Contar historias sobre sufrimiento animal: cuatro consideraciones éticas
8 de Marzo de 2018

Contar historias sobre sufrimiento animal: cuatro consideraciones éticas

El tema ha sido estudiado por la Universidad Pompeu Fabra.
Fotografía: Timur85 en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons
Red Ética

Fue en 2012 cuando un grupo de científicos firmó la célebre Declaración de Cambridge, un documento que reconoce que una gran mayoría de los animales no humanos tienen consciencia.

Para ese entonces ya venía en crecimiento un movimiento mundial a favor de la defensa de los derechos de los animales, que ha tenido tal vez entre sus principales conquistas la prohibición de eventos donde los animales sufran dolor, ya sea en circos, plazas públicas o corridas de toros.

El periodismo es una profesión que no puede estar distante de este movimiento, y por lo tanto el Centro Para Ética Animal de la Universidad Pompeu Fabra, con la colaboración de las investigadoras de animalsandmedia.org, ha publicado cuatro recomendaciones para una cobertura periodística ética de los otros animales.

El principal objetivo de estas recomendaciones es el de incrementar el respeto humano por los individuos de las demás especies para poder representarlos en las informaciones de manera precisa, justa y objetiva.

1. Dar cobertura informativa a la vida de los individuos de las otras especies de forma regular (no solo puntualmente y en contextos negativos).

Los animales no humanos acostumbran a aparecer en las noticias solo de manera secundaria, en función de nuestros intereses y necesidades. Para compensar esto, podemos:

•  Dedicar tiempo y espacio a cubrir de manera rutinaria las interacciones entre los seres humanos y los demás animales (crear noticias sobre ello para incrementar la consciencia que los animales de otras especies son sujetos de interés y de atención).

• Reconocer e incluir la perspectiva de los animales no humanos en las historias en que están implicados (en accidentes, guerras, crímenes, alimentación, energía, política, ciencia, estilos de vida). En otras palabras, dejar de incluir únicamente la perspectiva humana y aquello que la beneficia.

• Investigar la explotación de los otros animales en la sociedad actual y las consecuencias de esta utilización, sobre todo el sufrimiento psicológico y físico que les causan las prácticas legales y habituales (la explotación en granjas, la caza, la experimentación o mantenerlos en cautividad en zoos o circos, etc.) además de las ilegales (caza de especies en extinción, peleas ilegales, rituales religiosos, etc.).

• Plantearse éticamente estas investigaciones: preguntarnos si realmente es necesario y si tenemos derecho a utilizar a los otros animales como lo hacemos. Investigar también el realismo y viabilidad de las prácticas denominadas “más humanas”.

2. Evitar las perspectivas antropocéntricas utilizando los animales no humanos como fuentes.

Dado que los seres humanos son quienes consumen las noticias, las historias acostumbran a estar enfocadas priorizando a los individuos de nuestra especie. Para evitar esta perspectiva antropocéntrica (igual que debe evitarse el prejuicio racial o el sexista) se recomienda:

• Identificar y reconocer los intereses de los animales de otras especies implicados (relacionados con su hábitat, territorio, alimentación, seguridad y con la ausencia de dolor, sufrimiento y ansiedad).

• Representar a los otros animales como individuos que sienten (con quienes compartimos el planeta) y no mediante perspectivas centradas en los seres humanos. Es preciso evitar estereotipar a las especies: no definirlas según el uso que hacemos de ellas (alimento, mascotas, presas, pieles, juguetes) ni con metonimias (animales de granja, vacas lecheras, gallinas ponedoras, etc.) sino por lo que son (individuos, seres explotados por su carne, piel o fluidos, compañeros, etc.).

• Dedicar espacio y tiempo a explorar las interacciones complejas entre los seres humanos y el resto de seres sensibles del planeta, cuestionando los prejuicios culturales que provocan preferencias injustificadas por unas especies por encima de las otras (es un prejuicio preferir a los delfines antes que a los peces, a los caballos antes que a las vacas, a los perros antes que a los lobos, a los ruiseñores antes que a las gallinas, a los vertebrados antes que a los invertebrados, etc.).

• Reproducir (a ser posible audiovisualmente) las formas de comunicación de los animales, tanto en libertad como en cautividad, para familiarizarnos con sus
maneras de expresarse y educar a las audiencias en sus vidas.

• Interpretar la comunicación de las otras especies cuando sea evidente (muestras de alegría, curiosidad, tristeza, ira, afecto, ansiedad, aburrimiento, ganas de jugar, etc.). En algunos casos puede ser necesario consultar a profesionales para interpretar los matices desde una perspectiva no antropocéntrica.

