Resistencia a los antibióticos, también un problema de desinformación

Resistencia a los antibióticos, también un problema de desinformación

En noviembre se celebra la Semana Mundial de Conocimiento sobre los Antibióticos.

Fotografía: PublicDomainPictures en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons

 

Desde 2015, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud se celebra cada noviembre la Semana Mundial de Conocimiento sobre los Antibióticos. Se trata de una iniciativa que busca llamar la atención respecto a un hecho preocupante: los seres humanos somos cada vez más resistentes al tratamiento con este tipo de medicinas.

De acuerdo a cifras publicadas por El País, hay muy pocas opciones terapéuticas posibles para las infecciones resistentes a los antibióticos, señaladas como las mayores amenazas para la salud, pues causan alrededor de 700.000 fallecimientos cada año.

En la era de las noticias falsas, la falta de información clara sobre el correcto uso de los antibióticos es una de las principales culpables del problema de la farmacorresistencia. Una encuesta realizada por la OMS demostró, por ejemplo, que dos tercios de la población mundial cree que los antibióticos sirven para curar virus, cuando en realidad están hechos para luchar contra las bacterias como Klebsiella, E. coli y Acinetobacter, que pueden causar infecciones de gravedad, con frecuencia mortales.

Es aquí donde el periodismo de salud puede jugar un papel clave para llevar al público y a los profesionales de la salud información clara que permita ayudar a contener el avance de la resistencia a los antibióticos por malas prácticas en su utilización. Por eso compartimos aquí siete mitos sobre el uso de los antibióticos que también pueden encontrarse en formato de infografías diseñadas por la OMS.

1. Sirven para curar cualquier enfermedad. 

Falso. Los antibióticos curan solamente enfermedades de origen bacteriano, no curan un dolor de espalda o un resfriado común de origen vírico, por ejemplo.

2. No tienen efectos secundarios. 

Falso. Sí, los tienen. En algunos casos, estos efectos secundarios pueden pasar desapercibidos. En otros casos, se puede presentar diarrea, nauseas, y reacciones alérgicas.

3. Los antibióticos caros son los mejores. 

Falso: los antibióticos tradicionales y baratos, las penicilinas por ejemplo, tienen todavía mucha utilidad para combatir infecciones bacterianas.

4. El antibiótico que elimina más bacterias, es mejor. 

Falso. No, no es así. El cuerpo humano tiene un gran número de bacterias cuya actividad es beneficiosa para el organismo. Y si las elimina el antibiótico, tendremos un impacto negativo en nuestra salud.

5. Se puede usar los que sobraron de ocasiones anteriores. 

Falso. No, no se deben usar ya que cada persona y cada tratamiento son diferentes. El profesional de salud o el médico debe decidir sobre la cantidad y duración del tratamiento con antibióticos.

6. La resistencia a los antibióticos ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a los antibióticos. 

Falso: de hecho, las bacterias, no los humanos o los animales, se vuelven resistentes a los antibióticos y su reproducción o multiplicación en el cuerpo causa infecciones difíciles de tratar

7. La resistencia a los antibióticos es solo un problema para las personas que toman antibióticos. 

Falso: de hecho, cualquier persona, de cualquier edad, en cualquier país puede contraer una infección resistente a los antibióticos.

Es cierto que la resistencia a los antibióticos ocurre cuando las bacterias cambian y se vuelven resistentes a los antibióticos usados para tratar las infecciones que ellas causan. Pero debemos reiterar que el uso excesivo e indebido de los antibióticos aumenta el desarrollo de bacterias resistentes, y las ideas equivocadas en los pacientes por culpa de haber recibido información equivocada, contribuyen a este fenómeno.

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