El proyecto busca crear una narrativa innovadora con contenido cultural adaptado al formato de WhatsApp, pero su éxito resultó ir en contra de las políticas de la popular aplicación de mensajería instantánea.
El ensayista cultural Jorge Carrión y el periodista Pere Ortín, de Barcelona; el crítico de medios Omar Rincón, de Colombia; y la periodista Paty Godoy, de México, unieron fuerzas para crear una revista cultural que viviera y se consumiera exclusivamente a través de WhatsApp. Su objetivo era llevar contenido cultural de calidad a la gente, en medio de las múltiples crisis que han afectado a la humanidad este año.
El resultado fue la revista gratuita Curarnos. La idea surgió durante una charla vía Zoom al inicio de la cuarentena por COVID-19 bajo el lema de que “la cultura no salva, pero alivia”. Los comunicadores eligieron WhatsApp como plataforma por su potencial de viralidad, pero también porque es una aplicación en la que millones de personas conviven y consumen contenido, y ellos son de la opinión que el periodismo debe estar donde está la gente.
“La gente estaba leyendo en WhatsApp, pero no leían cultura y no leían periodismo. Leían memes estúpidos, fotos trucadas, cadenas, fake news…”, dijo Ortín. “Entonces planeábamos una narrativa muy sencilla y muy adaptada al propio canal de WhatsApp, y con una idea muy clara que tú como usuario pasaras un rato agradable disfrutando de la cultura”.
Cuando lanzaron el primer número -el 7 de junio de 2020- llegaron a más de mil teléfonos. El segundo número, una semana después, alcanzó los 5.000 contactos. Todo parecía ir viento en popa hasta que, al intentar enviar el tercer número, la plataforma suspendió el número telefónico desde el cual enviaban la revista.
“Según ellos hemos roto el acuerdo de vinculación de Facebook”, dijo Ortín, quien es el miembro del equipo a cargo de enviar los contenidos. “Según ellos hemos hecho alguna cosa que no ha estado bien y a partir de ahí estamos en una situación de stand-by. Aún no podemos dar una respuesta concreta a esta situación porque no la tenemos del todo clara”.
Los comunicadores dicen haber intentado ponerse en contacto con representantes de WhatsApp en España y América Latina, pero sólo han recibido respuestas automatizadas. “WhatsApp no nos deja enviar nuestros contenidos culturales. No sé qué le molesta de la cultura o por qué la cultura puede ser una cosa ofensiva”, agregó Ortín.
Sin embargo, la suspensión de Curarnos parece tener más que ver con cómo los sistemas de WhatsApp interpretan los patrones de comportamiento de los usuarios, según explicó Pablo Bello, director de Políticas Públicas de la compañía para América Latina. La plataforma funciona con una encriptación de extremo a extremo, lo que significa que nadie -ni siquiera el personal de la compañía- puede leer o interceptar los mensajes de los usuarios, por lo cual no se podría impedir el envío de mensajes por su contenido.
“WhatsApp no accede al contenido de las conversaciones de sus usuarios y, por lo tanto, no modera contenidos. No bloquea, no da de baja, no etiqueta o no acelera o impide de algún modo la distribución de ningún contenido,” dijo Bello. “WhatsApp es una plataforma de mensajería privada, utilizada principalmente para comunicaciones uno a uno, y no tiene herramientas para envío masivo de mensajes. El uso de sistemas automatizados está prohibido por los términos de servicio”.
Un proyecto que no cura, pero alivia
Aunque sus creadores describen a Curarnos como una revista cultural para el formato de WhatsApp, no se trata de una iniciativa para enviar PDFs o compartir contenido de sitios web. Es más bien un proyecto que busca tener un lenguaje y una narrativa propios que fluyan naturalmente a través de los formatos de la plataforma de mensajería.
La revista se compone de cuatro secciones: .TXT, que presenta un artículo escrito; .JPG, que incluye una fotografía; No Podcast, que ofrece historias o charlas en audio; y Link, que sugiere enlaces de proyectos transmedia o interactivos. Cada elemento está adaptado al formato de la aplicación y tiene sentido individualmente, pero la revista los presenta de forma que en conjunto conforman una narrativa propia.
El primer número fue distribuido entre los contactos de Ortín, Carrión, Godoy y Rincón, así como entre algunos colegas comunicadores con alto nivel de influencia en España, Colombia, México y Argentina, a quienes pidieron distribuirlo entre sus propios contactos.
