Una de las preocupaciones para los jóvenes del mundo de la comunicación y de los medios digitales en Villavicencio, capital del Meta en Colombia, es el poder expresarse libremente en entornos digitales sin temor a ser vetados, censurados o excluidos, pues en ellos está latente el temor de sufrir repercusiones, especialmente laborales, si sus opiniones, incluso sus formas de verse o percibirse, contrarian a jefes, funcionarios públicos o políticos.
Esto expresaron parte de los asistentes al taller ‘Desafíos de la era digital: comunicación efectiva y verificación de datos’, al ser indagados sobre su ciudadanía digital, uno de los conceptos de este espacio académico organizado por la Fundación Gabo y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Colombia, MinTic.
El taller arrancó también con otro concepto clave: desinformación, el cual los 23 jóvenes asistentes, entre los 18 y 26 años, relacionaron con términos como: ‘mentiras’, ‘manipulación’, ‘ignorancia’, ‘chismes’, ‘engaños’, ‘malinterpretación’, ‘falta de entendimiento’, ‘falsedades’, entre otros.
Ginna Morelo y Laila Abu Shihab, maestras del taller, lo definieron así: “La difusión coordinada de información engañosa, falsa o imprecisa que de manera intencional busca influir en el comportamiento de la gente (cómo vota, cómo toma decisiones que afectan a la sociedad), y manipular las creencias, emociones y opiniones de la ciudadanía”.
La tarea ante la desinformación
Ante ese mar de desinformación –como describieron las talleristas la situación en las que estamos inmersos en las redes sociales y en la web–, tenemos no solo la tarea sino el deber intrínseco de aplicar la única fórmula posible para combatirla: verificar: no es más que “el ejercicio mediante el cual se comprueba algo”, explicaron.
Ginna Morelo es periodista, experta en comunicación digital y maestra de la Fundación Gabo; Laila Abu Shihab es politóloga, cofundadora de la revista de periodismo investigativo Vorágine y también amplia conocedora de los temas digitales. Arribaron a Villavicencio, luego de compartir otro espacio similar con los jóvenes de San Andrés Islas, como parte del ciclo de ‘En la Jugada, ciclo de talleres de comunicación digital y verificación de datos’, del que también hizo parte Manizales.
A estas tres ciudades la Fundación Gabo ha llegado por primera vez, en este 2023, y lo ha hecho con este espacio académico del que también está próxima a sumarse Leticia, en Amazonas.
El taller en ‘Villavo’ se realizó dentro de la agenda del Mosquetero Fest, un encuentro que cada año le apuesta a la transformación social desde la comunicación alternativa y popular, organizado por el medio de comunicación El Cuarto Mosquetero.
Lo que implica ser ciudadanos digitales
“Todos tenemos la posibilidad de ejercer la ciudadanía digital. Pensamos que somos buenos ciudadanos digitales porque somos los que más seguidores tenemos o los que más me gusta tenemos, pero eso no es lo que nos hace buenos ciudadanos digitales, es estar en ese mundo con responsabilidad”, comentó Laila Abu Shihab, mencionando que el mismo concepto cambia y se enriquece con el tiempo y, en sí, tiene cuatro verdades intrínsecas.
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Es un concepto en construcción: la definición de ciudadanía digital sigue alimentándose con la cambiante realidad digital.
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A mayor inclusión digital mayor participación: tener una agenda incluyente implica más diversidad y más participación.
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El espacio digital no está separado de lo cotidiano: no vivimos en dos realidades. Vivimos en una sola realidad, compuesta por el mundo digital y el cotidiano, con los mismos derechos y deberes.
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El desarrollo de habilidades digitales es permanente: “nada garantiza que tu conocimiento de hoy te servirá mañana. Toca aprender sin parar, siempre”.
En relación a su ciudadanía digital, los jóvenes de Villavicencio expresaron que se ven enfrentados a desafíos relacionados con las restricciones en lo que pueden mencionar en las redes sociales. Esto se debe a que en su ciudad, la política tiende a estar estrechamente vinculada con las empresas privadas, lo que en ocasiones los conduce a adoptar un perfil bajo en línea o abstenerse de referirse a ciertos temas.
