La periodista mexicana Carmen Aristegui, miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo, fue galardonada por el Instituto Internacional de Prensa (IPI, por sus siglas en inglés) con el título de Heroína de la Libertad de Prensa de 2023.
Este reconocimiento resalta el compromiso inquebrantable de Aristegui con el periodismo crítico, a pesar de haber enfrentado una serie de ataques de censura por parte del gobierno y otros actores poderosos en México.
El premio, que Aristegui recibirá oficialmente en una ceremonia en Viena, Austria, el próximo 25 de mayo, simboliza su fortaleza y dedicación a seguir haciendo periodismo de vigilancia y su valentía al reportar sin temor sobre la corrupción en un país que se ubica como uno de los más peligrosos para la prensa a nivel mundial.
A propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que este 3 de mayo se celebra por trigésima ocasión, profundizamos en esta entrevista sobre la importancia del papel del periodismo, la información y la comunicación en la sociedad, y cómo el trabajo de los periodistas, en un contexto de libertad de prensa, impulsa los otros derechos. Además, Aristegui comparte su experiencia personal de ser víctima de espionaje y despido injustificado por su labor periodística, y envía un mensaje a los periodistas que enfrentan situaciones similares.
¿Qué significa obtener este premio que te destaca como “heroína de la libertad de prensa”?
"Es un término fuerte, pero es un premio a las personas que desarrollan su trabajo periodístico de una manera que pueda ser tomada en cuenta para beneficio de la libertad de expresión y de prensa. Para mí es un gran estímulo que se pueda acreditar y reconocer el trabajo de los periodistas en general. Los premios, los reconocimientos tienen como eje principal empujar a las personas que nos dedicamos a esto a seguir adelante. Es una manera de reconocer el papel que juega el periodismo, la información, la comunicación en una sociedad.
No es ningún secreto que para medir la calidad de una democracia se tiene que medir la calidad y la fuerza de su periodismo y de su libertad de prensa. Así que cuando viene un premio con esas características es una manera de reconocer el trabajo de los periodistas mexicanos que hacemos nuestra tarea en un contexto nada fácil, en un contexto complejo para ejercer nuestras libertades, sobre todo en situaciones en donde se pone en riesgo la vida, como ha sucedido con muchos periodistas en México.
Según organizaciones muy serias, como Article 19, se lograron documentar doce casos de periodistas asesinados en 2022, a los que hay que sumar las decenas de casos en los últimos años, que ya rebasan la cifra de 100. La cifra se dice fácil, pero estamos hablando de arrebatar la vida de personas que dedicaron su vida a informar a los demás, a desarrollar un trabajo tan relevante como es el periodismo. De la mano de lo que son estas cifras, inadmisibles en cualquier democracia, viene aparejada la impunidad porque, prácticamente, la totalidad de los que casos de muertes de periodistas en México quedaron impunes. Esto nos da la pauta de las enormes dificultades que se tienen en nuestros países cuando los poderes, cuando los que se sienten amenazados por la información, deciden cortar de cuajo la vida de alguien por la razón de haber informado.
Dentro de todo, es un premio que nos causa alegría, porque es reconocer a través de una persona en específico, desde el punto de vista de los demás, lo que representa y significa el periodismo para nuestras democracias".
Este año, la UNESCO celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa reconociendo el valor de la libertad de expresión —y, atado a ello, el de la libertad de prensa— como motor de los demás derechos. ¿Cómo se refleja esto en tu trabajo periodístico?
"Los periodistas tenemos una función que jugar en el mapa democrático de un país. Coincido plenamente con la definición que tiene este 30º aniversario del Día Mundial de la Libertad de Prensa. No puede uno imaginar otros derechos en el marco de leyes o de constituciones si no se tiene resuelto y cumplido el derecho principalísimo de informar, de saber, de publicar y, desde luego, de expresar ideas, información y todo lo que viene envuelto en ese paquete.
Los periodistas, a final de cuentas, tenemos una tarea que realizar que por su naturaleza empuja e impulsa a los demás derechos y hace posible que el cumplimiento de los poderes de la sociedad misma y su andamiaje se respeten. Y cuando algo no funciona o está desajustado en la maquinaria de una sociedad, cuando muestra signos de corrupción, eso tiene que ser señalado, informado, comunicado y ayudado a ser debatido por parte de los periodistas.
Así que por eso es tan importante la libertad de prensa y la libertad de expresión, porque a partir de ellas es que se puede echar luz, discutir y debatir el funcionamiento mismo de una sociedad y de un país entero".
Durante el gobierno de Peña Nieto fuiste objeto de espionaje e incluso despedida injustificadamente de un espacio radial a raíz de tu trabajo periodístico. A partir de tu experiencia, ¿qué mensaje puedes dejarles a los periodistas que se enfrentan a situaciones similares en su ejercicio profesional?
