Acapulco Dealer es, según su autor, una obra periodística que busca "retratar con palabras la realidad de la gente de a pie golpeada por la violencia ligada al narcotráfico. Cómo le ha afectado esta violencia en su vida diaria, en su modo de pensar e incluso de concebir la muerte".
Espino explica que sus crónicas no tratan de victimizar a nadie, sino simplemente reflejar la realidad. Por eso dice que su principal objetivo es informar, alejando el lenguaje del léxico policial y burocrático de los ministerios y acercando la escritura a la narrativa, para mostrar un ángulo que sea como un espejo, en que los lectores se reflejen.
El libro es el resultado de cinco años de investigación, entre finales de 2005 y mediados de 2011. Al publicar la primera versión de una de las crónicas, el autor sintió que fue censurado por el diario en que trabajaba, La Jornada Guerrero, razón por la que decidió separarse del medio y después dedicarse a escribir sobre la narcoviolencia.
Espino recopiló las crónicas porque según el se merecían "un lugar especial, un lugar donde no fueran olvidadas tan fácilmente o, al menos, donde se supiera que tienen aspiraciones de ser recordadas", pues son historias que de algún modo cambiaron la vida de la gente. Éstas hacen parte de una realidad que se padece a diario y que es tema de conversación en los cafés, en las redacciones, en las oficinas públicas, en las filas de los bancos, en los velorios".
Para encontrar las historias, tuvo que adentrarse en el mundo del narcotráfico y asistir a un velorio, una boda o a cualquier lugar donde se cometiera uno de los 8 mil asesinatos que se registraron en seis años en esa zona del país.
David Espino participó en el taller Periodismo y Literatura de la FNPI, que se realizó del 8 al 12 de febrero en Ciudad de México y contó con Santiago Gamboa como maestro.
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