A veces los periodistas lidiamos con la muerte con tanta frecuencia que en algún punto pareciera que perdemos la sensibilidad. En ocasiones la muerte se convierte en una cifra, en una fecha, o en un caso aislado.
A veces los periodistas lidiamos con la muerte con tanta frecuencia que en algún punto pareciera que perdemos la sensibilidad. En ocasiones la muerte se convierte en una cifra, en una fecha, o en un caso aislado.
Hay un tema que, todavía con mayor razón, requiere de un cuidado especial y que siempre será difícil de manejar: el suicidio. Hay medios que incluso prefieren no dar detalles sobre el modo que usó alguna persona para acabar con su vida por temor a “dar ideas” a otros posibles suicidas. Un efecto de espejo del que han hablado algunos estudios hace ya varios años.
El suicidio resulta entonces un tema con cierta carga de tabú, más si se le relaciona con temas de salud mental, que también tienden a ser tratados de esa forma. Ya que se acerca el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, el 10 de septiembre, ¿cómo encontrar, entonces, los límites y el lenguaje adecuado para hablar del suicidio de una manera responsable?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2000 un documento guía para medios de comunicación a la hora de hablar de suicidios. El documento no ha perdido vigencia, y sigue siendo una herramienta fundamental no solo para cuando los reporteros debemos hablar sobre suicidio, sino para hacer algo en materia de prevención.
Entre otras cosas ofrece una serie de fuentes donde se encuentran cifras y estudios sobre el tema como la La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio o la Asociación Americana de Suicidología.
Estas son sus recomendaciones:
- Trabajar estrechamente con autoridades de la salud en la presentación de los hechos.
- Referirse al suicidio como un hecho logrado, no uno exitoso.
- Presentar sólo datos relevantes en las páginas interiores.
- Resaltar las alternativas al suicidio.
- Proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios.
- Publicitar indicadores de riesgo y señales de advertencia.
Y estas las que no deberíamos seguir:
- No publicar fotografías o notas suicidas.
- No informar detalles específicos del método usado.
- No dar razones simplistas.
- No glorificar ni hacer un tratamiento sensacionalista del suicidio.