Por María Mansilla
"Tienes que desconectarte de la red, de vez en cuando, y leer mucha novela", increpó el escritor y periodista Francisco Goldman en la tercera jornada del Taller Anfibio, que dicta junto a la antropóloga Rossana Reguillo en Buenos Aires. De esta forma despuntó el encuentro que tuvo como debate central evaluar de qué manera aprovechar los territorios, cómo hacer el mejor trabajo de campo posible, lograr las entrevistas más honestas, aprovechar cada minuto. Reguillo confiesa que usa la técnica del fresco, que se apropia del secreto de los pintores clásicos. Primero dibujaban a grandes trazos, luego pintaban; tenían que hacerlo rápido, la pintura tardaba nada en secar. "Lo interesante de la metáfora es que permite trazar distintos dibujos previamente realizados. Y de esos trazos uno hace una composición con actores diversos, con impresiones diferenciadas". Da un ejemplo: la realización de la biografía de un sujeto que está preso por contrabando. "Para que sea visible y audible tengo que ponerle a ese fresco la imagen de la psicóloga que lo atiende en la cárcel, la imagen de la mamá que sufre porque no lo vio venir, la del empresario aterrado que espera la condena. Tengo que ver cada elemento para que me cuente una historia redondita. Es un trabajo fino que solo se puede hacer cuando se tienen preguntas. Si no, por más preparado que estés, por más curioso que seas, no avanzas."
La primera lección es saber esperar Paco Goldman, escritor y periodista de The New Yorker, jura que su trabajo es más que nada intuitivo: confía en su intuición e inteligencia. Para él, la primera lección a aprender si se quiere escribir no ficción, es esperar. Que hasta la cobertura de un conflicto armado, que parece puro riesgo y adrenalina, exige tiempos donde parece que nunca pasa nada, horas de tabaco y más espera. "Pero debes saber cómo usar ese tiempo", avisa. Cuando trabaja no sueña desatar la revolución con su artículo. Pero tiene la certeza de que dará letra y será parte de un banco colectivo de información que convertirá, de a poco, la realidad en algo indiscutible, imponente. Subraya: "Escribir una crónica es como dirigir una familia: tiene mucho que ver con la paciencia". 5 claves para hacer el mejor registro
1) ¿Digo siempre que soy periodista?
"Si estás en zona de riesgo, hay que medir la situación. Según el contexto, se puede apelar a otras cosas que seas: estudiante, profesor...", responde Goldman. Reguillo objeta: "Como profesora con algún kilometraje aseguro que hay maneras de hacer este trabajo sin disfrazarse y sin traicionar la confianza de las personas, ellas tienen derecho a saber en qué condiciones están".
2) ¿Prendo el grabador?
"El registro es parte de una entrevista formal, y hay que usarlo si ese trabajo puede generar dificultades legales, en casos de crimen o violencia que luego requieran ser desmentidas y si tienes que citar con nombre y apellido. Hay otros círculos que piden una charla con más intimidad; entonces quizás es mejor no grabar, ni siquiera anotar. Eso genera, incluso, mejor escucha. Eso sí: terminas y vas corriendo al café de la esquina a tomar nota", propone Goldman.
3) ¿Debo hacerme amigo de mis entrevistados?
"Hay que mantener una tensión permanente entre distancia y cercanía -advierte Reguillo. La crónica tiene esa obsesión, y apropiarse de la voz del otro sin mediación alguna puede ser peligroso, complicado. No digo que no puedas hacerte amigos, digo que no vas ahí porque son tus amigos. De lo contrario, te puede dar una especie de parálisis al tener tanta información, puedes quedar atrapado en lo que en antropología se llama ´el riesgo de la conversión´. Hace perder de vista que somos mediadores de una situación, que traficamos códigos y los traducimos a un lenguaje legible, bello, potente, políticamente eficaz." Goldman hace una provocación: "¡Hay que aceptarlo! A veces vas a usar a la gente, o vas a decepcionarla por más esfuerzo que hagas".
4) Investigar en equipo, ¿suma?
"No siempre la experiencia es agradable. Porque el trabajo de producción de fondo es individual, es un proceso de introspección tan fuerte que resulta difícil comunicarlo, pero esto pasa en el plano académico. Cuando me toca hacerlo, mi ventaja es que tengo tiempo suficiente para plantear un eje, una metodología compartida", cuenta Rossana Reguillo. Goldman agrega que en el caso de los periódicos, "para que los equipos funcionen tiene que haber un líder, un editor que lleve el hilo, guíe y tome decisiones".
5) ¿Cuándo el punto de vista es un aliado?
"Es un elemento muy útil a la hora de investigar. Sin una epistemología por lo menos rudimentaria no hay posibilidad de hacer buen periodismo, y no es que tenga que tener un posgrado en epistemología -explica Reguillo-. Tiene que ver con la claridad que cada uno tiene y construye a propósito de cómo concibe la sociedad y su funcionamiento, cómo piensa el poder y la posibilidad de acción de los sujetos. Si asumo que los jóvenes son tontos, son sujetos apolíticos, son ternuritas, eso se va a notar en sus notas. A veces pensamos que la metodología es la técnica. Pero la metodología es el camino hacia el camino, es su verdadera traducción."
Lea también: Periodismo es tu mejor esfuerzo para dar una respuesta: Primera jornada del 'Taller Anfibio' con Rossana Reguillo y Paco Goldman "Cuando las fuentes son fáciles tienes que sospechar de ti mismo": Segunda jornada de Taller Anfibio, con Paco Goldman y Rossana Reguillo -- El taller anfibio Adentro, al borde o afuera: Crónicas de la diversidad juvenil en América Latina es organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- y la Universidad Nacional de San Martín -UNSAM-. Esta institución promovió y auspició la creación de la Revista Anfibia bajo la dirección del periodista y maestro de la FNPI Cristian Alarcón.