“El primer envío -no hay por qué negarlo- era un juego, era un desafío para ver si lo podíamos hacer, si quizá era una forma de curarnos nosotros mismos del periodismo convencional”, dijo Ortín. “Todo eso se fue convirtiendo en un éxito inesperado porque el celular que hace de repositorio de Curarnos hubo semanas que recibía una media de 300 a 500 peticiones de la revista”.
Los usuarios a los que les llegó el primer número recibieron primero una imagen con el logotipo de la revista, seguido de un mensaje de presentación. Luego llegó el artículo ‘Un Salto al Futuro’, de la ensayista argentina Gabriela Speranza, escrito como un mensaje de cuatro párrafos. Minutos después recibieron la fotografía ‘Poema Volcánico’, del también argentino Eduardo Navarro, seguida de una breve descripción también en mensaje de texto.
A los pocos minutos les llegó ‘La Historia de Cristian’, un archivo de audio de seis minutos con una anécdota en voz del periodista chileno Cristian Alarcón, presentado por Omar Rincón. Por último recibieron el enlace de la exposición virtual interactiva ‘Species in Pieces’, acompañado también de una breve descripción.
Enseguida, un mensaje de despedida en texto, con la invitación a solicitar los números siguientes al número +34 932 29 96 98. Toda la experiencia duró poco más de 20 minutos.
Cada miembro del equipo se encargó de elegir y crear (o mandar crear) el contenido de cada una de las cuatro secciones. Hicieron múltiples pruebas hasta lograr que los elementos fueran fácilmente consumibles, para que el lector no tuviera que presionar botones de “Leer Más” o descargar archivos a sus dispositivos. Para los periodistas, en ello radica la principal innovación de su proyecto.
“No consideramos que la innovación de nuestro trabajo esté en el uso de WhatsApp para hacer periodismo, porque eso lo hacen muchos medios”, dijo Ortín, “Hubo un proceso de innovación sobre todo en la adaptación de nuestros contenidos al formato permitido en el canal en el cual nosotros nos queríamos dirigir a nuestros lecto-espectadores.
Tras el envío de los dos primeros números y la suspensión, el equipo de Curarnos logró enviar un video y un texto para explicar a su audiencia lo sucedido.
“Seguimos buscando formas de seguir con vosotros para que la cultura, aunque no nos salve, nos alivie [...] A diferencia de las plataformas, nosotros buscamos vuestros cerebros, vuestro placer, vuestra sonrisa, no vuestros datos”, se lee en el mensaje enviado a mediados de agosto.
Mientras siguen en espera de poder dialogar con representantes de la plataforma, Ortín y Carrión sumaron a su equipo al consultor de estrategias digitales Marc Hernández Güell, con quien esperan desarrollar una herramienta que no solo les permita seguir distribuyendo su contenido por WhatsApp, sino también automatizar algunos procesos, llevar registro de a quiénes les llega la revista y tener los números anteriores disponibles para el público.
“Esa parte tecnológica no la controlamos demasiado; todos venimos del mundo del periodismo, la literatura, el cine, la docencia, pero no entendemos al máximo la parte tecnológica”, dijo Paty Godoy. “Afortunadamente ahora tenemos un aliado que nos va a ayudar a poner en marcha esa parte tecnológica que es lo que necesitamos para darle más solidez y viabilidad (al proyecto)”.
En sus inicios, la revista había requerido una relativamente mínima inversión: ninguno de los cuatro creadores buscaban lucrar con el proyecto, por lo que no reciben ningún pago a cambio, y los colaboradores externos comparten sus contenidos de buena fe. Pero desarrollar una herramienta tecnológica adicional supone ahora el incremento de las necesidades económicas del proyecto.
“De momento estamos invirtiendo todo nuestro dinero como al final del día se inician muchos procesos de innovación”, dijo Ortín. “Al ser un proceso de innovación fruto de un desafío, ni siquiera nos habíamos planteado muy en serio ese proceso. Estamos viendo que vamos a tener que echarle unos euros ahí para poder financiar”.
El periodista no descarta que entre los miles de usuarios a los que esperan llegar haya un porcentaje que esté dispuesto a aportar recursos para sostener la revista. Esto les permitiría mantener el espíritu libre e independiente de su iniciativa.
