Seis consejos para combatir periodísticamente mitos sobre salud

24 de Julio de 2017

Seis consejos para combatir periodísticamente mitos sobre salud

¿Qué hacer cuando la población entra en pánico por un nuevo virus o enfermedad?

Fotografía: Erika Wittlieb en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons

 

Basta con escribir las palabras “noticia falsa” en Google y leer algunas de las páginas de resultados para darse cuenta de que numerosas historias son creadas a diario para alimentar los miedos de la población con información falsa sobre la salud.

Que las sandías con un agujero en el centro pueden ser cancerígenas, o que hay quienes ocultan jeringuillas con VIH en las manijas de las mangueras surtidoras de las gasolineras, son solamente algunos de los bulos más recientes.

El problema es que muchas de estas historias llegan vía Whatsapp y se van compartiendo sin la menor tarea de verificación, radicándose en las mentes de muchas personas como si se tratara de advertencias reales.

Ante esta amenaza fruto de la era de la posverdad en que vivimos, el periodismo de salud tiene una responsabilidad, como ha señalado la doctora Claire Hooker, coordinadora de Humanidades Médicas y de Salud en la Universidad de Sidney.

En un artículo publicado este año por el portal The Conversation, la especialista ofrece seis consejos para que los periodistas de salud comuniquen adecuadamente las amenazas a la salud pública que puedan estar causando preocupación en sus comunidades:

1. Sacúdase primero su propia indignación
Cuando un tema nos indigna a los periodistas, esto puede afectar nuestro juicio, evitando que escuchemos adecuadamente la preocupación pública. Tendemos a corregir o tranquilizar cuando estamos motivados por nuestras propias preocupaciones, lo cual puede empeorar la polarización. Deje la indignación a un lado, y enfóquese en las necesidades de su audiencia. Esto le permitirá ubicarse en un terreno intermedio donde habrá algo de espacio para maniobrar.

2. Respete los temores de las personas
Aprenda a reconocer y respetar los temores de su audiencia. Un padre temeroso necesita saber que nos preocupamos por aquello que lo intranquiliza. Por ejemplo, la fiabilidad de una vacuna. Para nuestra audiencia es necesario sentir que hemos escuchado y comprendido sus preocupaciones. Una vez lo sientan, ellos prestarán atención a lo que digamos.

3. Construya confianza
Si no podemos confiar en el comunicador, no vamos a creer su mensaje. La prudencia, la imparcialidad, la competencia y la apertura son aspectos que generan credibilidad.

La confianza es esencial para que podamos comunicarnos efectivamente durante el ciclo de vida de un problema de salud pública, ya se trate de un error en las políticas públicas, o cuando nuevos estudios científicos lleven a nuevas informaciones o recomendaciones.

4. No entre en pánico
Si se apresura a comunicar mensajes cambiantes y confusos, ¿cómo reaccionará su audiencia?... Su trabajo es reducir la indignación y ayudar a que la gente se sienta a salvo..

Evitar los mensajes alarmantes le permitirá seguir siendo una fuente de confianza, a la cual la gente escuchará, incluso si no están totalmente de acuerdo con lo que dice.

5. Sus acciones comunican más que sus palabras
Piense en lo que sus acciones dicen al público. Por ejemplo, la decisión del gobierno australiano de cancelar todas las visas temporales de los países de África Occidental afectados por el ébola en 2014 indicaron que el virus era una amenaza real y aterradora. Este mensaje alarmó a los australianos, un país donde el riesgo de contagio era extremadamente bajo.

Ayudar a las personas a ser menos temerosas puede ser tan simple como devolverles cierto control sobre la situación, por ejemplo, dando a las personas acciones concretas que puedan tomar. En el caso del ébola, podría significar monitorear su temperatura corporal si creían haber sido expuestos al virus.

6. Piense a largo plazo
La comunicación de riesgos efectiva consiste en establecer un diálogo de largo aliento. No se trata de andar corrigiendo lo que la gente piensa, sino en proveerles constantemente información verificada que les permita conocer todo el panorama y aumentar así la capacidad de toda la sociedad para afrontar las amenazas de manera colectiva.

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