¿Es conveniente que un periodista sea miembro con participación activa en instituciones públicas o iglesias?

¿Es conveniente que un periodista sea miembro con participación activa en instituciones públicas o iglesias?

El periodista es parte de la sociedad, vive su vida, comparte sus problemas y expectativas, participa de sus sueños colectivos, por tanto, mal se puede pensar en alguien que, aislado y lejano, contempla la vida de la sociedad desde un palco protegido, como si se tratara de un espectáculo que le es ajeno.

Entre otras razones porque es de la esencia de su profesión el servicio a la sociedad. El periodismo, por eso, es una profesión de servicio social.

Otra cosa es que en vez de prestar ese servicio, el periodista resulte servidor de una parte de la sociedad, un partido político, una iglesia, un gobierno, un club o una empresa.

Cuando el periodista tiene relación profesional con alguno de esos sectores no puede perder de vista que su objetivo es toda la sociedad, de modo que su trabajo en el partido, en la iglesia, en la empresa o en el gobierno, es el de establecer relación de esas entidades con la totalidad de la sociedad y de ésta con esa entidad.

El caso más frecuente es el de los periodistas que trabajan en las oficinas oficiales de prensa. Ellos enfrentan el dilema: o de convertirse en propagandistas de sus jefes o de su entidad; o el de hacer de su trabajo un servicio a la sociedad. Cuando esto sucede el periodista establece una doble vía: desde la entidad oficial hacia la población, para dar cuenta de las gestiones que se adelantan en su servicio; y desde la población hacia el funcionario o la entidad oficial: para hacer conocer sus reacciones, las críticas, las propuestas o la aprobación de la población al ente de gobierno. Esta doble vía es la que debe lograre un periodismo de calidad.

Documentación.

El rol de los medios es agregar valor a los cambios sociales, haciéndolos visibles, promoviendo perspectivas de interpretación, generando debates que permitan su observación crítica por parte de la comunidad. Pero también contribuyendo a la construcción de imaginarios sobre las modificaciones que va viviendo la sociedad y memorias que permitan la continuidad de los procesos sociales, su articulación en relatos sociales comprensibles.

El mercado no parece ser suficiente para el desarrollo de una prensa independiente que pueda representar las necesidades y demandas de la sociedad. Es obvio que los medios de comunicación contemporáneos se ubican en dinámicas de mercado y que tienen procesos de comercialización exigentes y competitivos, y también que los medios requieren de una sostenibilidad económica que afiance su autonomía. Pero el mercado también restringe. Lo demuestra cierta banalización de la información que se pliega a los raitings o a las estadísticas de circulación; la autocensura ante el poder de los anunciantes públicos o privados, y los rediseños dominados por la aceptación en los mercados. Si bien el mercado permite la diversificación de las propuestas, también promueve la estandarización de los productos mediáticos.

La agenda informativa la constituyen básicamente los medios, aunque cada vez más las tecnologías permiten consultar otras fuentes de información.

La negociación de los temas y las comprensiones sociales en las salas de redacción es una tarea difícil aunque no imposible. Los periodistas suelen reaccionar con escepticismo frente a las noticias que parecen tener un peso institucional, o aún más, frente a las que han sido elaboradas en otras instancias diferentes a la propia de los medios. Por eso es necesario desencapsular la información sobre lo social, o huir de la "infección de la bondad", es decir, de toda aquella información que obedeciendo a intereses legítimos, forma parte de propuestas impuestas desde fuera de la propia lógica de los medios.

Germán Rey en Senderos, Matices y Bifurcaciones: Relato del seminario taller, Bariloche, 27 y 28 de junio de 2008.

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