Creo que debemos preguntarnos: ¿por qué hay tan pocas mujeres en la reportería gráfica, a pesar de que han ganado terreno en otros ámbitos tradicionalmente masculinos?
Para entrar más en la cuestión, le pedí su opinión a tres mujeres colegas con trayectorias importantes en el campo periodístico y documental. También le solicité a cada una que aportara una fotografía para acompañar sus comentarios.
Kena Betancur, reportera gráfica colombiana que ha trabajado con las agencias Reuters y EFE en Colombia, Haití, República Dominicana y Estados Unidos:
Kena Betancur/Todos los derechos reservados
“Durante mi experiencia de 9 años trabajando en fotoperiodismo, puedo definir tres asuntos que deben determinar que no haya muchas mujeres en nuestro medio. Primero creo que es una profesión de muchísima exigencia física -hay que caminar, trepar, correr, agacharse, y cargar muchísimo peso en equipos y cámaras .
Segundo, es una profesión relativamente nueva. Aunque hubo fotógrafas que documentaron asuntos sociales desde el principio de la fotografía, el fotoperiodismo todavía no es un oficio que se aprenda desde la academia. Solamente hay cursos en escuelas pequeñas y prácticamente se adquiere es através de la práctica. Es un ejercicio, por lo cual, un asunto de pasión.
Y por último, hay que tener mucho interés en querer vivir de una profesión que no está determinada por las ganancias económicas, sino que al igual que las artes, es un medio de expresión.
El género nos determina unas diferencias dependiendo de la sociedad o culturas donde hagamos nuestras profesiones, en ambos casos tenemos ventajas y desventajas para relacionarnos desde nuestra profesión con quienes fotografiamos. Además, es un gremio bastante competitivo y cada vez más. En mi caso, el principal asunto ha sido mantener el ánimo competitivo, ya que para competir hay que utilizar algunas “maneras” que considero negativas, lo cual no me interesa.”
La foto que mandó Kena va más allá de las palabras, ya que desafía el concepto de la mujer socialmente aceptado en el Occidente. Como relata Betancur, la mujer en el centro está poseída por el dios Gede, y está untando sus genitales con ron como parte de una ceremonia espiritual en Haití. Por ende, ella no es como la bailarina erótica que trabaja para excitar a los hombres, siendo objeto de su miradas, sino la protagonista de una fiesta religiosa, importante a la hora de rendir culto a los dioses.
Más trabajos de Kena Betancur.
Lizeth Arauz Velasco, fotógrafa independiente mexicana y directora de la agencia XquendaFOTO:
Lizeth Arauz/Todos los derechos reservados.
“En cuanto a miradas no creo que haya una diferencia. Hay mujeres con una visión muy masculina de las cosas y viceversa. La fotografía como lenguaje no tiene sexo, la elección de los temas sí. Pero en los últimos años, las temáticas elegidas por mujeres podría tener mayor tendencia a lo personal y veo en los fotógrafos hombres hablar más del entorno.
Tal vez una circunstancia que siempre he notado es la distinta preocupación que tenemos en torno a el equipo fotográfico. Veo a las fotógrafas en general más enfocadas en la imagen final, en el resultado, y a los chicos en que esa imagen final sea realizada con el equipo en el que han pensado los últimos tiempos.
El respeto y la equidad son principios universales, de los que se habla mucho y que pocos aplican, es por eso que mi trabajo se acerca a ambos temas.”
La imagen que mandó Lizeth forma parta de su fascinante ensayo sobre los enanos. Este proyecto, con mirada personal, nos pone a reflexionar precisamente acerca de los estereotipos sociales y sexuales. Para ver el ensayo completo, hagan clic aquí.
Joana Toro, fotógrafa colombiana independiente que colabora con Getty Images mientras desarrolla proyectos de largo aliento:
Joana Toro, todo derecho reservado
“Lo más difícil de ser mujer fotógrafa es luchar contra esa invisible sombra de prejuicios sociales. Actualmente el rol de la mujer en la sociedad occidental es mucho más activo en todas las áreas pero la fotografía sigue siendo culturalmente un territorio masculino. Tanto es así que cuando una mujer es fotógrafa en medios tiende a ser rotulada para temas más light o temas sensibles. Esto no es malo, pero llega a ser un reflejo de ese estereotipo social.
Pero no hay que ceder a dictámenes sociales ni masculinizarse para lograr aceptación en los medios si uno no se siente cómodo con eso. Un buen fotógrafo trabaja los temas con los que siente conexión y desarrolla su propia visión utilizando todo lo que necesite, incluyendo en este caso la personalidad que se desarrolla en gran medida por el género.
Muchas veces estos “problemas” que trae nuestra sociedad machista para la mujer fotógrafa pueden ser utilizados a nuestro favor, usando el lugar común o los estereotipos sociales a la hora de desarrollar un proyecto gráfico, como es el caso de este ensayo documental sobre las parteras de la Costa Pacífica colombiana. Ahí utilicé mi rol de mujer para tratar un tema tan íntimo y cotidiano como es el alumbramiento en zonas donde la medicina occidental es vista como un lujo. No quiero decir con esto que un hombre no podría hacer un tema así, pero es mucho más fácil para una mujer fotógrafa entender, entrar y lograr intimidad en un caso como éste.
Para concluir, es vital que en sus proyectos las mujeres fotógrafas utilicen lo mejor posible las cualidades implícitas que trae haber nacido mujeres.”
Tengo que admitir que tuve una reacción fuerte a la fotografía de arriba. Al verla por primera vez, le dije a Joana que me pareció muy sangrienta, que podía “ofender” a los lectores del blog, y le pregunté si no podía mandar otra. Pero ella me hizo ver que mi reacción debió ser fruto de un sesgo masculino, que las mujeres viven con la sangre menstrual, que la sangre no es asquerosa, sino emblemática del ciclo vital.
Ella comentó en tono irónico que de pronto para la sociedad es más aceptable ver la sangre negativa, o sea la que sale de las víctimas de la violencia y de los combatientes heridos, que ver la sangre positiva, la que sale naturalmente de la mujer en el ciclo reproductivo. Gracias a este intercambio, entendí que mi punto de vista puede ser determinado por la condición de ser hombre, incluso inconscientemente. La discusión ilustra en carne propia por qué debería haber más mujeres en la profesión.
Clic aquí para ver más trabajo de Joana Toro.