Errores comunes al contar historias de salud
29 de Octubre de 2017

Errores comunes al contar historias de salud

Carlos Francisco Fernández dio algunos consejos para que los periodistas que cubren el sector salud mejoren sus historias.
Foto: Rafael Bossio.
Víctor Menco Haeckermann

Los peligros de publicar información errónea en temas de salud radican en las consecuencias que esta puede tener en la salud de los lectores o televidentes. Es por ello que durante el Taller sobre la actualidad del sistema de salud en Colombia, organizado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- y Coosalud, se analizaron varias historias publicadas por los medios de comunicación para identificar sus fallos y, de esta manera, mejorar las competencias de los periodistas que cubren este sector.

El taller, realizado entre el 27 al 29 de octubre de 2017, estuvo a cargo de Carlos Francisco Fernández, asesor médico de Casa Editorial El Tiempo y maestro de la FNPI. 

Estos fueron los errores más recurrentes que se debatieron:

Opinar sin contextualizar. Decir que un rasgo del sistema de salud es malo sin describir cómo funciona.

Generalizar. Hablar de una crisis estructural del sistema basándose en un solo caso.

Particularizar. Hablar de un problema de una entidad sin corroborar que sea un problema de todo el sistema.

Opinar sin documentar. Editorializar u opinar sin incluir datos o citar fuentes científicas.

No contrastar datos. Es importante contrastar los datos del presente año con los de años anteriores.

Titular la opinión de una fuente sin citarla. Al no poner entre comillas la opinión de una fuente o al no incluir el nombre de ella en el título se entiende que es una opinión del periodista. Por muy espectacular que suene, debe tratarse como una noticia de registro.

Títulos que prometen demasiado. Por el afán de conseguir lectores, los periodistas no deben hablar de un caso aislado como si fuera de escala local, nacional, o mundial.

No consultar la contraparte. Cuando se recoge la opinión o se describe la situación de un paciente sin consultar la opinión de la entidad de salud o una fuente oficial, se cae en la imparcialidad.

Diagnosticar sin ser médico. Nadie puede diagnosticar una enfermedad sin ser médico. En consecuencia, el periodista no puede dar por sentado una enfermedad porque le parezca o lo diga un paciente o familiar entrevistado.

Declarar una alerta sin ser una autoridad médica. Las alertas, como “epidemia o pandemia de tuberculosis”, son competencia de entes como la secretarías de salud, Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS).  

Contar por contar. El periodismo no es un medio de desahogo. Si el periodista se queda contando, sin contexto, ni datos ni fuentes autorizadas, la historia no se debe publicar. La gente busca es el servicio: que la información sea útil, no entretenida y le ayude a resolver el problema que la aqueja. Dato: cuando no pase nada después de varias denuncias, una vía para solucionar el problema es radicar las denuncias en los entes de control con las evidencias obtenidas en el periodismo investigativo. 

Sobre Carlos Francisco Fernández Rincón

Es asesor médico de la Casa Editorial El Tiempo, donde por cerca de dos décadas ha estado al frente de la cobertura de temas de salud. Ha dictado diversos talleres y webinars para la FNPI y también ha sido asesor médico del jurado del Premio Roche de Periodismo en Salud, cuya Secretaría Técnica lleva la FNPI.

Es autor y editor de 7 libros sobre el dolor (ACED) y autor de 3 libros sobre temas de salud. Ha escrito innumerables artículos periodísticos y columnas de opinión sobre salud. Ganador de varios premios nacionales e internacionales de periodismo a nivel individual y colectivo.

Es médico cirujano, especialista en medicina física y rehabilitación, en salud ocupacional y medicina de trabajo, y subespecialista en neurofisiología clínica y neurofisiología del dolor. También tiene especialidades en Gerencia en salud y en Periodismo, así como una maestría en Estudios Políticos.  Es profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá y es médico especialista y director Director de la Unidad de Rehabilitación del Hospital Universitario San Ignacio en Bogotá.

Fue presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas. Miembro de la Asociación Colombiana Para el Estudio del Dolor (ACED) y de la Asociación Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación. Fue miembro de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, de la Federación Latinoamericana para el Estudio del Dolor y de la gran junta médica nacional que propuso la Ley Estatutaria de Salud que eleco la salud a derecho fundamental en Colombia.

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