• Asegurarse que las fuentes citadas incluyen siempre y de manera equilibrada voces que aporten la perspectiva y los intereses de los otros animales. Puede tratarse de profesionales de la biología, etología, veterinaria; activistas; miembros de la abogacía que defienden a los animales; personas que cuidan animales y que viven con ellos; personas veganas (personas que por razones éticas no consumen ni utilizan productos de origen animal); etc. Verificar que estas voces son independientes y que no trabajan directa o indirectamente para industrias relacionadas con la explotación de los animales.

• Evitar definir a los otros animales apelando a estipulaciones arbitrarias que favorecen su representación negativa como especies “invasoras”, “agresivas”, “molestas”, “sucias”, etc.

• A menos que la información se refiera a animales en cautividad, ofrecer siempre imágenes de los animales en su medio y estado libre, en sus hábitats naturales.

• Evitar caer en la idealización de la vida en estado salvaje y en la celebración de los procesos naturales cuando impliquen la muerte y sufrimiento de los animales.

3. Dar cobertura informativa a las organizaciones de defensa de los animales no humanos.

Para garantizar la inclusividad y la justicia recomendamos:

• Equilibrar las fuentes gubernamentales y de la industria con fuentes activistas en todos aquellos temas que afecten a los otros animales. Las cuestiones que impliquen a animales no humanos no deben ser abordadas como meros temas económicos, regulatorios o de contaminación pública, sino también desde la perspectiva de los grupos que trabajan en su defensa.

• Evitar que la única información que se proporcione sobre las organizaciones de defensa de los animales no humanos sea cuando estas lleven a cabo actuaciones de protesta o liberaciones de animales en granjas. Debe proporcionarse el contexto completo y la historia de estas organizaciones cubriendo también aquellas campañas que no sean tan espectaculares. El objetivo es dar cobertura a la esencia de lo que hacen, no solo al espectáculo.

• Estar dispuestos y dispuestas de difundir imágenes no autorizadas, la veracidad de las cuales haya sido confirmada y que muestren la realidad de nuestra relación con los demás animales. En otros casos, también a obtener estas imágenes. Esto permite crear debate en la sociedad. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a conocer esta realidad.

• Evitar confundir las organizaciones ecologistas (centradas en la preservación de los ecosistemas y las especies) con las organizaciones de defensa de los animales no humanos (que se centran en el sufrimiento de los individuos dentro de los ecosistemas y las especies).

• Evitar confundir las organizaciones de bienestar animal (que no piden la abolición de la explotación de los animales no humanos, sino el incremento de “bienestar” en el marco de su explotación) con las organizaciones abolicionistas (que luchan por los derechos de los animales y piden la erradicación de la explotación).

4. Utilizar el lenguaje apropiado (neutro y objetivo).

De igual forma que con el lenguaje podemos denigrar, devaluar y menospreciar a ciertos seres humanos por motivos de raza, sexo, orientación sexual, etc., el lenguaje especista también es una manera de agrandar el prejuicio antropocéntrico, consolidarlo y perpetuarlo. Esto sucede cuando se promueve una falsa dicotomía jerarquizante entre seres humanos y no humanos y se sitúa al ser humano en una dimensión separada y superior a la del reino animal para justificar la utilización de este último. Para evitar este lenguaje recomendamos:

• Buscar la máxima precisión en la terminología. Dejar claro qué incluye el término animal y utilizar expresiones como “animales no humanos”, “los otros animales”, “las otras especies” o similares. El objetivo es promover la inclusividad y reconocer a los seres humanos también como miembros del reino animal. Debemos buscar la precisión también en el tipo de categoría animal a la que nos referimos, por ejemplo: animales explotados en granjas, animales en libertad, primates no humanos, animales acuáticos, especies en peligro de extinción.

• Evitar cosificar a los animales cuando nos referimos a ellos. Evitar utilizar expresiones que difuminen el carácter de individuos con consciencia y capacidad de sentir de los otros animales: evitar hablar de “capturas”, “unidades”, cabezas de ganado”, “material genético”, “especímenes”, etc.

Se espera que con estas recomendaciones, sea posible que el periodismo sirva al interés público y al progreso social para promover una disminución global de la violencia en el planeta, recordando que, ante el sufrimiento, no se puede ser neutral.

  Recomendaciones para una cobertura periodística ética de los otros animales by Red Ética Segura - FNPI on Scribd

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