Por María Mansilla- Relatora del Taller
Tres rayas y cuatro palabras: personajes, territorios, tema, conflicto. Con esta fórmula el maestro Cristian Alarcón despunta el segundo día del encuentro. Las líneas encolumnan la catarata de nombres, datos y mil caminos que surgen durante una investigación. Organizan, ayudan a encontrar la estrategia narrativa. El asunto sobre el que trabaja una tallerista sirve de ejemplo para poner a prueba la técnica de las columnas. Ayuda a pensar la crónica como una idea fija: qué (otro) tipo de información es fundamental.
Cómo llegar al carácter del personaje. Por qué las preguntas con contenido no sirven. Los 4 pactos de rigor -con las fuentes y los testigos, con el protagonista, con el "lenguaraz" (guía y traductor), con el lector-. Releer y releer a Walsh y a Capote. La intuición como garantía de seguridad. Ensayar un tono aunque todavía no tengas "la" historia.
El día se divide en tres: seminario, taller, clínica. El momento del taller consiste en hacer una entrevista colectiva a un personaje del mundo narco. ¿Cómo se prepara un cuestionario si lo que planeamos armar es un perfil? "Lo importante, en este caso, no es que explique las rutas internacionales sino obtener información que les permitiría describirlo", subraya Alarcón. Grabriela Polit, la experta invitada agrega: "Narrar el crimen es narrar a una sociedad. A partir de un personaje se puede ver lo macro. Sumergiéndote en su mundo entras en un mundo enorme, en un mundo local."
Llega el invitado. Después de tres horas de pregunta-respuesta los talleristas se ponen a escribir. Parafraseando a Tomás Eloy Martínez, Alarcón regala: "En una hora, un párrafo". Junto a Polit merodean las mesas de trabajo, y cada tanto hacen reverencia ante una notebook. La misión se completará mañana. Habrá lectura y edición colectiva de los perfiles realizados.
Notas relacionadas Así comenzó el Taller de Crónica: narrativas de la narcocultura en América Latina