Editar es (casi) volver a crear

Editar es (casi) volver a crear

Por Adriana Almagro En la etapa final del taller de fotografía No-Ficción de Stephen Ferry, los talleristas profundizaron en su proceso  de edición. En estas últimas jornadas, se tomaron decisiones, se evaluó que faltaba fotografiar, abundaron las discusiones.  De esa manera surgieron reflexiones sobre el proceso de edición a medida que revisaban los trabajos de cada uno. Editar supone no sólo un paso dentro del proceso de trabajo de un reportaje fotográfico: es parte fundamental dentro de ese proceso. Está presente en cada uno de los niveles que se atraviesan durante la realización, a través de diferentes instancias: desde la elección de una toma, el encuadre, el color de algo en particular, los colores de la paleta en general que predominen en el reportaje, las luces y sombras. Editar implica también un acto mismo durante la toma, es decir, seleccionar qué y cómo fotografiarlo, y un acto durante la visualización de las fotografías realizadas.  Implica reflexionar acerca de qué hicimos, cómo, y tomar decisiones para continuar: incluir y también dejar fotos fuera de la selección, quitar las que no consideran pertinentes, dudar, repensar, repetir si es necesario alguna toma y continuar. ¿Qué queremos contar? ¿Cómo contarlo? ¿Con qué personajes? ¿Escenarios? ¿Elementos? Acciones? ¿Silencios en el ritmo la narración? Ser conscientes de en qué forma se crea un clima o no al fotografiar en ciertas condiciones de luz, o con sombras, tonos, colores. Tener control en cómo se interviene esa narración a partir de la inclusión de tomas que dinamizan u otras que  permiten una transición hacia la toma siguiente; qué papel juegan los detalles y las texturas. Esto es hacer periodismo, es decir: informar. Y en ese informar, se toman decisiones sobre qué se informa y cómo: de qué manera, por medio de qué decisiones que implican resultados estéticos diferentes. Narrar a distintos niveles permite entonces incluir fotos a veces más "literales", quizás más explicativas o informativas pero que cumplen una función dentro del relato general que se está construyendo, porque la información que contienen es necesaria para el desarrollo de la narración. Como menciona Stephen Ferry, "a veces hay fotografías que no son las mejores del mundo, pero ayudan a crear un clima emocional".  Y a la vez aclara que ciertas elecciones estéticas permiten un desarrollo adecuado de la historia: "hay colores que ayudan a narrar; hay fotos que tienen color y una forma que producen una emoción que nos ayuda a narrar lo que queremos." Viendo los trabajos, los talleristas descubren que en ocasiones el tema que comienzan a fotografiar va tomando otro rumbo, que se explora a medida que se avanza en su realización y al visualizar el material y editarlo. Y en ese proceso, se descubre que se puede recurrir también en algunas oportunidades, dependiendo del tema, a fotos de archivo para incluirlas en la edición sobre el tema que se trabaja. Y allí nuevamente se juega el criterio con el que se sepa qué editar, a qué recurrir, qué no es necesario tomar de ese archivo, y en el caso de los archivos propios: cómo considerarlos parte vital, presente, no guardada ni remota. Sino como parte viva y cuidada en nuestro conocimiento, organizada y preservada adecuadamente para poder recurrir a ella cuando sea necesario. Todas estas decisiones, implican ejercer la práctica de la edición  a conciencia de que es parte fundamental del proceso de realización de un reportaje. Es tan importante como las fotografías en sí mismas. Un fotógrafo debe ser capaz de ir más allá de fotografiar un tema: debe ser capaz de tomar las decisiones adecuadas con respecto a su propio trabajo. El taller de fotografía de no ficción se realiza del 24 al 28 de junio en Buenos Aires, Argentina y es convocado porla  FNPI y la Fundación Proa con el apoyo de aRGra.

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