abraham Santibáñez en Fascinación y Peligro de las nuevas tecnologías.
La ética periodística en el nuevo milenio, Editorial Cuarto Propio, Santiago 2001, pp. 149, 150.
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Si usted tiene preguntas para nuestro Consultorio Ético, puede formularlas aquí para que sean respondidas a la mayor brevedad por el maestro Javier Darío Restrepo.