Para nuestra bloguera invitada, la argentina Valeria Román, hace falta que los periodistas conozcan mejor los estudios sobre los determinantes sociales de la salud.
“Cuidado con la vacuna de dengue”. “Entérate de los efectos de la demencia”. “Este ejercicio no sólo adelgaza, también quita el hambre”. Las noticias de salud generalmente van en la misma dirección: apuntan a informar o a convencer al individuo para que adopte un nuevo hábito o para deje de hacer un comportamiento potencialmente nocivo, como consumir comida chatarra, alcohol, drogas ilegales o tabaco. Poco se informa aún sobre sobre los llamados “determinantes sociales de la salud”, que son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. En 2018 se cumplen 10 años de la primera publicación de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud, y los periodistas de salud todavía no hemos incorporamos el enfoque ni la cobertura constante de las temáticas que abarcan los determinantes sociales de la salud a nuestras rutinas de trabajo.
Por lo general, las noticias de salud siguen centradas en la responsabilidad del individuo, y son despojadas de las causas sociales, ambientales y económicas que han impactado en la situación actual de las personas. Quizá se cubren los factores de riesgo de enfermedades, como el nivel del colesterol o el sedentarismo. Pero poca información se brinda sobre las diferentes causas de las alteraciones en esos factores. Es decir, se necesita poner más atención a los determinantes sociales de la salud, que son como las “causas de las causas” de las enfermedades.
Al recibir la primera publicación de la Comisión de los Determinantes Sociales de la Salud en 2008, la entonces directora de la OMS, Margaret Chan, advirtió que “los sistemas de salud no gravitarán naturalmente hacia la equidad. Un liderazgo sin precedentes que obligue a todos los agentes, incluidos los ajenos al sector sanitario, a examinar los efectos que producen sobre la salud”. En el trabajo presentado, que había sido liderado por el epidemiólogo británico Sir Michael Marmot, se presentaron los resultados de estudios científicos que demostraban las asociaciones entre inequidad y pobreza y su impacto en la salud de las comunidades. Por caso, la esperanza de vida al nacer de las mujeres en Japón (hace 10 años estaba en 86 años) duplica a la de las mujeres que nacen en Zambia (43 años). En Bolivia, la tasa de mortalidad infantil de los bebés de madres que no han cursado estudios superaba los 100 por 1000 nacidos vivos, mientras que la de los bebés de madres que han cursado por lo menos estudios secundarios es inferior a 40 por 1000 nacidos vivos. Hay evidencias científicas que demuestran que el entorno impacta en la vida de cada individuo y que puede generar inequidad en salud. Por lo cual, señalar en los artículos periodísticos a los individuos como los únicos responsables de sus factores de riesgo alterados o de sus enfermedades resulta hoy anacrónico y hasta puede contribuir a su estigmatización.
No dejar a nadie atrás
La inquietud por llevar a cabo estudios sobre los determinantes sociales de la salud había surgido porque en las décadas anteriores se habían empezado a registrar las limitaciones del funcionamiento de centros de salud y de los hospitales. ¿Para qué dar tratamientos a la población si luego las personas volvían a las condiciones que las enferman? El informe de 2008 propuso tres recomendaciones generales: medir y analizar el problema en cada país, mejorar las condiciones de vida cotidianas, y luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos. En 2011, se hizo una conferencia mundial sobre “determinantes sociales de la salud” en Río de Janeiro, Brasil, y hubo una declaración política que recomendó que las áreas de salud trabajen sistemáticamente con otros sectores de los gobiernos en cada país y que se avance hacia una cobertura universal de la salud que permita que todos los ciudadanos cuenten con una atención sanitaria de calidad (el próximo 7 de abril, el Día mundial de la salud se dedicará a esa necesidad global).
En la publicación de la OMS “Más sano, más justo, más seguro: la travesía de la salud mundial (2007-2017)”, se consideró que “el último decenio ha traído consigo una amplia sensibilización respecto de los determinantes sociales de la salud y de los programas de acción necesarios para abordarlos. Esto será crucial en la era del desarrollo sostenible. La promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de «no dejar a nadie atrás» implica la protección y promoción de la salud para desarrollar una vida plena, pero también la superación de circunstancias sociales adversas, de modo que permita el logro del mejor estado de salud posible”.
Hoy, los periodistas de salud tenemos la oportunidad de informar más sobre los determinantes sociales de la salud en los próximos años y su impacto. Aquí van algunas sugerencias:
• Capacitarse sobre los determinantes sociales de la salud, como la educación, el empleo el nivel de ingresos y la distribución, la vivienda, el desarrollo infantil, la seguridad alimentaria y la nutrición, la etnia, el género y el estrés, y tener en cuenta de que son modificables.
• Buscar estadísticas que permitan indagar en las consecuencias para la salud de los determinantes sociales. Un sitio interesante para navegar es el de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que reúne documentos sobre determinantes sociales de la salud.
• Averiguar si hay investigadores científicos que estén realizando estudios sobre los determinantes en la ciudad o región donde se trabaja, y difundir sus trabajos en los medios de comunicación.
• Esos investigadores científicos pueden convertirse en fuentes de información o de orientación para desarrollar una cobertura rigurosa de los determinantes sociales de la salud en el futuro.
• Preguntar si las políticas públicas actuales -a nivel regional o nacional- contemplan intervenciones sobre los determinantes sociales de la salud. Si no se los tienen en cuenta, se puede investigar cuáles son las barreras.
• Averiguar si el sector privado o el de las organizaciones no gubernamentales están llevando acciones o reclamos sobre los determinantes sociales de la salud.