Derechos y deberes en el ámbito digital
Asimismo, la ciudadanía digital implica derechos y responsabilidades fundamentales. Entre los más importantes destacaron:
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Acceso al Internet: el ciudadano digital tiene derecho a acceder a Internet con calidad y gratuito.
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Libertad de expresión: deben tener la libertad de expresar sus ideas, opiniones y pensamientos en línea, sin censura ni restricciones por el gobierno u otras entidades.
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Privacidad y datos digitales: debe poder mantener el control sobre la información personal cuando utiliza servicios en línea y plataformas digitales.
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Silencio digital: debe tener la opción de no participar en plataformas en línea, no compartir información personal o no estar obligados a opinar de temas específicos.
En conjunto con los derechos, como ciudadanos digitales debemos cumplir deberes. Estos son “los deberes humanos trasladados al ámbito y la dimensión digital donde se aplican a cualquiera que habite Internet”, detallaron.
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Libertad de expresión responsable: implica utilizar la libertad de expresión en línea de manera ética y consciente.
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Reporte de abusos y denuncias ante autoridades: conlleva la responsabilidad de los usuarios de Internet de informar y denunciar cualquier actividad ilegal, abuso, acoso o comportamiento perjudicial que encuentren en línea a las autoridades o a las plataformas en las que se produce.
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Sobre la propiedad intelectual: implica el respeto y la protección de los derechos de autor y propiedad intelectual en línea. Los usuarios deben reconocer y cumplir con las leyes que protegen la creación y distribución de contenido digital, como textos, imágenes, música y software.
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Respeto a los derechos de otras personas: es el deber de tratar a otros usuarios en línea con consideración y empatía por sus derechos fundamentales.
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Normas y términos de uso: se refiere a acatar las reglas y regulaciones establecidas por plataformas en línea, sitios web y servicios digitales.
El negocio de desinformar
“La desinformación lo que pretende es generar otros comportamientos y otras maneras de ver las cosas con intencionalidades muy concretas. Esas intencionalidades son las que nosotros como periodistas debemos descubrir. Muchas de las cadenas de desinformación lo que intentan es distraernos para ocultar otras cosas que son más interesantes o importantes”, afirmó Morelo.
Según la maestra, por ejemplo, si como periodista “me concentro en decirle a un político que está mintiendo, podría estar dejando de lado otras carnadas” u otra información más valiosa. “La invitación es a que entendamos que la desinformación muchas veces lo que intenta es mantenernos atrapados en una carnada chiquita” cuando lo realmente importante pueda estar pasando desapercibido.
Ante este panorama, la periodista añadió que debemos tener la suficiente capacidad de analizar muy bien los elementos que se nos presentan para decidir qué es lo realmente importante.
En ese mismo contexto, por su parte, Abu Shihab agregó que la desinformación se volvió un negocio desde que se masificaron las redes sociales. “Porque muchos empresarios y políticos se dieron cuenta que detrás de esto había dinero, que esto era una industria muy grande”, dijo.
Por ejemplo, aseguró que las fake news mueven 230 millones de dólares al año (unos $960 mil millones, un poco menos que nuestro PIB total de 2022) en ingresos publicitarios en la web. Adicionalmente, 81 países tienen ‘bodegas’ activas (grupos de personas que emiten campañas coordinadas de desinformación), entre ellos Colombia.
Y hay más: 90% de los casos donde hay desinformación involucran a los gobiernos y partidos políticos. “La desinformación puede ser tan grande que puede incidir en elecciones presidenciales”, precisó.
Con tentáculos en todas las redes
“Donde uno menos cree puede estar la desinformación”, sostuvieron las maestras y recomendaron dudar de todas las cadenas que nos llegan, pues la información falsa o manipulada se mueve a través de mensajes de sátira, cuentas falsas o de parodia, memes con información engañosa, fotomontajes, videos adulterados, capturas de pantalla de supuestas noticias o trinos, audios de WhatsApp con información tergiversada e imágenes o videos reales sacados de contexto. Ante todo, recomendaron tener los ojos bien abiertos y verificar ante la duda.
