Un punto más o menos del coeficiente GINI, ¿qué incluye o excluye? ¿a quiénes? ¿de qué manera y cómo? Si España aumentó el suyo y en América Latina disminuyó, ¿qué significa en términos de vida cotidiana para los españoles y los latinoamericanos? ¿que unos dejan la escuela mientras otros reciben dinero para asistir? ¿o que dejaron o consiguieron un trabajo? En fin, ¿cómo narrar los personajes, territorios y conflictos de la desigualdad? Las cifras, las relaciones de poder y los modos en que muchas vidas se arruinan mientras otras ganan peso, fueron algunos de los temas que se discutieron en Panamá durante el primer día del seminario "La desigualdad en América Latina como motor de historias periodísticas". El martes 11 de noviembre se escuchó la voz del experto Adolfo Meisel, codirector del Banco de la República de Colombia, y del cronista y maestro de la FNPI Martín Caparrós. También de periodistas, editores y referentes del periodismo de España y América Latina, que compartieron experiencias y opiniones en dos laboratorios durante un día que dejó más preguntas que definiciones: qué tipos de mecanismos operan en la desigualdad, qué la crea, qué saberes necesitan los periodistas para contarla. Entre tantas dudas, Caparrós apuntó una certeza que conviene anotar y recordar cada vez que el periodista navegue entre cifras, voces y análisis de procesos políticos: encontrar ese equilibro historia-datos-análisis. Otra: hay diferentes dimensiones y mecanismos de la desigualdad. La dimensión étnica, la regional o geográfica, la de género. Y mecanismos como esa cosecha típica del desarrollo que hace que mucha gente no tenga lo que necesita para comer lo que necesita. "Un mecanismo del hambre como supuestamente inevitable", dijo Caparrós. Y esos otros: la desigualdad (o el hambre) como producto secundario de algo que no tiene la intención de producirlo; formas de neocolonialismo; como consecuencia de la injusta distribución de la riqueza o, como en Estados Unidos, "un daño colateral del interés de seguir ganando más plata". Contar la desigualdad, entonces, plantea desafíos de lenguaje, estéticos e ideológicos. Un trabajo muy complejo. Varios temas del día: 1. La mirada. El periodista es parte del hecho que cuenta y escribe desde un lugar, con decisiones ideológicas y políticas fuertes. Ya basta de esa pretensión imposible de separarse y marcar límites. 2. Estética. Los recursos para dar voz y cuerpo a las historias de la desigualdad pueden no ser periodísticos. Están los documentalistas que apelan al cine, los narradores que guionan situaciones, los que incluyen diálogos, descripciones, clima. Pero la tentación de la belleza es un riesgo cuando se cuenta el horror. De esa búsqueda poética, que es estética, puede surgir la incoherencia entre la belleza de un texto y el espanto de lo que se está contando. Contar historias con narrativa pero sin datos ni contextualización es "una pornografía de la miseria", dijo Caparrós. El horror periodístico de "reconfortar a los lectores para que digan 'yo no estoy tan mal". 3. ¿Crisis de lenguaje? La pobreza nunca fue muy excitante para la mayoría de los editores, pero en un momento se puso de moda y avanzó hacia una zona gris: cubrir desigualdad y cruzar la frontera hacia lo que el maestro de la FNPI Cristian Alarcón llamó "miserabilismo". Miserabilismo, dijo, es "reducir a nuestros personajes a sujetos sociales que se la pasan sufriendo las 24 horas del día, que es mentira". En esa relación, como en la de la belleza de la búsqueda estética y el horror de la realidad, Alarcón apuntó una crisis cuando se cuenta la desigualdad, que es del lenguaje. 4. Agenda. La pelea de agenda, de colar la nota en portada, de llevarla a la más amplia audiencia, es una de las confrontaciones diarias de los periodistas de la región. Y, dijeron, es algo que hay que asumir: seguir la agenda y, en función de eso, replantear estrategias para aportar profundidad. Las tragedias, por ejemplo, permiten visibilizar zonas que no existían en el mapa de los medios, en situación de exclusión que tal vez no se conocían. También, cuando se trabaje un reportaje de largo aliento con historias de derechos humanos, apuntar datos duros que sirvan para titular en portada: la situación de hambre en ese momento, cómo estaba antes, cuáles son las previsiones. 