“Imagínate que un 1% (de los lectores) esté dispuesto a echarle un dólar o algo así, a través de procesos que aún desconocemos. Yo no sé si sería un crowdfunding o un Patreon; la verdad es que tampoco nos hemos planteado eso hasta ahora”, explicó.
Al tratarse de un proyecto experimental sin fines de lucro, Curarnos nunca tuvo un modelo de negocio detrás. Sin embargo, en opinión de sus creadores, la revista cultural tiene la ventaja de ser un proyecto propio, y por tanto no tiene la presión de tener que dar resultados en un tiempo determinado.
Los periodistas tienen al menos siete ediciones de su revista listas para ser enviadas una vez que se resuelvan los problemas tecnológicos. Ortín espera que su alianza con Hernández dé los primeros resultados para octubre o noviembre.
“No tenemos prisa. A veces muchos de los procesos de innovación tienen mucha prisa en ganar dinero al estar forzados por plataformas que invierten dinero en ti y que quieren recuperar su dinero en unos cuantos meses”, dijo Ortín. “Nosotros no tenemos nada de esas cortapisas o esas censuras económicas. Curarnos tiene todas las ventajas de la libertad y casi ninguno de los inconvenientes, más allá de que no tenemos todo el dinero que nos gustaría gastar”.
Nos suspendieron el teléfono de #Curarnos. @patygodoy_ @jorgecarrion21 #OmarRincón y yo ya estamos buscando otras maneras de haceros bailar con el ‘periodismo guasá’.
Gracias por todo el cariño
(* Se agradece el RT)
Volvemos pronto
pic.twitter.com/SzB36Vbk8W— Pere Ortín (@Gorikortin) 20 de junio de 2020
Tres aprendizajes de Curarnos para sus creadores
Entre las lecciones aprendidas en el proceso de echar a andar su revista cultural, Pere Ortín y Paty Godoy destacaron tres:
1. Si hubiesen sabido a lo que se iban a enfrentar, los periodistas habrían buscado la colaboración del estratega digital Marc Hernández Güell desde el inicio del proyecto.
“A veces las grandes ideas no necesariamente se pueden llevar a cabo controlando una sola parte del proceso. Ahora con el mundo como está, que ha cambiado absolutamente el paradigma de la comunicación, necesitamos invariablemente siempre a alguien que también pueda aportar ese expertise, ese conocimiento tecnológico. Entre los cuatro (periodistas) podemos entender determinadas cosas, pero sí aprendimos que para llevar a cabo bien este proyecto necesitamos un aliado que esté especializado en tecnología”, dijo Godoy.
2. La tecnología no es un enemigo a vencer.
“La tecnología no es nunca una enemiga, la tecnología es una amiga. Lo único que tienes que establecer con la tecnología es una serie de criterios éticos y de criterios morales. Que algo se pueda hacer no quiere decir que se deba hacer. La bomba atómica se puede tirar, pero estamos de acuerdo en que no se debe tirar”, dijo Ortín.
3. Más allá de las plataformas, el público quiere buen contenido.
“Realmente del otro lado de las pantallas hay gente interesada en recibir contenido que creemos que es un contenido de calidad. Hay muchos medios que usan WhatsApp para hacer llegar sus noticias, sus informaciones a sus lectores, pero el medio quizá no es tanto la innovación. Creo que en el caso de Curarnos lo que realmente es valioso es el contenido y la curaduría de ese contenido”, dijo Godoy.
Tres contenidos que representan Curarnos
1. ‘El Virus y el Fuego’, el texto escrito por Jorge Carrión para el segundo número de Curarnos.
2. La charla sobre música entre Cristian Alarcón, director de la revista digital Anfibia, y Omar Rincón. Fue presentada dentro de la sección No Podcast.
3. ‘Forensic Landscapes’, un relato multimedia que aborda las desapariciones forzadas en Argentina, Guatemala y México realizado por la Freie Universität Berlin y el Laboratorio Iberoamericano de Documental. Fue sugerido como parte de la sección Link.
Sobre este proyecto
La Fundación Gabo en alianza con Google News Initiative buscan descubrir, analizar y presentar las más valiosas iniciativas de innovación periodística que se están produciendo en Iberoamérica.
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La selección de casos que se publican en este espacio está a cargo de Ismael Nafría (España), director de la revista National Geographic España, y Olga Lucía Lozano (Colombia), directora de En Modo P. La coordinación del proyecto desde la Fundación Gabo está a cargo de Karen De la Hoz, directora de comunicaciones.