Ander Izagirre | @anderiza
Foto: Jorge Luis Plata
Daniela Pastrana, participante del Taller de Libros Periodísticos con Martín Caparrós, cuenta el asesinato en México de un fotógrafo y periodista, crítico con el poder: uno más, en el país más peligroso para los periodistas en América Latina, pero uno muy especial porque era amigo de Daniela y porque llevaban tiempo pendientes de la amenaza. Lo torturaron y lo mataron junto a otras cuatro personas.
En su proyecto de libro, Daniela cuestiona la versión oficial. Tiene indicios y testimonios confidenciales para sostener que se trató de un asesinato político, aunque no consiga demostrarlo.
Los participantes en el taller opinan que ese problema no bloquea el libro. La víctima era un periodista incómodo para el poder, murió de una manera muy violenta en un país muy violento, donde hay conexiones entre el poder y el crimen, donde han asesinado a docenas de periodistas. Daniela va a contar esa historia y va a explicar ese contexto: tiene mucho valor por sí mismo, al margen del juicio oficial.
-Para los periodistas, la duda es el demonio –dice Pablo Ortiz-. No la aceptamos nunca. Pero la duda siempre es parte de la realidad, no hay por qué no dudar.
Martín Caparrós lee un texto de su libro ‘Amor y anarquía’, un fragmento sobre la anarquista argentina que fue acusada por “ecoterrorismo” en Italia y apareció colgada en la granja donde la tenían detenida. La recreación de la escena del suicidio se apoya constantemente en la palabra “supongamos”. El texto termina diciendo que todo pudo haber ocurrido de otra forma. Pero las suposiciones también se apoyan en una montaña de conocimientos que Caparrós tenía sobre la historia y sobre la propia escena. Es posible contar una historia incluyendo la duda.
Los talleristas dan otros consejos a Daniela.
Debe explicar los datos básicos de los personajes, describirlos, situarlos. Para ella son muy conocidos, el tema está muy presente en su vida cotidiana, y da por supuestas informaciones que el lector no conoce. Alude muchos asuntos pero no los cuenta, y el lector no consigue entrar: un problema que ha aparecido en otros proyectos durante la semana. Por eso, Caparrós le recomienda que escriba extenso, que cuente bien todo lo que sabe. Ya recortará después.
Caparrós repasa algunas maneras de dar fuerza a las escenas:
-El tan desdeñado arte de la descripción. El periodismo es un camino hacia la anulación de las descripciones, la literatura renuncia a sus posibilidades de visualización, y eso es un error. En realidad es fácil y muy resultón: te pones en un rincón, anotas lo que ves y luego lo escribes. Funciona. Te da un espacio en el que los hechos suceden.
Lo mismo pasa con los diálogos.
-No basta con decir que los personajes hablan de tal asunto. Hay que recoger sus palabras: la manera de hablar de alguien es tan importante como el contenido.
Caparrós es partidario de usar la grabadora, para recoger con fidelidad las palabras y los giros.
-Y los verbos: hay que escribir verbos en activa, que hagan avanzar el texto. Los verbos en pasiva estancan el ritmo, los verbos sin sujeto esquivan la responsabilidad de poner sujetos a las acciones (“se dice que…”). Ojo también con las oraciones subordinadas: si empiezas la frase con una subordinada, todo se complica. El lector no sabrá de qué estás hablando hasta que llegue a la principal.
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El taller de Libros Periodísticos con Martín Caparrós es organizado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- en alianza con la Feria del Libro de Oaxaca y la Fundación Tomás Eloy Martínez.