Compartimos aquí la respuesta de Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la FNPI, respecto al caso del diario Hoy del departamento colombiano de Magdalena, el cual publicó una fotografía tomada en una cumbre de alcaldes donde borraron digitalmente al burgomaestre de la capital departamental, Carlos Caicedo.
Se está discutiendo sobre la manipulación de las fotografías, por la publicación de un periódico que suprimió la imagen del alcalde de Santa Marta. ¿Es un asunto simplemente técnico, o tiene la ética algo qué decir? Además, se ha dicho, que así como hay libertad para decir, también debe haberla para no decir; por tanto, si el periódico no quiso publicar la imagen de una persona, nadie lo puede obligar. ¿O sí?
Luis C. de la Espriella
Estudiante
Barranquilla, Colombia
Respuesta: Los códigos de ética y los manuales de estilo coinciden en el rechazo a la manipulación de las fotografías.
Es tanto como manipular los datos de un hecho. El periodista sabe que esos datos se deben manejar con el respeto y precisión que merece todo lo humano. Si en los hechos convergen intereses, sueños, dolores, alegrías, odios o amores, y por eso deben ser respetados, en una imagen fotográfica, reflejo de los hechos, aparecen todos los visos de la realidad y, por tanto, los rostros de la verdad.
Al exigir que se los presente sin alteración, manuales y códigos tienen en cuenta el compromiso primordial del periodista con la verdad. El periodista sabe que es su deber, los lectores confían en el periodista en la medida en que creen que él no les dará informaciones alteradas. Es una confianza parecida a la del paciente que toma confiado sus medicinas bajo el supuesto de que la enfermera o el médico cumplen su compromiso de servir a la salud de los pacientes.
Los lectores saben que el compromiso del periodista es con la verdad y que contraría su misión con la sociedad si altera la verdad e impide el acceso de los lectores a la realidad de los hechos.
Alterar una fotografía con intereses políticos, o por intereses personales supone una deliberación maliciosa, no importa la técnica que se utilice.
No se puede alegar en favor de esa acción la libertad de informar o no informar porque nadie tiene libertad para mentir o mutilar la verdad; tampoco da justificación la real o supuesta mala conducta o gestión de la persona que es objeto de la manipulación fotográfica. La alteración de una fotografía en un medio que se debe a todos los lectores tiene una gravedad en nada comparable con el gesto despechado e infantil de las novias que destrozan las caras de sus enamorados infieles, en sus álbumes personales.
El hecho de que la eliminación se haga utilizando técnicas de Photoshop no solo es un símbolo. Es un acto de engaño público y un mensaje sobre los procedimientos políticos que, en vez del uso de las armas de la inteligencia y de la democracia, prefieren desaparecer al contendor. Nada justifica esa práctica.
Documentación
Ninguna fotografía noticiosa puede ser sometida a tratamientos electrónicos o de otro género que tengan como fin obtener una imagen diferente de la que captó la lente del fotógrafo.
Esta es una norma terminante que se fundamenta no solamente en razones de ética y compromiso del periódico con sus lectores, sino en la prevención de problemas legales.
Las normas anteriores tiene que ver con dos de los soportes fundamentales de la noticia: la veracidad y la exactitud.
Manual de Redacción del diario El Tiempo, de Bogotá. 6.02.01 y 6.02.05
Modificar una foto por motivos estéticos, entre otros, sugiere que el periódico acostumbra a cambiar la realidad.
Manual de Estilo de La Nación de Buenos Aires.
Queda prohibida la manipulación de las fotografías que no sea estrictamente técnica (edición periodística, eliminación de deterioros o corrección de defectos de revelado o transmisión)
Libro de Estilo de El País, Madrid. A 5.1
Nunca se deben alterar las imágenes visuales, ya sean fotografías o videos, más allá de lo requerido normalmente para mejorar la imagen. El manipular imágenes más allá de este punto es castigado mediante el despido de la compañía.
Código de Conducta de la agencia de noticias Reuters.
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A propósito, el portal La Silla Vacía publicó hoy una columna de opinión sobre el mismo caso, escrita por Pablo Medina.