El periodista argentino Juan Mascardi participó en el año 2011 en un taller con Alberto Salcedo Ramos. En este testimonio recuerda cómo fue su paso por el taller y el papel como maestro de Alberto Salcedo Ramos, cronista colombiano, que conducirá el taller Hacer visible lo invisible, en Managua, Nicaragua, del 23 al 28 de mayo, en el marco de Centroamérica cuenta. Las inscripciones están abiertas hasta el 17 de abril. Clic aquí para postularte al taller.
Alberto, el maestro
Alberto es un maestro que no sólo te aproxima a la realidad, al acontecimiento, a las historias. Alberto es una persona dotada de tal sensibilidad y humanismo que sus experiencias se traducen a partir del compartir una mirada, una palmada, un gesto sensato antes de salir a diseñar una crónica. Alberto es como escribe. Es como el Caribe: cálido, sorprendente, risueño. En sus personajes narrados se palpita su esencia, sean estos pandilleros, boxeadores, enfermeros o albañiles. Recuerdo que en la primera clase del taller él comenzó citando el libro 'Casa de las estrellas', donde Javier Naranjo diseña un diccionario escrito por un grupo de pibes. A los chicos se les ofrecen una serie de palabras y ellos mismos redactan las definiciones. Espacio: Es como dejando diez renglones (Alex Gustavo Palomeque, 7 años). Iglesia: Donde uno va a perdonar a Dios (Natalia Bueno, 5 años). Palabra: Es donde se ocultan las palomas (Jhonny Alexander Arias, 8 años). Sueño: Con mi mamá mucho (Weimar Román, 7 años). Así, Alberto habló a nuestros pasados. Yo viajé hasta la primera clase de primer grado. Primer día en la escuela. La señorita cuenta el cuento de un elefante. Cuando termina, la consigna es dibujar al protagonista. Mi elefante es rojo, con colores chillones y camina en dos patas. Cuando veo los dibujitos de mis compañeros veo que el resto de los elefantes son grises o marrones y están en cuatro patas. No muestro el dibujo. Me avergüenzo. Un solo día en la escuela me sirvió para entender de qué manera se ve el universo adulto. Pero en algún reducto sensorial aún está esa ingenuidad, esa creatividad y esa manera tan peculiar de mirar al mundo. Salcedo Ramos mira a los entornos con esos ojos de niño. Eso es lo que hace un verdadero maestro, nos empujó a renovar la mirada. Ya que, más allá de la técnica, nos encontremos a nosotros mismos que no es otra cosa que encontrar nuestra propia voz.
El taller con Alberto
El taller en el que participé con Alberto se desarrolló durante cinco días intensos en una Cartagena húmeda e hiperturística. Una ciudad escondida detrás de los folletos turísticos que había que redescubrir. Cada uno de los talleristas escogió un personaje y a partir de la elección el desafío fue escribir un perfil. Por aquellos días se celebraba el Bicentenario de la ciudad y desde la FNPI diseñaron un sitio específico: Las crónicas del Bicentenario. La reportería se combinaba con clases teóricas y correcciones sobre la marcha. Se trabajaba todo el tiempo y aún más en los momentos donde poblamos bares y zucuchos recónditos. En mi caso conté la historia de Nelson Fory, un artista plástico que intervino las estatuas de la ciudad colocándoles pelucas afro. Pero al aproximarme al personaje descubrí que su performance artística iba acompañada de una militancia social y política. Eso me llevó a recorrer la Cartagena profunda, interpretar cuestiones jurídicas relacionadas a la titulación colectiva de tierras, quitarle las barreras a la ciudad que habla más allá de los muros. O, más bien, que habla a través de sus muros.
Los aprendizajes del taller
Durante diez años escribí para que no me leyera nadie. Fue una práctica íntima, un ejercicio en soledad. Diez años escribiendo guiones para crónicas audiovisuales, acciones que ejecutaban los protagonistas, palabras de entrevistados sustentadas en la investigación que luego alguien decía, descripción de atmósferas y de silencios de territorios por conocer, relatos que verbalizaban otros narradores. El taller con Alberto fue un punto de quiebre. Fue la génesis que me permitió abrir la puerta de la escritura, una puerta que había cerrado por creerla demasiado sacra. Desde aquel año hasta hoy he podido producir una veintena de crónicas que se publicaron en medios de difusión nacional e internacional. Pero más allá de la distribución de los relatos, Alberto me brindó la opción de creer en mí mismo. Estos han sido seis años de redacción intensa, proyectando la crónica en plataformas digitales, pensando en cómo escribir en la telaraña narrativa. Alguna vez el escritor uruguayo Mario Levrero dijo: "yo lo que busco es oír la voz verdadera del alumno. Cuando oigo que se está expresando con el estilo que le calza, que tiene que ver con su manera de ser, con su forma de pensar, de sentir, y que no se parece a nada que yo haya oído, ya está. No me importan los contenidos. El tipo puede tener un contenido marxista, de Carlos Marx, o marxista de Groucho Marx. No importa, no interesa en absoluto. Somos únicos y a mí me interesa que sea él mismo". Alberto, al igual que Levrero, logra eso en los talleristas. Y, como también nos enseñó a sentir que hay que desconfiar de las crónicas con moraleja, este texto no posee la presunción del consejo sino la sensatez de una experiencia de vida transformada. Juan Mascardi Es Director de la Licenciatura en Periodismo y la Licenciatura en Producción y Realización Audiovisual en la Universidad Abierta Interamericana. Desde 2013 es Docente en el Diplomado de Periodismo Digital y Transmedia, Universidad de Tijuana, sede La Paz, Baja California Sur, México. Docente de la cátedra TV y Nuevos Medio del taller sobre Crónicas Audiovisuales y documentales para TV, Escuela Internacional de Cine y TV EICTV, San Antonio de los Baños, Cuba. Entre 2011 y 2013 se desempeñó como cronista en 'Telefé Noticias' de Canal 5 Telefe, escribe y dirige el ciclo de crónicas audiovisuales Sustancias Elementales (Canal Encuentro ' Televisión Digital Abierta TDA) y dirige en proyecto transmedia Abrazos de agua www.abrazosdeagua.com.ar Escribe en la revista Replicante (México), Yorokobu (España), La Nación y Rosario Plus. Sus crónicas han ganado premios nacionales e internacionales. En 2016 presentará su primer libro de crónicas: Ni tan locos, ni tan héroes, ni tan solitarios. En 2007 fue finalista en la categoría Televisión en los Premios CEMEX-FNPI al Nuevo Periodismo. En 2013 ingresó en la Selección Oficial del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Imagen Periodística con el capítulo "Aguas amargas" del ciclo Sustancias Elementales. En el campo audiovisual también es Director y guionista del documental 'Querido Doctor' (2009), co-guionista del documental 'Tras los pasos de El Hombre Bestia' (2012). Desde 2001 hasta la actualidad es docente de Guión, Periodismo Televisivo y Taller de Documentales en la Universidad Abierta Interamericana y del Seminario de Crónicas Audiovisuales y Documentales para TV en Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario, Santa Fe, Argentina.