Cada vez que se terminaba el concurso en la Plaza de la Paz, Renny se concentraba en el siguiente carnaval. Así ocurrió hasta que su esposa, María Emperatriz Jaraba, invitó a un grupo de católicos de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo —los pentecostales de la Iglesia católica— a que oraran a su casa.
Amante de la salsa y el jazz, el joven Padura viajaba con frecuencia en autobuses abarrotados hasta la playa de Santa María del Mar en donde se tumbaba a leer a quienes serían sus mayores influencias literarias, los estadounidenses del siglo XX: Hemingway, Dos Passos, Salinger, Faulkner, los escritores del boom latinoamericano.