En esta entrevista, el escritor y periodista Santiago Gamboa reflexiona acerca de la estrecha relación que existe entre el periodismo y literatura, en qué puntos se acercan y en cuáles se alejan; y cómo pueden los periodistas aprovechar lo mejor de ambos mundos para contar sus historias.
Los temas de los que aquí habla Santiago Gamboa, serán algunos de los que abordará con profundidad en el Taller de Periodismo y Literatura que realizará la FNPI, CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y la Universidad Iberoamericana de México, en Ciudad de México del 8 al 12 de febrero de 2011. Las inscripciones están abiertas hasta el 23 de enero. Para postularse haga clic aquí.
¿Cuáles son los principales elementos que el periodismo puede tomar de la literatura y viceversa?
El periodismo es la escritura bajo el tic tac del reloj. Se debe escribir bien, muy bien, y rápido, cumpliendo un horario. Esta es una gran enseñanza para el escritor. Muchos de los novelistas que nunca han hecho periodismo suelen tardar años y años en cerrar sus libros. Del otro lado, la literatura le enseña al periodista que el lenguaje es un instrumento musical y que debe hacerlo sonar de un modo armonioso, eficaz, persuasivo. La literatura le enseña al periodista la importancia del lenguaje. Es sin duda la mejor escuela para comprender el valor definitivo de una pausa, de un punto y aparte, de una coma. La literatura enseña también algo fundamental: toda historia puede ser contada de mil modos, pero hay una que es la mejor. Por eso hay que buscarla obsesivamente.
¿Cuál cree usted que son los errores más comunes que se comenten al intentar aplicar en un texto periodístico las técnicas de la literatura?
Uno muy simple y muy grave: alejarse de la verdad por buscar el virtuosismo. El periodista virtuoso es el que hace comprensible la realidad de un modo que es además estético, pero no debe hacer que la realidad se acomode a sus deseos.
Hay casos en los que los recursos literarios se utilizan para "darle color" o "adornar" una pieza periodística que ya está escrita...
Dar color o adornar no son recursos literarios. Son sencillamente efectos hipnóticos que a veces entorpecen, so pretexto de iluminar. Recuerda a Hemingway: "se puede escribir con palabras de cien dólares, pero los mejores textos se hacen con palabras de diez centavos".
En el periodismo muchas veces la mejor manera de cautivar al lector es contar la historia de la manera más obvia, de forma directa. Por el contrario, en la literatura es común ver que los relatos toman muchas veces los caminos más largos y se toman su tiempo para entretener al lector. ¿Cómo se conjugan y equilibran esas dos formas distintas de narrar en un texto periodístico que se valga de recursos que provienen de la literatura?
Como dijimos más arriba: cada historia tiene una forma de ser contada que es la mejor: la que más hace brillar su verdad, su foco iluminador, su comprensión sobre la condición humana. La literatura que "entretiene" al lector no es literatura, es "entretenimiento". Ni la literatura ni el periodismo se escriben para entretener al lector.
¿En su experiencia personal que aprendizajes ha tomado de sus vaivenes y trabajos simultáneos como escritor y periodista?
Son dos pasiones que se ejercitan con los mismos músculos, pero con diferentes partes de la experiencia y de la memoria. Lo mejor entre ambas es cuando la línea divisoria es como el Ecuador: una línea imaginaria.
En periodismo la objetivad absoluta no existe, mucho menos en piezas narrativas donde el periodista fija con más fuerza y más libertad su visión de los hechos. ¿Cuáles son los límites de esa subjetivad?
La subjetividad del periodista está en la elección de los materiales que elige para contar y transmitir una verdad. Los límites están en la realidad. Todo lo que se escribe en periodismo tiene que haber sucedido primero, salvo que sea una opinión.
El periodismo vive hoy una gran revolución debido a las tecnologías digitales. ¿Qué tiene que aportarle la literatura al periodismo en este escenario? Nada desde el punto de vista técnico, mucho desde el punto de vista de la cultura. Un periodista que lee literatura es mejor que uno que no lee, del mismo modo que una persona que lee literatura es mejor que una persona que no lee literatura.