Cinco lecciones para enseñar a los menores a usar las redes sociales

Periodismo y tecnología

31 de Julio de 2018

Cinco lecciones para enseñar a los menores a usar las redes sociales

Tras un caso en el que la Corte Constitucional avaló la decisión de un colegio de expulsar a un estudiante por compartir fotos explícitas de varias de sus compañeras, hablamos con expertos para saber cómo ayudarles a los menores de edad a usar las redes sociales de forma responsable.

Convivencias en red

Un estudiante fue expulsado de un colegio en Bogotá tras obtener y compartir fotos explícitas de varias de sus compañeras, menores de edad, a otros chicos de la institución. Los padres del muchacho demandaron a la institución, y el caso atravesó varias instancias judiciales hasta que la Corte Constitucional decidió respaldar la decisión del colegio, tras validar que los procesos internos de la institución garantizaron el derecho a la defensa y el debido proceso del infractor.

Como dice Carolina Piñeros, directora de RedPaPaz, “esto se ha convertido en una situación del día a día de los colegios”, y lo importante aquí es entender cómo se producen estas situaciones y qué pueden hacer los padres y educadores para evitarlas. Por eso, hablamos con tres expertos, y nos basamos en lo que nos dijeron para extraer cinco lecciones que pueden ayudar a los menores a usar mejor las redes sociales.

1- Los jóvenes no tienen un “chip” incorporado

Se volvió un lugar común decir que los jóvenes “nacen sabiendo usar la tecnología”. Y aunque es cierto aprenden más fácilmente a navegar las interfaces y a entender las herramientas, eso no quiere decir que ya sepan cómo sacar valor de ella, ni usarla ética y creativamente.

Como señala Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani, “los jóvenes no vienen con un “chip” incorporado como ingenuamente creen los padres. Ellos solo manejan los aspectos operativos, que son los menos importantes.”

"Los jóvenes solo manejan los aspectos operativos, que son los menos importantes”: Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani.

¿Cuáles son los aspectos más importantes? El uso responsable y ético de las herramientas; que no necesariamente se aprenden de manera fácil o rápida. “Así como cuando aprendes a caminar te caes muchas veces, los padres deben saber que el tránsito hacia volverse una persona responsable en el uso de tecnología va a tomar mucho tiempo,” dice Piñeros.

 

2- La tecnología es una oportunidad para educar y formar

El uso de redes sociales, y de tecnología en general, debe ser una oportunidad para educar a los menores. Como dice Piñeros, “es mejor que los hijos aprendan ahora, que están en su proceso pedagógico, que después en la vida, con mucho más dolor”.

“Los padres deben advertir de las fortalezas y los riesgos de la red. Deben acompañar los procesos de los niños y estar pendientes de sus recorridos,” explica De Zubiría. Los docentes, por su parte, “deben involucrar el manejo de redes en el aula de clase. Deben usar las redes pedagógicamente. Hay que enviar textos por WhatsApp, corregirlos y analizarlos. Hay que navegar en grupo, mostrando dificultades, obstáculos y peligros”.

Para eso, es importante estar al día con las aplicaciones, memes y herramientas más recientes. Eso puede ser dispendioso, pero puede convertirse en una actividad para pasar tiempo con ellos. “Puede pedir ayuda de sus hijos para que juntos creen su perfil. Igualmente, si ya es usuario, cuénteles sus experiencias, las cosas buenas y divertidas con las que se ha encontrado usando las redes sociales o navegando en Internet, así como las cosas negativas,” sugiere Luisa Fernanda Vélez, la directora encargada del programa En TIC Confio, del Ministerio TIC.

Incluso, a juicio de Piñeros, los colegios deben aprovechar los casos como este para enseñar a los adolescentes el respeto a la intimidad y la privacidad, y el daño que se puede causar al hacer algo como eso. “Ojalá se hagan procesos pedagógicos y de reparación del daño”, dice.

También es importante darles formación ética y en pensamiento crítico, pues estas competencias pueden ayudar a reducir los riesgos. “Hay que dotarlos de las herramientas cognitivas y valorativas para enfrentar los riesgos. Quien lee críticamente, está menos expuesto en la red,” dice el pedagogo.

