El maestro Caparrós dijo

Omar Rincón, relator del taller de libros periodísticos que dirigió Martín Caparrós desde su casa en Torrelodones (Madrid), recoge algunas de las ideas que el maestro fue dejando caer entre charlas y lecturas.

Taller de libros periodísticos 2025
Omar Rincón

Fuimos, compartimos y, entre lo que oímos, esto dijo Caparrós:

“Este taller es para repensar lo que se quería hacer y luego intentar terminarlo, sabiendo que escribir un libro es un privilegio y se hace por las ganas de escribir o porque tenemos que escribirlo”.

“Una idea merece ser escrita si vuelve e insiste hasta ganar el ser contada”.

“Hay que desacralizar el acto de escribir, quitarle la solemnidad. Para saber qué vale la pena contar, hay que volver a contarlo íntimamente, y así uno se da cuenta lo que es digno de ser contado. Leerla en voz alta para ver cómo se siente la música de la escritura”.

“Eso que ahora llamamos poesía tiene como marca más fuerte al ritmo.  El ritmo está dado por la métrica: octosílabos, endecasílabos, alajandrinos (dos veces siete). Esta fluidez de la prosa constituye lo poético”. 

“En El Interior busqué contar la ambigüedad de mi territorio. Un viaje al desconocido cercano.  Recuperar el procedimiento del periodismo literario con poemas, descripciones, haikus, escenas, fluir de conciencia, oralidades: encontrar en la realidad las formas que están a la espera de ser pilladas”.

“El yo en la escritura es evitar eso que Villoro llama selfieperiodismo: eso donde el ‘yo’ se ve inmenso y la realidad está de fondo lejano”. Y como lo ha repetido en muchas partes: “No   confundir escribir en primera persona con escribir sobre la primera persona”; pero eso sí: defender que “la primera persona es política ya que restituye la presencia del narrador en el relato”.

“No existen sinónimos. Ninguna palabra es intercambiable con otra. Cada palabra dice algo único y la mejor es esa que se acerca más a lo que se quiere decir”.

“La forma de darle sentimentalidad a un relato sin volverlo cursi o pornomiseria tiene que ver con las palabras y la adjetivación. Cuando la situación es fuerte conviene no enfatizarla: hay que confiar en su potencia emocional. La adjetivación convierte todo en lugar común, en cliché”. 

“Para manejar lo dramático hay que cambiar el plano del relato: salir del plano medio, para darle ritmo, movimiento e intensidad”.

“Lo básico es tener una historia y una estructura. Hay que conocer la estructura del relato para ver qué encaja y funciona, qué sobra, qué le cuelgas de acciones, situaciones, hechos”.

“El periodista es un cazador de principios. El principio te da el tono y el tacto del texto. Engancha, plantea, mueve. Un periodista es alguien que sobrevive a los principios”.

“Todo termina mal. Hay tres finales: 1. se retoma el principio y se cierra el círculo. 2. Chan chan o tan tan. 3. El que reconsidera todo lo que se ha leído”.

“Las imaginaciones son posibles sin engañar, ya que pretendes contar lo que no sabes”.

“Decir no-ficción es certificar que las cosas pasaron así”.

“Escribir consiste en elegir lo que vale la pena y dejar mucho afuera”.

“Hay que pensar, mojarse y ensayar decir cosas más allá de la descripción”.

“La mirada periodística es, siempre, una mirada extrañada”.

 “Hay que ser avaro con las citas. Solo usarlas cuando dicen algo que no somos capaces de decir. Y se tiene el derecho a canibalizarse a uno mismo”.

Y Caparrós dijo reflexiones como estas:

“Muy interesante averiguar las consecuencias de los líderes en la vida de la gente. Interesante Uribe como precursor de estos líderes que conectan personalmente desde la eficacracía porque resuelven de manera personal”.

“Nos hemos olvidado de las clases para privilegiar las identidades. Nos gusta la cultura de la identidad sobre la de la construcción. Nos preguntamos no quién soy y quiero ser, sino de qué identidad vengo”.

“El éxito de la religión católica es que nos hace pensar que toda otra religión es una secta. Y en ese conformismo que nos vende de que ‘bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos’”.

“La obesidad es la malnutrición de los países ricos porque existe una relación entre gordura y pobreza”.

Fuimos a donde Caparrós, y esto fue lo que salió. Todo muy notarial. Poco que agregar. Estas frases dicen más sin ponerles dijo, contó, enseñó y esas vainas. Martín habla, narra; Caparrós piensa, ensaya. Estas ideas son testimonio de sus pensares que oí. Leídas en un tono casi de letanía pueden “iluminarnos” para escribir el libro que queramos. ¡Qué paradoja!

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