Este viernes fue el último día que los asistentes al taller con Martín Caparrós 'La mirada extrema' tuvieron para escribir sus crónicas e historias de San Salvador. La sesión del tercer día del taller inició como una especie de reunión de pauta de redacción. Los talleristas, provenientes de 10 países distintos, presentaron al maestro los hallazgos encontrados tras dos días de intenso reporteo en una ciudad que para la mayoría era nueva. Ante la sorpresa que provoca descubrir la ciudad en dos días, Caparrós invitó a los periodistas a confiar en sus historias. Y las historias van de varios temas: una mujer procesada por homicidio agravado por haber tenido un aborto, un expresidente poderoso al que la gente describe como humilde detrás de las rejas, un zoológico al que los novios adolescentes van a tomarse de la mano entre animales viejos, unas vendedoras del mercado que hacen teatro y así. Solo queda un día para presentar los textos ante todo el grupo y Caparrós dio consejos para no matar una buena historia con una mala redacción. "Cuando ya la historia es suficientemente fuerte lo mejor es contar con distancia para no sobreactuar. Es un error no confiar en que la historia alcance para lograr el efecto que querés" dijo el maestro. El profesor-editor-cronista le pidió a los talleristas que para los textos finales se empeñen en describir y describir." La máxima expresión de la mirada se cristaliza cuando uno se pone a describir tanto una persona, un espacio o una situación. Eso es lo que hace la diferencia", explicó. También resaltó la importancia de volver a la rutina y mirar lo cotidiano. "A mí me gusta sentarme en un rincón y sentarme a escribir lo que veo. Lo siento un poco abusivo, es como quitarle un dulce a un niño y a veces ahí salen los mejores textos. Una foto muestra mucho más pero un texto sugiere mucho más." Al final de la sesión se discutió sobre la extensión de los textos que serán presentados el último día del taller. Se propuso que los textos sean de alrededor de mil palabras. Eso abrió la discusión sobre cuán largos deben ser los textos para ser leídos en Internet. Caparrós ironizó sobre aquellos formatos donde los periodistas deben escribir haciendo una especie de autosabotaje: "Es extraordinario que haya una técnica como la pirámide invertida. Escribir pensando en que no te van a leer"