"Yo no doy conversatorios", con ese mandato caprichoso, el periodista Juan Gossaín marcó la pauta de lo que sería el Seminario-Taller sobre Periodismo Radial, que condujo frente a 14 periodistas colombianos. Gossaín temía que esa palabra "horrible" aburriera a los editores, coordinadores y directores de medios que se habían reunido a compartir experiencias sobre el oficio. Este encuentro, convocado por el Grupo Sura y la FNPI como parte de la Alianza Ética Segura, comenzó el 16 de marzo con una exposición a cargo de Gossaín sobre la condición ideal de una sala de redacción y sobre la importancia de esa figura que enlaza a directivos y periodistas: el jefe de redacción, "el vínculo entre la genialidad y el problema diario. Es el tipo que sabe si trabajas o no". Indicó que lo ideal es que se organice a los periodistas por fuentes, pues es la única forma de personalizar responsabilidades. Gossaín habló de una relación que considera sumamente peligrosa: la del periodista y sus fuentes. Del compromiso sobre la distancia que debe existir entre ambos. "A veces las fuentes no entienden que no hay un acuerdo simbólico para que no las toquen. El periodista es corresponsable de lo que ellas dicen". El auditorio demostró muchas inquietudes con relación al conflicto ético entre el buen periodismo y la amenaza que representan las atribuciones de los anunciantes, con énfasis en el ejercicio que se hace en provincias. "Un periodista verdadero no tiene precio. Quienes hoy se venden por poco, se venderán más adelante por cualquier otra millonada". Sobre la radio reconoció ciertas limitaciones con relación al análisis noticioso. "Esa tarea la están haciendo mejor los medios impresos. En la radio es más imperiosa la simpleza del lenguaje". Reconoce que, por las limitaciones -o el privilegio- de la inmediatez, lo importante en los contenidos radiales es la verificación, imparcialidad y el equilibrio. "No puedes hacerle creer a la gente que tu opinión es una noticia. No se mezclan entre sí". En el primer día de seminario celebrado en el Centro de Formación de la Cooperación Española, ubicado en el Centro Histórico de Cartagena, también se despejaron dudas sobre el papel de las unidades investigativas; sobre la delgada y, según su criterio, prohibida línea entre la política y el periodismo; sobre los compromisos periodísticos que deben ser adecuadamente abordados "ante el peligro que supone que los noticieros se conviertan en juzgados"; y finalmente, sobre los desafíos de las narrativas radiales: "La radio es un festival infinito: todo lo que procura se hace posible. No hay otro medio que permita una gran interacción con el público. Pero también peligra en su propia naturaleza, en su falta de autocontrol". "No hay noticia que valga más que una vida": lecciones sobre la cobertura radial de un proceso de paz El 6 de noviembre de 1985, un reportero llamó al entonces director de noticias de Radio Sucesos RCN, Juan Gossaín Abdala, para ofrecerle una primicia sobre una delicada incursión militar en el Palacio de Justicia de Bogotá, Colombia. En ese momento, el emblemático lugar sufría una toma armada, violenta, por parte del grupo guerrillero M-19. -"El ejército se va a tomar el Palacio, van a llegar por los techos", le informaba el reportero, -"œDéjeme pensar", respondió el director, que en esa coyuntura no podía más que confiar en su enviado. Y en la soledad de su decisión, horas después, respondió: "Si usted da esa noticia, a esos tipos los van a matar; y habrá por lo menos 200 muertos. Ahora, arguménteme en contra ¿qué pierde el ciudadano con que no le den esa noticia antes de que ocurra la hecatombe?". Al día siguiente, cuenta Gossaín, el corresponsal se dirigió hacia él con un vaho de desconcierto: "Usted no me dejó echar una primicia y de todas formas hubo muertos". Él solo pudo decirle: "Pero no son nuestros". Sobre el derecho a la información hay una cosa superior, y es la vida misma. "œNo hay una sola noticia en el mundo, que valga más que una vida humana". Uno de los énfasis del encuetro fue la cobertura radial de procesos de paz. "Para ello no existen recetas", dijo Gossaín, sin embargo, dio pautas a partir del fracaso del anterior proceso con las FARC, en San Vicente del Caguán, que le ayudan a analizar el proceso que ocurre hoy en La Habana, Cuba. "El Caguán estaba condenado al fracaso desde el primer día. ¿Por qué fracasó? Porque podía más el espectáculo que el propósito". Desde el punto de vista mediático entiende que no fue un proceso serio, pues "ningún conflicto en el mundo se ha resuelto con los periodistas sentados allí". "En el Caguán había un extra cada 10 minutos. En la Habana es mejor la discreción". La primera recomendación que hace es la confianza que debe existir entre el medio y su enviado: "a sucesos como estos hay que enviar a gente responsable. Confía en tu reportero, él es nuestra voz desde allá". Este maestro advierte que uno de los grandes errores de cobertura recae en la improvisación, en el afán irracional por la 'chiva' - o primicia-. "Noticias mal contadas le hacen daño a la sociedad". Para estos casos delicados apela a la responsabilidad como garante de la ética periodística: "el problema del Palacio de Justicia no era un problema periodístico. Nuestra obligación consistía en ayudar a su resolución con la responsabilidad del caso". Más que lecciones técnicas, Gossaín apuesta por reivindicar la ética, por sobre todas las cosas, en estos procesos álgidos. "La ética no es más que la relación entre el periodista y su conciencia". Para la cobertura de estos procesos recomienda, además, seguir estos principios: responsabilidad, cuidado, verificación. Según Gossaín "la paz se construye con silencios, no con primicias". *La FNPI publicará una relatoría ampliada sobre esta y otras lecciones del Seminario-Taller sobre Periodismo Radial, ocurrido en Cartagena de Indias, los días 16 y 17 de marzo.