Al informar al público sobre hechos de la actualidad, los medios de comunicación desempeñan un papel muy importante para la sociedad y el sostenimiento de la democracia. Sin embargo, para muchas personas los medios también pueden ser una fuente de desconfianza, debido a que no se sienten representadas en la cobertura de las noticias, y que cuando se les muestra como protagonistas de algún hecho, suele ser de manera negativa o estereotipada.
En el marco del Proyecto Trust in News, que busca comprender qué le da confianza a las audiencias en diferentes contextos, el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo condujo un estudio con diversos grupos focales alrededor del mundo, y encontró que quienes tienen más probabilidades de decir que los medios de comunicación tienen prejuicios en su contra son las personas de comunidades socialmente desfavorecidas. Para explorar las razones y consecuencias de esta problemática, en la Red Ética conversamos con la periodista colombiana Beatriz Valdés.
¿Qué explica la falta de representación de comunidades menos favorecidas?
Una de las razones para esta falta de representación es la centralización de la información, donde usualmente los medios más consumidos o con mayor músculo de cobertura tienden a elegir las noticias ligadas al poder o a la toma de decisiones de impacto nacional o regional sobre lo local.
El criterio de noticiabilidad que tienen los grandes medios, quienes solo ponen el ojo en algunas historias si la magnitud de la noticia lo amerita, es otro de los factores que genera que los municipios con condiciones económicas, sociales o políticas complicadas solo sean noticia cuando suceden cosas mayoritariamente de carácter negativo.
“A estas comunidades directamente no se les mira. Pero cuando aparecen en la prensa es para mostrarlos en términos de corrupción, conflicto, problemas de seguridad o pobreza”, dice Beatriz Valdés, quien además menciona que una forma de equilibrar esta falta de representación es promoviendo el consumo de medios locales. Sin embargo, también destaca que al menos en el caso colombiano, hay muy pocos medios de este tipo, lo que no permite que se cubra la realidad y el día a día de la mayoría de comunidades y por consiguiente, que quienes las conforman no se puedan ver representadas en las noticias.
¿Cómo solucionar la insuficiente cobertura fuera de las principales ciudades?
Como mencionamos, la poca cobertura en las regiones y sobre temas locales en medios de carácter nacional es uno de los factores clave que contribuye a que la confianza de las personas en los medios se vea afectada. Sobre esto, Valdés destaca que es probable que también se deba a decisiones económicas y editoriales, en las que los grandes medios aún no ven la importancia de ampliar su agenda y el potencial que tiene hablarle directamente a audiencias que los consumen pero de las que usualmente no hablan.
Sin duda, dice, los medios nacionales no pueden cubrir cada pueblo del país. “Es imposible”, afirma Valdés. “Pero no sobra preguntarse qué pueden hacer los medios que tengan la capacidad para cubrir más allá de las mismas cinco ciudades de siempre. ¿Qué tanto los medios grandes como la televisión y la radio pueden ampliar su mirada haciendo alianzas o apuestas editoriales por cubrir regiones del país que ahora mismo no están en la agenda?”, cuestiona.
Para lograrlo, la periodista colombiana menciona las posibilidades que hay de hacer alianzas con medios locales, con periodistas que tienen una formación empírica y que se han encargado de conocer y promover la historia de sus lugares de origen, e incluso de repensar la distribución de sus contenidos para que puedan llegar por medios de fácil acceso como grupos de Facebook o WhatsApp. “La visión que tenemos en Consonante es que mientras más información de valor circule, más fuerte va a ser la democracia. Mientras la gente pueda verse en un medio, sentirse representada, sentir que es escuchada, y que el lugar que ella conoce y que habita es visto, la participación va a fortalecerse y aumentar”, menciona.
¿Qué consecuencias trae seguir perpetuando estereotipos?
De acuerdo con la investigación liderada por el Instituto Reuters, esta falta de representación o la representación inexacta, tiene consecuencias en la forma en que las audiencias configuran su confianza y su relación con los medios.
En primer lugar, dicen, puede generar un sentimiento de alienación y aislamiento. Cuando las personas de comunidades desfavorecidas no se ven representadas en las noticias, pueden sentir que no forman parte de la sociedad en general, lo que puede generar resentimiento y desconfianza.
En segundo lugar, puede llevar a una falta de comprensión: las personas de estas comunidades no logran entender la magnitud de los problemas que les afectan. Esto puede generar una sensación de impotencia y frustración. Sobre esto, Valdés dice que “los noticieros, sobre todo de televisión, hacen una labor muy importante al explicar de forma sencilla temas de la política nacional que son complejos. Sin embargo, es difícil que a través de estas explicaciones la gente de algunas comunidades se vean a sí mismos, pues en las emisiones no aparece gente que se parezca a ellos, no ven lugares que conozcan, ni siquiera ropas o climas parecidos”, lo que en últimas puede derivar en que no comprendan que aquello de lo que hablan también les afecta.
En tercer lugar, la falta de representación de las comunidades desfavorecidas puede reforzar estereotipos negativos. Cuando las personas de estas comunidades solo se representan en las noticias de manera negativa o estereotipada, se refuerza la idea de que son inferiores a otros grupos de personas. Esto puede generar en ellos pérdida de autoestima, una desconexión con su lugar de origen y una sensación de desesperanza, mientras en otros puede reafirmar un prejuicio o una aversión hacia determinadas comunidades.
¿Cómo quieren ser representadas las audiencias?
