Por Carol Pires
Hace unos años el corresponsal de guerra Ramón Lobo me contó que su esposa y su hija no simpatizaban mucho con los textos de Jon Lee Anderson, hasta que lo conocieron en persona. Fue en un almuerzo en Madrid. Mientras almorzaban, pasó un vendedor de flores y cada uno de los amigos compró una y se las regalaron a las dos mujeres en la mesa. Sin prestarle atención a la flor de Ramón, su mujer y su hija empezaron a pelearse por la de Jon. La ganadora contó las hojas del tallo de la rosa, para poder distinguir cual era la flor que le regaló Jon Lee Anderson. Jon Lee Anderson es un hombre alto de ojos azules, muy azules, de acento cubano y guayaberas estampadas. Es el más caribeño de los californianos. Si llegas a sentarte con él en un almuerzo "no en Madrid, pero quizás en este taller en Cartagena" muy probablemente escucharás las aventuras de un niño que huyó de casa en Ãfrica, del joven explorador por América Latina, y del reportero indómito por Medio Oriente. Es un hombre que, para buscar respuestas, busca el peligro. Y que para enseñar, cuenta anécdotas. Un reportero que en medio de la guerra en Afganistán tiene la sensibilidad de observar que a los afganos les encantan las flores, a pesar de que, por falta de agua, sean de plástico. Jon Lee Anderson y sus textos encantan por los detalles que cuentan. Al contrario de la mujer y de la hija de Ramón Lobo, yo llegué a conocerlo ya deslumbrada por sus textos: fue en un taller en Barranquilla en el verano de 2012. Estaba impresionada como una fan de los Rolling Stones que va a conocer a Mick Jagger y aterrorizada por creer que ese cronista de guerra pudiera ser un maestro tan duro como los dictadores que perfila. Felizmente no fue así. Más allá de hablar sobre ideas, textos, ética y edición, Jon Lee Anderson nos enseñó, no con palabras sino con actos, que la generosidad es su forma de poder. Apuntó defectos y debilidades pero, sobre todo, supo apreciar el valor de cada joven e inseguro reportero. Después de ese taller yo nunca volví a ser la misma, porque cada vez que pongo el punto final a una de mis crónicas puedo contar las hojas del tallo de mi flor. Carol Pires Es reportera de la revista Piauí (Brasil). Ha vivido en Buenos Aires, donde escribió una columna en Terra Magazine sobre la campaña de Cristina Kirchner a la presidencia, y en Nueva York, donde se graduó en el master de política latinoamericana de la Universidad de Columbia. Ha publicado crónicas en Rolling Stone (Brasil), Marie Claire (Brasil), Soho (Colombia), Paula (Chile) y N+1 (Estados Unidos). Sus reportajes han sido traducidos y publicados en Gatopardo (México), El Malpensante (Colombia), Plaza Pública (Guatemala) y Courrier International (Francia). Forma parte de los Nuevos Cronistas de Indias de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo, FNPI. Vive en São Paulo. Jon Lee Anderson conducirá el Taller de crónicas en el barrio Nelson Mandela, en Cartagena, Colombia. Aquí encuentras toda la información sobre el taller y las instrucciones para postularte.