Estadísticamente la mayoría de las preguntas que recibe este consultorio tiene que ver con la responsabilidad social del periodista y, consecuentemente, con la falta de libertad para responderle a la sociedad. La frecuencia con que los medios en manos de políticos o de empresarios que no son periodistas, se convierten en difusores de propagandas o de intereses particulares, es la mayor fuente de dificultades para el periodista. De esa situación se deriva la más eficaz forma de censura y de autocensura, que es la mala paga a los periodistas. Puesto que el medio, en manos de empresarios o de conglomerados de empresas, sólo es mirado como un negocio que debe dejar utilidades, y no como un servicio a la sociedad porque la utilidad está sobre todas las cosas, la calidad de la información deja de ser lo más importante. Esto explica el recurso a una planta de periodistas cada vez más reducida, o con bajos salarios. En esas condiciones el periodista no puede dedicarle todo su esfuerzo a la tarea informativa y siempre estará al borde del soborno o de la extorsión. Esta es una situación que se observa en todo el continente y que se refleja en los conflictos éticos que se plantean en este consultorio. Documentación Si repasamos lo que está sucediendo en otros países en los que se pregona y defiende la democracia, comprobamos que es una ola creciente de mala voluntad para que no se pueda dar información suficiente a los lectores. Por ello hemos asistido a tantos procesos para garantizar el derecho de informar, a comentar lo que se considera vedado de que aparezca en las páginas de los diarios. Unas veces se alega la seguridad de las naciones, otras que el efecto es de agitación, en ocasiones se apela al subterfugio de la privacidad. Los pretextos sutiles se ingenian todos los días, Pero, lentamente, las cortes van en defensa del derecho de informar, de comentar, de denunciar, de hacer presente ante la comunidad los peligros que acechan al sistema democrático, sino se hacen presentes sus errores y sus debilidades. Los que dimanan del mismo o los que aparecen como actos de quienes los encarnan y representan. Estamos convencidos de que el poder de nuestra prensa dependerá, cada vez más, del respeto que dimane de la verdad que resplandece en sus páginas. Otto Morales Benítez en Reflexiones sobre el periodismo colombiano. Universidad Central, Ediciones Avance, Bogotá, 1982. P 56-57.