La primera vez que vi una mención al bleo fue en un libro de cocina que cayó por casualidad en mis manos. Se llamaba Kumina ri Palenge pa tó paraje y lo abrí porque me atrajo el nombre, la alusión a Palenque, y porque me gusta cocinar. La receta que abría el tomo era “Aló ku toro prieto”, y al lado aparecía una foto del autor, un hombre de mediana edad, mandíbula cuadrada y mirada pícara que sostenía una muestra del plato. De nuevo, el nombre de la receta me pareció pintoresco y me causó curiosidad. Me imaginé que significaba “arroz con toro prieto”, algún tipo de arroz con carne de res, pero la traducción al castellano decía en cambio “arroz con bleo”. En 2013, el libro había sido seleccionado como mejor libro del año en el certamen internacional para libros de cocina Gourmand World Cookbook Awards, celebrado en Beijing, gracias en parte a ese, su plato estrella.