"Es cierto que los periodistas podemos ser víctimas de innumerables circunstancias que podrían hacer desistir a cualquiera de dedicarse a esta tarea. Es difícil enviar un mensaje a los jóvenes que deciden estudiar para periodistas o los que están evaluando si dedicar su vida a esta actividad cuando enfrentamos situaciones difíciles. He vivido la experiencia del espionaje en contra mía, en contra de mis más cercanos colegas y colaboradores, incluso de mi propio hijo, que siendo menor de edad fue víctima de decenas de ataques de Pegasus en su teléfono celular.
Cuando publicamos el reportaje especial de la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto, una propiedad millonaria en la Ciudad de México, en uno de sus barrios más lujosos –que el entonces presidente no pudo explicar cómo se ajustaba a los ingresos que él pudo tener a lo largo de su vida–, sufrimos el espionaje, sufrí acoso judicial con varios juicios absurdos de los cuales finalmente logré librarme. Están también conductas criminales como el allanamiento a nuestra redacción, en un hecho que no puedo más que identificar como una intimidación. La galería de cosas que le pueden ocurrir a un periodista en México y nuestro continente es bastante larga.
Sin embargo, también hay que decir que este es un trabajo fascinante. A pesar de todos los pesares, vale toda la pena. Vale todos los capítulos que podamos enumerar cuando tienes la satisfacción después de haber publicado algo, cuando tienes el estímulo de que con un trabajo de investigación, con una noticia, con un buen debate sobre un asunto relevante, puedes ayudar a la sociedad. Es difícil encontrar algo parecido en términos de estímulo profesional. Comunicar a los demás algo relevante es un estímulo muy difícil de abandonar, a pesar de que haya un sinfín de circunstancias antes las que, en sano juicio, muchos dirían 'pero ¿por qué sigues haciendo esto?'.
Hay demasiados elementos que pueden inhibir a la actuación de los periodistas. Pero la posibilidad de realizar algo en materia noticiosa, informativa, de opinión, que pueda tener un efecto positivo en que la gente se entere y pueda generar su interpretación de una realidad, contra eso no hay nada. Lo único que existe es el impulso de seguir adelante".
Recientemente, en un artículo para la Red Ética de la Fundación Gabo sobre el juicio de José Rubén Zamora en Guatemala, Mónica González recuperó una frase que pronunciaste: “El derecho a estar informado y la democracia misma son conquistas que no son para siempre”. ¿Qué te lleva a esa reflexión?
"Hay cosas que creíamos ganadas como parte de los procesos de transición democrática que en un santiamén se pueden poner en riesgo. Y si no tenemos conciencia de que, efectivamente, nunca nada está ganado del todo en la democracia ni las libertades, puede que el poder en turno realice alguna maniobra que ponga, por ejemplo, fuera de jugada a un instituto como el de Transparencia y Acceso a la Información, como está sucediendo en este momento en México.
Lo digo también porque gente como José Rubén Zamora, que se encuentra encarcelado hace nueve meses, era una persona que podía razonablemente ejercer su liderazgo a través de sus medios y a través de su propia tarea periodística. Y de pronto, una situación, que presumiblemente se trata de un montaje, lo tiene preso, enfrentando un juicio en el que puede ser condenado a no sé cuántos años de cárcel. Hablamos de una figura referencial para el periodismo, que en algún momento recibió este mismo premio de Héroe de la Libertad de Prensa. Lo que parecía imbatible no lo es cuando hay una acción de poder que puede cometer un atropello de estas dimensiones.
Uno tiene que tomar conciencia de que todo esto acaba siendo una circunstancia permanentemente frágil a la que hay que proteger. Nuestras libertades estarán aquí en tanto las defendamos. Nuestros espacios ganados estarán aquí en tanto hagamos todo lo necesario para que esto se mantenga y sobreviva para poder ser ejercido cotidianamente.
Así que yo me sumo a Mónica González y a todo el Consejo Rector de la Fundación Gabo en este llamado que hace para que la situación de José Rubén Zamora sea un caso en el que se eleve la exigencia al sistema de justicia y al gobierno Alejandro Giammattei para que José Rubén sea liberado y pueda seguir adelante con su tarea.
Y me parece importante mencionar, ahora que estoy en Nueva York, en pleno aniversario 30 del Día Mundial de la Libertad Prensa, el caso de Julian Assange, que nos debe obligar al resto de los periodistas y al resto del mundo. La potencia más importante en términos económicos y militares del planeta tiene a este individuo desde hace ya demasiados años en una picota judicial terrible. Es una figura que ha marcado una época con su decisión y su compromiso de que el mundo se enterara de lo que nos hemos enterado a través de los cables de Wikileaks".