¿Por qué no hay periodistas en las salas de parto?

29 de Octubre de 2018

¿Por qué no hay periodistas en las salas de parto?

La tasa mundial de cesáreas se duplicó desde el año 2000 y República Dominicana, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Ecuador, Venezuela, México y Cuba están entre primeros en la lista, advierte Roxana Tabakman en nuestro blog para periodistas de salud.

Fotografía: Cynthia_Groth en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons
Roxana Tabakman

 

No todo es dengue y fiebre amarilla. Otra epidemia afecta gravemente a América Latina, somos los líderes mundiales en práctica de cesáreas innecesarias, problema paradójicamente más marcado en los grupos sociales potencialmente más informados. ¿No tenemos influencia en nuestro público? ¿O lo estamos haciendo mal? Llegó la hora de que los buenos periodistas entren a las salas de parto.

Evidencias: Las evidencias científicas son claras respecto a que el parto natural debe ser la regla. El parto vaginal debe ser ofrecido en las mejores condiciones posibles de control médico y analgesia. La cesárea es un derecho de la mujer, a quien se le debe ser informada que es un procedimiento médico con riesgos y desventajas, solo imprescindible en ciertas circunstancias precisas.

Pero esa no es la vida real. La tasa mundial de cesáreas se duplicó desde el año 2000 y República Dominicana, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Ecuador, Venezuela, México y Cuba están entre primeros en la lista. Frecuente en los servicios públicos, esta técnica quirúrgica se impone aún más a nivel privado, alcanzando en algunos países casi el 90% de los nacimientos. La tasa deseable se sitúa entre 15 y 25%.

Además de presentar desventajas a corto y largo plazo para la madre y el niño, las cesáreas planificadas ya provocaron una epidemia de niños nacidos antes de término. Y el problema amenaza crecer: las organizaciones de salud están advirtiendo que los médicos aprenden a hacer partos naturales en la facultad, pero luego no lo entrenan y van perdiendo la confianza, por lo que optan cada vez más por el parto quirúrgico programado. Una bola de nieve que podría ser casi imposible de parar.

Lamentablemente, los medios hicieron y continúan haciendo su parte para lo que ya está mal, pueda ser peor.

Falso equilibrio: Hay muchas maneras de informar mal. Los periodistas pueden hacer mucho daño oponiendo parto natural a quirúrgico como si fueran extremos ideológicos. No se debe intentar buscar un equilibrio que sería absolutamente falso por sus riesgos.  Pero una revisión de lo publicado a lo largo de veinte años por revistas femeninas brasileñas, por ejemplo, mostró que las notas mostraban a la cesárea y al parto natural de forma balanceada. Allí hay un error grave. Los artículos periodísticos deben estar explícitamente a favor del parto natural, lo contrario lleva a subestimar los riesgos asociados a la cesárea.

En la comunicación periodística del parto natural, la información debe ser basada en evidencias científicas, lo que implica no impulsar irresponsablemente el parto hogareño que se ha asociado a mayor mortalidad.   O poner en contexto las historias. Otro estudio, este realizado sobre revistas femeninas españolas  mostró que en casi siete de cada diez se ofrecían opiniones o historias únicas (67%). El riesgo es que el público saque conclusiones generales de casos puntuales. En esa evaluación, menos del 5% mencionaba, por ejemplo, el riesgo de infección o hemorragia o riesgos aumentados en futuras gestaciones.

También hay que tener mucho cuidado con las comparaciones. La atención del parto por parte de los médicos, y no de parteras, es una de las muchas diferencias que tenemos con Europa. Y en el primer mundo se practican muchas menos cesáreas. ¿Es ese el camino? Depende. Pero para que esta opción sea segura, la mujer debe tener acceso a parteras especializadas con formación adecuada y que trabajen en equipo con médicos disponible las 24 horas. ¿Lo hay en América Latina?

Este año la OMS emitió una guía con intervenciones no clínicas para reducir cesáreas innecesarias, pero en el momento en el que la mujer elige el tipo de parto, confluyen en su cabeza todas las informaciones recibidas de distintas fuentes a lo largo de su vida. Hagamos bien nuestra parte. El diálogo con su médico obstetra debe ser informado, basado en evidencias.

La mujer debe conservar la posibilidad de elegir aún en ausencia de indicación clínica, es su derecho, pero la autonomía requiere información de calidad. Si creen que esa es la mejor elección para el bebé y para ellas, es porque los periodistas deberíamos haberlo hecho mejor.

Propuesta

• Antes de publicar una nota sobre cesáreas, informarse sobre beneficios, riesgo a corto y largo plazo para la madre y el niño, y hacer el check list:

  • ¿Tiene información adecuada sobre los riesgos de la cesárea?
  • ¿Tiene información precisa sobre duración y costos de hospitalización?
  • ¿La nota incluye la tasa esperada de cesáreas (10-15% de los nacimientos)?
  • ¿Tiene información adecuada sobre las ventajas del parto natural para la madre, el niño por nacer y los partos futuros, y las condiciones precisas en la que está indicada la cesárea?
  • ¿Tiene información sobre el derecho de la mujer a elegir el tipo de parto (natural o cesárea)? 

• Investigar los intereses. Los grandes influenciadores en las cesáreas programadas son los médicos, con tendencia a la intervención quirúrgica, tanto por conveniencia horaria como por los incentivos financieros que favorecen las cesáreas. Los periodistas podríamos ponerlo en evidencia. ¿Cuál es la frecuencia de cesáreas de determinado profesional o centro de salud? ¿Por qué?

  • Investigar las (verdaderas) historias. Si la mujer prefería parto natural, pero el médico decidió hacer cesárea, se pueden investigar las razones clínicas. Si no las hubiera, ¿deberíamos denunciar?
  • Investigar las causas. Si las mujeres de la ciudad prefieren la cirugía porque la analgesia epidural no es accesible, los periodistas deberíamos denunciarlo. La falta de tratamiento de dolor es más una cuestión cultural que económica.
  • Investigar las fake news. Un estudio en el que participó una periodista especializada en evidencias y que evaluó la información de 176 sitios web de Brasil que trataban de cesáreas puso en evidencia que la mayoría son una mezcla de falta de información, con información distorsionada o errónea.
  • Buscar cambios En los países en la que parteras (enfermeras especializadas en obstetricia) trabajan en equipo con los médicos, se practican menos cesáreas. ¿Hay una buena formación de parteras en tu ciudad?

Quizás debamos salir de nuestra zona de confort, que la forma de nacer no sea un tema restringido a revistas y programas femeninos. Hacen falta mayor participación y liderazgo para generar visibilidad a este problema.

Esta epidemia no se enfrenta con vacunas, repelentes o productos químicos, la solución es una buena información. Por eso, necesitamos periodistas en las salas de parto.

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Las opiniones expresadas en nuestra sección de blogs reflejan el punto de vista de los autores invitados, y no representan la posición de la FNPI y los patrocinadores de este proyecto respecto a los temas aquí abordados.

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