Informar durante epidemias: consejos para periodistas de salud

Informar durante epidemias: consejos para periodistas de salud

Una vez superado el virus del zika, otras epidemias pueden venir.  

Trabajador del Ministerio de Salud de Brasil realiza labores de fumigación contra el virus del zika | Agencia Brasilia en Flickr | Usada bajo licencia Creative Commons

 

Poco a poco más países se suman a la lista de aquellos que anuncian el haber erradicado el peligroso virus del zika. Pero al mismo tiempo otra epidemia ocupa los titulares en la prensa: el alarmante aumento de muertes por sobredosis de narcóticos.

Las epidemias son un tema que alarma fácilmente a las audiencias y está ocupando cíclicamente espacios destacados en los medios informativos. Basta con recordar durante cuánto tiempo los noticieros hablaron de virus como el ébola, la gripe aviar o la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), popularmente conocida como ”enfermedad de las vacas locas”.

Por lo tanto es necesario que los periodistas de salud estén preparados para informar adecuadamente cuando cualquier tipo de epidemia se presente a nivel local o internacional. Uno de los más completos manuales que existen al respecto se titula Periodismo preventivo
y cobertura de situaciones de riesgo
, una guía para profesionales de  prensa centrada en la gripe aviar publicada por UNICEF y ANDI (Red Andina por los Derechos de la Infancia). De este documento extraemos consejos generales que pueden ayudar a los periodistas de salud a cubrir profesionalmente la información relacionada con este tipo de fenómenos.

Entender primero para “traducírselo” a los lectores

Traducirles a un lenguaje accesible al público la información técnica, de manera que les resulte comprensible a los lectores, telespectadores y/o oyentes. Para ello, es importante que el propio reportero esté seguro de que ha entendido plenamente la información que se posee. Una señal de que no se ha entendido lo que se ha escuchado es el exceso en el uso de “comillas” para explicar los conceptos necesarios.

Además, es preciso un cuidado especial a la hora de utilizar los datos y las cifras. Una coma de más o un cero de menos pueden cambiar totalmente el significado de la información. En situaciones como estas, vale la pena cotejar varias veces toda la información antes de publicarla.

Probabilidad versus verdad

La ciencia no trabaja con verdades absolutas, sino con procesos y probabilidades, que son conceptos difíciles de convertir en noticia. A los periodistas les interesa saber si habrá o no una pandemia. Por su parte, los científicos trabajan con las probabilidades mayores que cero de que tenga lugar una situación como esa. Dejar eso claro en el reportaje supone un gran desafío.

Cotejar la información técnica

A pesar de referirse a temas técnicos, los periodistas no están entrenados para verificar si los datos científicos recibidos de las fuentes son científicamente sólidos y fundamentados.

¿Cómo evitar que se publique información falsa disfrazada de verdad científica? En ese caso, ha de tomarse como referencia la regla, antes citada, de que se deben diversificar las fuentes y buscar nuevas versiones. Es importante recurrir siempre a opiniones divergentes y consultar a fuentes reconocidas en el medio académico.

Divulgar posibles soluciones del desafío

Al reproducir el discurso del miedo se genera impotencia entre la población y aumenta el pánico. No se debe divulgar tan solo el inventario de la crisis (cifras de fallecidos o enfermos, pérdidas económicas y dificultades a la hora de hacerle frente a la enfermedad), sino también se han de ofrecer datos positivos, capaces de motivar a la población a plantarle cara a la epidemia.

Por ejemplo: ¿cómo evitar el contagio? ¿Cómo alimentarse sin correr peligro? ¿Cómo pasar a formar parte de grupos de voluntarios?

Tomar en cuenta las preocupaciones de los diferentes sectores

La prensa precisa producir noticias de interés de los diferentes sectores de la sociedad. Ejemplo: un brote de gripe aviar necesariamente provocará serios perjuicios a los pequeños criadores de pollos. En plena crisis, ese tema puede parecer superfluo para el ministro de Salud, pero se trata de una preocupación justa de los avicultores el saber cómo se les indemnizará por las aves que tengan que ser sacrificadas. Sin la colaboración de los productores, el número real de aves infectadas se les puede ocultar a las autoridades sanitarias. Y puede no dárseles el destino más seguro posible a las aves muertas.

Una relación de confianza ayuda a evitar rumores

En medio a una crisis, se ha de establecer una relación de confianza entre las fuentes y los reporteros, así como entre los medios de comunicación y el público. Sin dicha confianza, se corre el peligro de fomentar rumores y chismes que pueden hacer que la crisis empeore más aún. Eso no significa que los periodistas deban abandonar su postura crítica. En momento alguno, los profesionales de la prensa han de esconder datos para evitar que cunda el pánico, pero tampoco pueden divulgar información que no merezca la debida credibilidad.

 

©Fundación Gabo 2019 - Todos los derechos reservados.