5. Públicos. Identificar la identidad de los públicos en función de los temas es un buen recurso, coincidieron editores de nuevos sitios online que intentan generar comunidad. Claro que eso es a veces. Otras, hay que reconocerlo, gana la arbitrariedad de lo que gusta al periodista o eso que hay que hacer porque es un aporte. Cada uno tendrá su propia motivación, pero así como se leen con lupa los clics en las notas, el tiempo de permanencia en la página, lo que cada visitante toca, huela o respira en un sitio web, después hay que olvidarse. A veces sólo hay que hacer porque alguien lo tiene que hacer. Porque merece que 'eso' adquiera 'sentido social'. O porque sí. 6. Leer las cifras. La disminución de la desigualdad en América Latina tras décadas de retroceso (80-90), ¿cómo se dio en cada caso y por qué? "La desigualdad en América Latina viene desde la colonia y tiene que ver con la distribución inicial de la tierra", dijo Adolfo Meisel. Una de las razones de la mejoría que hay desde el 2000, continuó, está en los programas de asistencia social que la mayoría de los países implementaron. Entre ellos hay diferencias de perspectivas y posibilidades de sostenibilidad. 7. Del decir al hacer. Además de contar lo que pasa, están quienes quieren cambiar eso para que pase otra cosa. Lo planteó Lucila Rodríguez-Alarcón, de Oxfam: "¿Cómo consigues que la gente te ayude a catalizar el cambio? A través de la empatía. Necesitamos una voz y la voz la da el periodista, que se supone que hace periodismo de calidad e independiente". 8. Lo inesperado. "Vivíamos en una placidez tan monótona y aturdida que no nos hacíamos las preguntas que teníamos que hacernos", dijo el periodista español Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda. Y ese tono se repitió en todos los periodistas españoles: la sorpresa y el aislamiento del periodismo antes de la crisis de España. Por no ver, porque los directivos de medios no dejaban, por permanecer en las redacciones más en contacto con colegas que con víctimas, protagonistas, responsables o referentes. Un alerta sobre cómo puede no verse lo que se avecina. 9. Contacto con la calle. Un término frecuente en la jerga periodística es el de 'la calle'. "No mirábamos la calle" o "no estábamos en contacto con la calle" o "no escuchábamos la voz de la calle", fueron las frases más repetidas por los periodistas españoles. Algo que se discutió: ¿qué es la calle? ¿el lugar donde habita la verdad? ¿el capricho de las masas? Es, coincidieron muchos, ponerse en el lugar del otro. O, en palabras de Cristian Alarcón, "experimentar lo que le ocurre al otro en el lugar del otro". El lugar donde se juega la experiencia. Y eso, claramente, no puede faltar en ningún trabajo periodístico. 10. ¿Soluciones? Las desigualdad puede interpelarse con un sinfín de interrogantes. En los puntos anteriores se citaron muchos y podrían agregarse más al listado, por ejemplo: qué pasa con los ricos, que han crecido más que los pobres. Y allí el experto habló de posibles soluciones, e introdujo los temas que continuarán en debate: ¿qué es lo viable? ¿lo que se puede hacer? Muchos hablan de reforma tributaria, pero cualquier Ministro de Hacienda sabe que ningún proyecto pasaría un Congreso por el peso de los poderes económicos sobre los legisladores. ¿Entonces? ¿Mejor controlar la evasión? "Los que tienen dinero no solamente tienen dinero, tienen muchos asesores que hacen que ese dinero se multiplique en zonas oscuras", dijo el periodista español Gumersindo Lafuente, asesor del cambio digital de La Prensa de Panamá. Esas fueron las discusiones del primer día del seminario "La desigualdad en América Latina como motor de historias periodísticas", convocado por OXFAM, el Congreso de Periodismo Digital de Huesca, la FNPI y su aliado institucional, la Organización Ardila Lülle (OAL), con el apoyo del diario La Prensa, que reúne en Panamá a directores y editores de medios América Latina y España para analizar los principales desafíos en la cobertura de la desigualdad. Las jornadas continuarán este miércoles 12 y jueves 13 de noviembre.