 

3- En el “mundo virtual”, el daño es real

“Una joven que envía su foto desnuda no es consciente que quedará permanentemente sometida a su novio, incluso cuando deje de serlo,” dice De Zubiría. Las consecuencias de lo sucedido “la van a perseguir mucho tiempo,” dice Piñeros, y por eso “hay que rodear a la niña, y entender que hay que fortalecerla.”

Además, los adolescentes están tan expuestos a las injusticias de género como al resto de la sociedad, y eso se traslada a los espacios digitales. “La mayoría de las imágenes explícitas de menores en internet son de niñas. Lamentablemente, eso es así por todo el imaginario que hay alrededor de la mujer, de lo femenino, de la información que les llega a nuestras niñas desde que son muy chiquitas”, dice Piñeros.

“La mayoría de las imágenes explícitas de menores en internet son de niñas”: Carolina Piñeros, directora de RedPaPaz.

A pesar de eso, según todos los expertos consultados, los jóvenes no suelen tomarse muy en serio lo que ocurre en la red, pues piensan que es un espacio que no influye en lo que sucede en el resto de sus vidas. Pero, como queda claro en este caso, las consecuencias sí son reales así los errores se hayan cometido desde un celular.

Por eso, cabe un consejo que nunca está de más repetir: “debemos pensar bien antes de enviar, pues nuestras acciones en los entornos digitales tienen repercusiones en nuestro ‘mundo analógico’ y definen cada vez más nuestra personalidad,” dice Vélez.

 

4- Los límites de edad son importantes

Facebook, Twitter, Instagram y Snapchat tienen una edad mínima de 13 años, y WhatsApp tiene un límite de 16 años. Los usuarios menores de esa edad que tienen una cuenta en esas redes sociales están infringiendo los términos de servicio y se exponen al cierre de sus cuentas.

“Es importante también que se cumplan las edades de redes sociales”, dice Piñeros, pues éstas son una primera garantía de responsabilidad y privacidad. Según un estudio reciente realizado por Tigo-UNE y la Universidad Eafit, el 56% de los niños entre los 9 y 10 años y el 88% de los niños entre 11 y 12 años encuestados ya tiene un perfil en alguna red social.

En en otros países, los límites de edad de los servicios digitales tampoco se respetan mucho. En el Reino Unido, casi la mitad de los niños de entre 11 y 12 años usan Facebook, según un estudio de Ofcom, el regulador de telecomunicaciones de ese país. En Estados Unidos, las cifras más recientes (2011) muestran un panorama similar: una cuarta parte de quienes tienen entre 9 y 10 años, y la mitad de los que tienen entre 11 y 12 años tienen una cuenta en la red social.

Además, los usuarios menores de edad deben tener especial cuidado con el uso que le dan a esas redes. “Es importante configurar el perfil en las redes sociales de los menores de edad con la máxima privacidad —dice Vélez—. No es seguro aceptar peticiones de amistad de desconocidos".

 

5- La confianza es crucial

Si algo malo sucede, es muy importante que los menores sepan que pueden contar con un adulto. Y eso se logra construyendo confianza con ellos. “Nuestra principal recomendación es fortalecer la confianza con los menores de edad que están a su cargo, para que nunca tengan miedo de hablarle si perciben algún riesgo o reciben amenazas o propuestas indecentes en línea,” dice Vélez.

“Nuestra principal recomendación es fortalecer la confianza con los menores de edad”: Luisa Fernanda Vélez, directora (e) de En TIC Confío.

Lo crucial aquí es “que ellos sepan que ellos pueden contar con uno, que ellos sepan que uno no se va a escandalizar, ni a quitarles el teléfono o el internet, sino que va a ayudar a ver cómo se puede resolver”, según Piñeros.

Además, es importante educar a los grupos de adolescentes para que ayuden a manejar las situaciones; pues los jóvenes primero acuden a sus amigos si algo ocurre. “La experiencia nacional muestra que, si los grupos intervienen, se detendría el matoneo en un 86%. Por eso hay que empoderarlos, para que actúen como mecanismo de control social,” concluye De Zubiría.

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