Una iniciativa que bien podrían replicar otros periodistas de salud en Latinoamérica.
¿Alguna vez se ha puesto a pensar si el sushi que pidió a domicilio a través de una app como Uber Eats o Rappi fue realmente preparado en un restaurante, o más bien en una cocina casera?
Esa inquietante pregunta motivó a los reporteros de la BBC a crear un negocio de hamburguesas ficticio para demostrar lo fácil que era vender su producto de dudosa calidad a través de la aplicación Uber Eats.
Bajo el original nombre de Best Burger Corp (las mismas siglas de la British Broadcasting Corporation, BBC), el restaurante se registró con una asombrosa facilidad en la plataforma que permite ordenar comida a domicilio desde el teléfono móvil.
Cuando Uber Eats le preguntó a los creadores de la naciente compañía Best Burger Corp si contaban con un registro sanitario para operar, ellos respondieron “no, pero lo obtendremos pronto”. Con eso fue suficiente para que fueran admitidos y empezaran a vender sus hamburguesas hechas en el patio de una casa.
El siguiente paso del experimento consistió en pedirle a Mark McGlinn, un experto en la industria de la comida rápida, que hiciera un primer pedido. Para sorpresa de todos los involucrados, un domiciliario de Uber recogió el pedido sin cuestionar por qué estaba siendo preparado en el patio de una casa, y no desde un restaurante.
“Esto es alarmante. Vivimos tiempos peligrosos si le permitimos a las empresas de distribución de comida que operen de esta manera”, estimo McGlinn. Con su estado de horror coincidió Heather Hancock, directora de la Agencia Nacional para Estándares Alimenticios (Food Standards Agency) al ver el video.
A su turno, Uber Eats, empresa intermediaria entre los restaurantes que producen la comida y los clientes finales, emitió un comunicado en el que “estar profundamente preocupada por esta falla de seguridad en sus políticas de higiene”, y que tomarían acciones inmediatas para actualizar los requisitos para registrarse como proveedor.
Un caso latinoamericano igual de preocupante
Pero el riesgo que puede representar la falta de regulación sobre estas aplicaciones como Uber Eats no es exclusivo de Inglaterra. En Colombia, la periodista Laura Robles publicó recientemente en Twitter los detalles de un caso similar
Todo comenzó cuando una amiga suya en Medellín llamada Johana Pareja decidió ordenar un plato de sushi a través de la aplicación Rappi. Unos minutos después llegó su domicilio. En un estado realmente lamentable. Aquello estaba lejos de ser lo que se prometía en las fotografías del negocio en la aplicación.
Al quejarse con Rappi, solamente recibió un reembolso equivalente al 17,5% del valor total de su pedido. No contenta con la respuesta, decidió ir ella misma al restaurante para encontrar el origen del problema. Al llegar allí, se encontró con que el negocio llamado Yokomo Sushi Express no era más que una cocina ubicada en el segundo piso de una casa.
Oigan, vengo a compartirles algo de terror que descubrió una excompañera de trabajo, Johana Pareja, al pedir un servicio de @RappiColombia en Medellín. Atentos para que piensen dos veces antes de hacer un domicilio por estas apps sin conocer el restaurante.
— Laura Robles Muñoz (@LauRobles) April 28, 2019
Llama la atención que este caso se dio a conocer cuando empresas como Rappi han comenzado a expandir su negocio de comida a domicilio a través de un modelo que han denominado ‘dark kitchens’, es decir cocinas descentralizadas que permiten a los restaurantes agilizar la entrega de los pedido a domicilio. ¿Era esta cocina de Yokomo Sushi Express una de estas ‘dark kitchens’? La empresa no respondió públicamente sobre la denuncia hecha por Robles en Twitter.
Compartimos este par de casos aquí porque bien vale la pena que este tipo de investigaciones como la de la BBC sean replicadas en medios iberoamericanos. De eso se trata el periodismo de salud: servir a las audiencias para advertirles sobre situaciones que puedan poner en peligro su bienestar.
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