Cuando se trata de hacer cobertura de la salud como tema en nuestros medios ¿es mejor pensar en un reportero especializado o simplemente en hacer periodismo a secas, con rigor y ateniéndose a las usuales reglas técnicas y éticas del oficio? ¿Qué hacer, además, cuando el reportero no solo cubre salud, sino que esta hace parte de una variada canasta de temas sobre los que debe comunicar todos los días, como ocurre en la mayoría de medio de América Latina?
En principio, en condiciones ideales, lo mejor pareciera tener reporteros especializados. Pocos temas como el de salud requiere un arsenal de conocimientos tan vasto. Veamos, sin entrar en detalles, el tipo de saberes a los que hay que enfrentarse: políticas públicas de salud; algo de economía para entender el flujo de dineros, que es complejo y cambia de país a país; cómo funciona el sistema de salud, sus actores, instituciones y elementos; rudimentos de medicina y de fisiología, sin ser médico, para asegurarse de transmitir información anatómica y funcional correcta; evolución y genética, para entender algunas claves de los desarrollos médicos y científicos; quizás algo de bioquímica para entender avances en medicinas y tratamientos. Eso, además del conocimiento específico que se abre en cada tema, sea de cuidados de la salud, dolencias en particular, casos peculiares, etc.
Van aquí algunas características que hemos recogido en diferentes webinars, talleres, juzgamientos de premios, etc. No es una lista exhaustiva ni definitiva. Solo un primer ejercicio propositivo para promover la discusión entre los colegas de América Latina.
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El periodista en salud se especializa. Tener alguna formación en ciencia y salud ayuda a dar información más profunda al público. Especializarse permite trabajar con seriedad todos los temas y acercarse de otro modo a los expertos.
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Traduce la información científica a un lenguaje ameno para los lectores sin perder el punto de vista científico.
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Es un filtro entre la ciencia y la audiencia. La ciencia forma parte de la rutina de las personas. La tarea del periodista es conocer el universo de la ciencia, lleno de explicaciones minuciosas y entender lo que realmente es relevante para el público.
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Conoce a la audiencia y mantiene una relación directa con ella. La mayoría de información sobre salud y autocuidado es consumida por mujeres, por ejemplo. Hay que aprender a sacar provecho de las redes sociales y escuchar las necesidades de las audiencias.
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Interpreta las políticas de salud y trata de traducirlas a la gente.
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Hace periodismo de servicio. La tarea del periodista en salud no termina en ser el traductor o divulgador de los avances científicos. La especialización en el oficio debe buscar incidir en el bienestar de las personas.
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Investiga permanentemente. El periodismo en salud requiere una cantidad de investigación gigantesca. Hay que conocer, contrastar la información y tener la capacidad de interpretar indicadores para identificar áreas críticas.
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"En ciencia habla la ciencia". Las informaciones sobre descubrimientos o avances científicos deben estar apoyados, convalidados por otros científicos, y ese aval usualmente se da con su aparición en una publicación científica indexada.
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Aprende inglés. No sólo porque la mayoría de las publicaciones científicas están en inglés, sino porque los grandes científicos y expertos hablan este idioma. En este campo como en ningún otro, el inglés es el idioma universal.
Pero también valora los avances en América Latina porque muchas universidades y centros de investigación públicos y privados de nuestros países hacen investigación sobre nuestros propios problemas y buscan soluciones más a la medida de nuestras necesidades.