Asómate un poco, y verás

Ocho periodistas, una oyente, un invitado, un relator y los cuatro de la Gabo viajábamos todos los días a la casa de Martín y Marta en Torrelodones. En el ir y venir nos conocimos, nos conversamos, nos afectamos. En la casa de Martín y Marta, el maestro nos esperaba y con paciencia escuchaba, opinaba, intervenía, pero sobre todo dejaba que cada participante ayudara a construir la historia que cada uno quería contar. 

Las historias tienen la marca de tiempo. Mucho de religión: una de un monseñor asesinado en eso llamado “guerra fría”, otra de una obra que esclaviza en nombre de dios, una de conversión juguetona en busca encontrar el lugar en el mundo, y eso de la gordura como pecado que te marca tu destino; de búsqueda de memorias para restituir una vida, la de Carlitos que se perdió en el limbo institucional; de la re-invención de territorios llamados África y Amazonía para contarlos desde adentro, con sus voces, sus saberes e imaginaciones; de la necesidad de pensar un país desde su padre abnegado y maltratador para saber cómo venimos siendo.

Don Martín dijo que “el taller de escribir un libro es esa experiencia de compartir soledades, solidaridades y generosidades”. Jaime Abello contó que “este taller es un modo de tejer redes de periodistas e historias”. “El libro es un territorio de libertad”, afirmó Joseph Zárate. 

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A Pablo Méndez Shiff le quedó sonando eso de "Asómate un poco y verás” y que “la mejor forma de avanzar en la escritura es seguir escribiendo”. Juanita León dijo que “imponerte límites, autorrestricciones, te hace más libre”.

María Miret escribió que "uno puede hacer casi cualquier cosa con las palabras", pero Pere Ortín fue a otra parte para afirmar que “la palabra no es suficiente: hay imágenes, collage, cómics y más”. Y Sofia Viramontes se propuso “usar el lenguaje como una herramienta emocional”. 

Paula Bistagnino dijo que “este taller me lleva a laburar de un modo distinto a como lo he venido haciendo por 25 años. Me interesa que la historia que voy a contar se lea en forma de documental porque todo parece inverosímil”. Carlos Dada contó que “venía patinando en una estructura que se convirtió en una cárcel” y que “en el taller descubrí muchas opciones y la necesidad de buscar la musicalidad de la escritura”.
Gonzalo García Barcha dijo que “estando en el taller con Martín entendí lo que han estado haciendo Gabo y Jaime todos estos años”.

Martín Caparrós hizo su primer taller con la Fundación en 2002. Desde entonces su generosidad ha sido infinita; también sus búsquedas, exploraciones, juegos, jodederas. Una gran experiencia estar con él. Un autor. Toda una obra lo testimonia. 
Vinimos a aprender a escribir libros y salimos métricos, contando las sílabas de las palabras para encontrarles el ritmo de sin son octosílabos, endecasílabos o alejandrinos (dos veces siete). Y es que escribir es componer música.

Al final Caparrós dijo: “Me ha dado un enorme placer escuchar y colaborar con cada uno de vosotros. Es la forma en que deberíamos vivir, y como no es frecuente esta generosidad, me alegra haberla vivido juntos”. 

“Fue bueno tenerlos en casa”, nos dijo. “Fue maravilloso estar en su casa”, digo yo. Gracias totales.

Me da susto escribir este textico porque Martín y los periodistas participantes verán muchas fallas gramaticales, de redacción, de métrica, de música. Pero alguien tenía que hacerlo. Gracias por permitirlo. Amén.

Queda mucho por contar con ese artefacto llamado libro y con este maestro que es Martín Caparrós.

Sobre el Taller de libros periodísticos con Martín Caparrós

La Fundación Gabo, en alianza con la Feria del Libro de Madrid, convocó a la décima edición del Taller de libros periodísticos, dirigido por el escritor y periodista argentino Martín Caparrós. El taller se realizaró de manera presencial del lunes 9 al viernes 13 de junio de 2025 en Torredolones, Madrid, España, con la participación de ocho periodistas iberoamericanos en proceso de escritura de un libro periodístico.