Algunas veces en las historias periodísticas se deslizan términos incorrectos, sensibleros o, llegado el caso, irrespetuosos.
El tratamiento del lenguaje cuando se habla de discapacidades en los medios periodísticos es un asunto en el que los reporteros o editores no tienen certezas absolutas. Por un lado hay recomendaciones técnicas; por otro, la corrección política y la sensibilidad de los grupos de interés, como de la comunidad en general; en otro, no menor, la necesidad de claridad en el lenguaje periodístico para llamar sordo a quien efectivamente lo es, por ejemplo; en uno más, el conocimiento de estos temas por parte de redactor y su sensibilidad ética al respecto.
Lograr un equilibrio en estas expresiones no es para nada fácil. Por ello en algunas de nuestras historias se deslizan términos incorrectos, sensibleros o, llegado el caso, irrespetuosos.
Pensando en eso, instituciones de periodistas, ministerios y organizaciones de discapacitados ha creado manuales de estilo con recomendaciones para hablar de estos temas. Desde los términos exactos para referirse a las enfermedades o discapacidades, hasta las palabras o expresiones que se deben evitar, estos manuales son de consulta recomendada para todo periodista que cubre este tipo de fuentes, teniéndolo siempre como referencia y consejo, no como normas escritas en piedra.
A continuación presentamos cinco de estos manuales útiles:
Guía de Buenas Prácticas de la Consejería de Salud y Bienestar Social de Andalucía
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