El escritor y periodista puertoriqueño, Héctor Feliciano trazó -en el segundo día del Seminario Nueva Rutas para el Periodismo Cultural, organizado por la FNPI y Conaculta- seis ejes principales para una investigación periodística profesional: intuición, curiosidad, modestia, ingenuidad, terquedad y paranoia. Todas -dijo- son sumamente importantes para darle profundidad a la reportería, al tiempo que aconsejó inventarse un lector interior que sea muy exigente aunque no un erudito, que deberá vigilar el proceso de investigación y escritura. Luego de calificar a la reportería de base como "melodía y ritmo fundamental de nuestro oficio", dijo que antes de una investigación seria el reportero debe hacerse una serie de preguntas respecto al objeto de estudio: "cómo me lo explico, cómo lo entiendo, cómo lo entenderá mejor el lector". Esto ayudará a que el reportero piense primero como lector y se vaya haciendo las interrogantes que tendrán que estar debidamente respondidos una vez concluida la investigación. Antes, en su entrada, Héctor Feliciano se hizo tres grandes preguntas para calentar el ánimo de los asistentes al Teatro de las Artes de la Ciudad de México: ¿Qué es una investigación periodística en el campo de la cultura?, ¿cómo se recorre ese camino?, ¿cómo se aguzan los sentidos para recorrerlo bien? Y en una lectura amena que concluyó con una soberbia muestra de fotografías de las obras de arte que ayudó a recuperar con su investigación para el libro El museo desaparecido, le dio respuesta a cada una de ellas, aunque, cómo lo aclaró no por separado porque siempre se trenzan y se entrelazan. Apoyado por la artista Aurora Noreña como comentarista y María Scherer como moderadora, Feliciano desplegó cada uno de los ejes que trazó como base de una investigación. La intuición es la que da paso a las preguntas ¿cómo me lo explico?, ¿cómo entiendo este asunto mejor?, ¿cómo explicárselo al lector, a la audiencia sin confusiones? Seguido luego por la curiosidad que, sin ella, "no saldrán a la luz en nuestra mente las primeras intuiciones, ni nos permitiremos entenderlas, ni las dejaremos pasearse libremente por el nuevo tema", apuntó. Pero esa curiosidad -continuó- debe estar empapada de modestia y modestia significa: "escuchar, escuchar, escuchar (la base de cualquier periodismo)" y suprime, por supuesto, los excesos del protagonismo. "Es la cualidad que nos permite saber qué dice el mundo y no lo que digo yo, que ya lo sé. La modestia reduce el ego del periodista bien o mal peinado, bien o mal vestido, sonriente con muchos dientes o no, para que ni él ni sus motivos ulteriores se entrometan y se confundan en la investigación". Luego se refirió a la ingenuidad, donde acotó: "Sé que la ingenuidad es un término prácticamente expulsado y prohibido de nuestro vocabulario de urbanitas endurecidos y sé, además, que podría parecer una paradoja decir que un periodista de investigación de los meros meros pueda ser ingenuo, pero lo tiene que ser". Porque -abundó- "sin la ingenuidad no logra uno nunca hacerse las preguntas que nadie se había hecho antes o que nadie más se había hecho". En su disertación, Feliciano dijo que otro de los sentimientos que deben acompañar siempre a un periodista es la tenacidad, pero luego precisó: "o, más bien, la terquedad, que es un sentimiento más útil, ya que es más rústico, más primitivo, que, como las raíces de un árbol, entra en la tierra y de allí no se mueve. La terquedad vendrá a reducir toda impaciencia, toda idea de distracción o de fuga y empujará tercamente a la curiosidad y a la ingenuidad a no abandonar y a seguir adelante". Dijo, luego, que la investigación periodística debe estar acompañada de una dosis de paranoia: "Se trata de utilizar para bien aquel sentimiento de persecución del periodista, el sentimiento de que existen complots y conjuras, maquinaciones e intrigas sobre el tema; de que un desconocido -cuyo nombre terminará, naturalmente, por salir a la luz- intenta escondernos lo que uno debe revelar". Aclaró, sin embargo, que hablaba de una paranoia "hecha a la medida para la ocasión, pequeñita, controlable y temporera. No es absoluta, como la enfermedad. No hace daño, tampoco". Todo, dijo, lleva a un cuento de nunca acabar, aunque "casi siempre acaba no por voluntad propia del investigador o por agotamiento del tema, sino por razones peregrinas, tales como un editor que, un día, pide, por favor, el tema para la hora de cierre ya o una editorial que pide el manuscrito para tal fecha sin posibilidad ninguna de prórroga. Y, en ese tiempo y espacio viven no solo la investigación sino también la narración y el lenguaje, las dos tensiones que la harán vivir para el público. Ninguno de los dos deberá confundirse exclusivamente con la realidad, pertenecen más bien a nuestra realidad periodística". Noreña en tanto, dijo que la paranoia a la que se refirió Feliciano debe ir desapareciendo en la medida que se van resolviendo las hipótesis de la investigación. Trazó que ese debe llevarnos a conseguir una mirada crítica del aquí y del ahora. Y apuntó que la investigación de Feliciano que terminó con el libro El museo desaparecido son ejemplo de cómo el periodismo cultural puede atraer grandes públicos. El Seminario Nuevas Rutas para el Periodismo Cultural continuará este miércoles 21 de septiembre, con la conferencia "El periodismo cultural no existe o los calcetines del pianista", que estará a cargo de la periodista argentina Leila Guerriero, acompañada de Rafael Pérez Gay y Guillermo Osorno. Las conferencias se realizan en el Auditorio Cenart Río Churubusco No.79 esq. calzada de Tlalpan Colonia Country Club 04220 / cerca de la estación General Anaya del metro. La entrada es libre, gratuita, y no requiere previa inscripción. Quienes no estén en México DF. Pueden seguir las conferencias en directo desde www.fnpi.org Charla de Héctor Feliciano: El cuento de nunca acabar