Para Beatriz Valdés, que con Consonante y anteriormente con El Espectador y Colombia +20 ha podido recorrer distintas regiones de Colombia y ha trabajado con comunidades de zonas que se encuentran en las periferias del país, es claro que las comunidades socialmente desfavorecidas quieren sentirse representadas a partir de historias que reflejen su identidad, sus prácticas culturales y sus costumbres.
Al respecto, dice además, que los grandes medios tienen una deuda con esas comunidades y pueden aprovechar su poder para cambiar estereotipos y ampliar panoramas. Sin embargo, es enfática al mencionar que también estamos en obligación de informar sin caer en la reproducción de clichés positivos –como solo hablar de fiesta, alegría, carnavales o festivales–, pues “las comunidades tampoco son un lugar de entretenimiento para el morbo externo”.
Para contrarrestar esto, Beatriz invita a pensar cómo puede el periodismo hablar de identidad en otros términos, por ejemplo, entendiendo qué los configura como comunidad y es motivo de orgullo para ellos.
Otra forma de mejorar la representación es pensando en los aportes que la comunidad puede hacerle a la sociedad con sus conocimientos, “hay que romper con la idea de que el conocimiento le pertenece a las élites, que los expertos siempre son hombres, en su mayoría blancos, de ciudad y que fueron a la universidad”. En estas comunidades hay todo tipo de expertos y es nuestro deber darles la oportunidad de aportar, “en todos esos lugares hay gente que se ha dedicado a pensar, a entender la historia del pueblo y aprender de los orígenes de lo que les pasa. Hay historiadores empíricos, escritores por montones, hay muchas personas que tienen cosas para explicar, para contarte y para contarle al país”.
7 consejos para reconstruir la confianza en los medios
Valdés nos da una serie de consejos que todos los periodistas podemos aplicar en nuestro día a día:
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Ten autocrítica. Lo primero es tener autocrítica sobre la forma en que ejercemos nuestra labor y los estereotipos que hemos propagado. Esto también parte por ser honestos con nosotros mismos y estar en constante reflexión sobre lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y a dónde estamos llegando con nuestro trabajo.
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Sé transparente. Una tarea clave que está pendiente en la mayoría de los medios es la de poder explicarles a las audiencias de dónde salen las noticias, cómo se construyen y qué hay detrás de ellas. Permítete conectar con tu audiencia para que puedan entender el proceso y hacer parte del contraste de la información.
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Evalúa las posibilidades de tu trabajo. Antes de empezar tu reportería debes informarte y pregúntate qué posibilidades tienes de contactar fuentes directas en los lugares o en los municipios de los que quieres hablar, consulta con tu medio si tienes la oportunidad de viajar allá y hacer un trabajo en campo. Recuerda que no hay mejor forma de hacer una reportería que estando cerca de los hechos.
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Trabaja en tus prejuicios. Es importante preguntarte cuáles son tus prejuicios sobre la población de la que quieres informar. Todos tenemos prejuicios, pero lo que te podría hacer mal periodista es no preguntarte “¿yo que pienso sobre esta gente a la que acabo de conocer o a la que voy a ir a conocer?” Conscientemente debes intentar despojarte de esos prejuicios, porque cuando uno se los queda, encuentra por donde reforzarlos. Recuerda que está en tus manos cambiar o seguir perpetuando y reproduciendo estereotipos que han estado presentes durante años, no solamente los medios de comunicación, sino también en en la producción artística, en el humor y en la publicidad.
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Busca fuentes locales. No podemos seguir reproduciendo versiones oficiales y comunicados de prensa eternamente. Hay que hablar con la gente. Hay que preguntar cosas. Nadie más que la gente que vive las cosas te puede decir cómo son, cómo se sienten o qué significan para ellos. Muchas veces un hecho te puede parecer gravísimo o puedes pensar que eso es lo más importante de una historia, y a veces no lo es; la única forma de saberlo es encontrando fuentes locales.
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Habla con la gente y escucha lo que tienen por decir. Pregúntales por su opinión: “¿Usted por qué cree que esto es importante?” “¿Por qué cree que esto es grave?” “Usted está diciendo que esta cosa es así; explíqueme bien por qué”. La gente tiene muchas cosas que decir y ni las fuentes locales ni los lectores locales son tontos: ellos tienen opiniones formadas que vale la pena escuchar.
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Ten humildad. Los periodistas no sabemos todo y no podemos pensar en ningún momento que somos superiores a una comunidad o a nuestra audiencia. Cuando llega por primera vez a un lugar, el periodista es quien menos lo conoce, y no puede llegar pensando que va a enseñar, a abrir el mundo, a contar y a destapar la verdad por sí solo. Para ello, la gran mayoría de veces, necesitará la ayuda y los testimonios de la gente, con la explicación que ellos puedan brindar de los hechos, y con los documentos a los que le permitan tener acceso.
Otras medidas que las organizaciones de medios pueden tomar para abordar el problema de la falta de representación de las comunidades desfavorecidas son:
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Hacer un esfuerzo concertado para contratar a más periodistas de estas comunidades.
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Crear más oportunidades para que las personas de estas comunidades compartan sus historias. Un buen ejemplo de esto son las secciones como “El periodista soy yo” en las que las personas pueden enviar sus videos y contar sus propios dilemas.
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Ser más conscientes del lenguaje que utilizan al informar sobre temas que afectan a estas comunidades.
Al tomar estas medidas, los medios pueden ayudar a construir confianza con las comunidades desfavorecidas y garantizar que sean representadas de manera justa y precisa en las noticias.