En ese mismo sentido, también se refirieron al que llamaron “caldo de cultivo de las desinformación”, el cual se refiere a un ambiente donde la desinformación puede propagarse y florecer de manera efectiva, influida por aspectos como:
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Irrespeto por la propiedad intelectual
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Falta de políticas de educación digital
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Polarización
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Violencia digital de género
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Sesgo de confirmación
En específico, sobre el sesgo de confirmación en el entorno digital, explicaron que es la tendencia de las personas a buscar, interpretar y recordar la información de manera que confirme sus creencias o prejuicios, mientras que tienden a ignorar, descartar o desestimar información que contradice esas creencias. Este sesgo puede manifestarse en la forma en que las personas consumen noticias, interactúan en redes sociales y buscan información en línea. En el entorno digital, las redes sociales, motores de búsqueda y algoritmos de recomendación pueden contribuir a acentuar el sesgo de confirmación al mostrar a las personas contenido que coincide con sus intereses y opiniones previas, lo que puede llevar a la polarización y la falta de exposición a diferentes perspectivas.
El antídoto necesario
Como ya lo habían expresado, la clave ante la desinformación es y siempre será verificar. “El periodismo es de hechos y la verificación de hechos es la forma como mostramos lo que queremos mostrar. El periodista lo que hace es construir la información a través de consultar a muchas personas, y lo que hace un buen periodista es corroborar las fuentes que te dicen cosas (...)Tenemos que tomar decisiones con relación a la información y tenemos que contarla pensando en la intencionalidad que queremos lograr”, afirmó Morelo.
“No es un proceso nuevo el de verificación; todo lo que publiques tiene que haber pasado por ahí”, insistió.
Ante ello recomendaron cuatro pasos de verificación:
- Analizar la información: examinar detenidamente el contenido que se está evaluando. Se deben buscar detalles, afirmaciones y elementos que puedan ser verdaderos o falsos. Es importante explorar la información con escepticismo.
- Separar la información por partes para establecer qué puede ser verdadero y qué es falso: ayuda a identificar las afirmaciones individuales o los hechos presentados y a evaluar su veracidad de manera independiente. Algunas partes pueden ser ciertas mientras que otras no lo son, y este proceso permite una evaluación más precisa.
- Buscar el contexto (el diablo está en los detalles): esto incluye investigar cuándo y dónde ocurrieron los eventos, quiénes estaban involucrados, las circunstancias que rodearon los hechos y cualquier información adicional que pueda proporcionar una comprensión más completa de la situación.
- Si es necesario, usar herramientas de verificación: estas herramientas pueden incluir motores de búsqueda, bases de datos de hechos verificables, sitios web de verificación de datos, comparación de imágenes y análisis de metadatos, entre otros.
Herramientas recomendadas
Motores de búsqueda inversa: existen Google Imágenes, TinEye, Yandex y Bing, que ayudan a descubrir el origen de las fotos o imágenes que se publican en Internet.
Verificación de videos: No existe una herramienta que ayude a la verificación de videos, sin embargo InVid ayuda a fragmentar los videos en imágenes que luego pueden ser sometidas a una búsqueda inversa para investigar su procedencia.
Sobre Renata Cabrales
Periodista y máster en periodismo digital, con experiencia liderando equipos digitales interdisciplinarios en el sector multilateral, público y medios de comunicación por más de 20 años. Ha sido coordinadora de proyectos digitales con enfoque pedagógico en la Fundación Gabo. Desde hace 17 años es docente en varias universidades de Colombia y fuera del país, y capacitadora y consultora en temas relacionados con periodismo digital y redes sociales en organizaciones de diversa índole. Miembro de Consejo de Redacción y de la Asamblea General de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
Sobre Ana María Saavedra
Directora de Colombia Check, medio de comunicación dedicado al 'fact checking' y colaboradora de Diálogo Político. Comunicadora social y periodista de la Universidad Autónoma de Occidente. Ha trabajado como periodista de las secciones Orden y Unidad Investigativa del diario El País de Cali y luego como editora de Orden. En 2017 fue ganadora del Premio Gabo a Mejor Cobertura por el Mapa de la Muerte: 15 años de violencia en Cali.