¿Hasta qué punto debemos responder a los intereses de las empresas para las que trabajamos? Si estos intereses son contrarios a nuestras convicciones partidistas, ¿qué hacer? ¿Cómo actuar? En alguna respuesta anterior se habían recordado normas como la de Unesco en su código y en su informe Mac Bride y códigos como el de laComunidad Económica Europea y el de Suiza que establecen el siguiente orden de prioridades:
1.- El público.
2.- La comunidad nacional.
3.- La comunidad internacional.
4.- La empresa.
Las tres últimas son lealtades subordinadas a la primera y se explican en tanto en cuanto comunidad nacional, internacional y empresa están al servicio de la población.
Como se ve las convicciones partidistas del periodista no cuentan en esta escala.
El código de ética periodística de Oregon lo explica: "el periodismo debe estar por encima de los partidos."
La profesión no puede ser utilizada por el periodista para imponer sus ideas personales en materia política, o religiosa. Se trata de posiciones personales que no deben interferir en un servicio que se presta a gentes de todas las creencias. Por eso el periodista, en cuanto profesional, está por encima de todos los partidos, hasta el de suspreferencias.
Hay una razón de fondo y es que la información como bien social que es, debe servir a todos. De lo contrario, convertida en instrumento de un grupo, pierde su naturaleza y degenera en propaganda.
Por esa razón unmedio de comunicación, puesto al servicio de un grupo, o de una persona, es una usurpación de un bien que debe ser de todos.
Documentación.
En las conclusiones de un estudio sobre el papel cumplido por los medios de comunicación en el proceso electoral peruano, se lee:
"La sociedad asigna a la prensa y los medios de comunicación un papel fundamental en el desarrollo y enriquecimiento de toda democracia al difundir valores, información, criterios que, a su vez, contribuyen aformar verdaderos ciudadanos, base esencial de toda sociedad democrática.
No se puede pretender que los medios de comunicación reemplacen los núcleos de formación en valores democráticos como la familia, la escuelay la universidad, pero se han convertido en espacios que irradian valores y, por ello, no pueden evitar hacerse cargo de su responsabilidad.
El silencio informativo y la apatía fiscalizadora de algunos medios, consecuencia de haber decidido responder a intereses del poder y no de la sociedad, incitó a que ciertos sectores de la población,especialmente la juventud, cuestione y reclame el papel democrático de los medios de comunicación en aras de la defensa de uno de sus derechos fundamentales: la información.
Jacqueline Fowks.
Suma y Resta de la Realidad.
Funación Friederich Ebert. Lima.