Ruido: una red periodística que rompe la cultura del silencio oficial en las provincias argentinas

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9 de Septiembre de 2022

Ruido: una red periodística que rompe la cultura del silencio oficial en las provincias argentinas

La plataforma colaborativa surgida en 2020 representa un salto adelante para la transparencia pública y veeduría ciudadana, en zonas de Argentina en donde parecía impensable tal propósito.

Daniel Armirola

La estructura de gobierno de Argentina –federal, pero con un muy marcado epicentro en la ciudad de Buenos Aires–, y una cultura política que ha enquistado la opacidad en el manejo de lo público han hecho históricamente difícil, si no imposible, la labor del periodismo investigativo en todas las regiones del país. Es decir, las posibilidades de que un periodista realice investigaciones se reducen drásticamente una vez este sale de la capital y pone el foco en entornos periféricos. Existe una brecha y un velo estatal muy fuerte a la hora de vigilar la buena gobernanza en cada provincia. 

Por eso es que, desde su arranque en 2020, la plataforma investigativa Ruido ha entrado de lleno con la misión de “fortalecer el derecho de la ciudadanía al acceso a la información, la libertad de prensa, la libertad de expresión y la transparencia política y administrativa”. Esto con una perspectiva descentralizada, y a la vez con una distancia frente al periodismo excluyente que se dedica a competir, proponiendo en cambio un trabajo colaborativo y ofreciéndose como un soporte para la labor de otros medios.

“No buscamos ser primicia ni exclusivos; lo que buscamos es compartir nuestra información, principalmente con medios regionales”, explica Edgardo Litvinoff, periodista con amplia trayectoria en el ámbito investigativo y uno de los que lidera este proyecto. Y es que él, y otros colegas que creen en la importancia de una gobernanza transparente, saben que tienen que trabajar en equipo para suscitar un verdadero cambio. 

El cambio es romper con una cultura de la corrupción y de la opacidad que lleva décadas y que se agudiza en las provincias, pero también quebrar los esquemas que han significado el silencio de quienes deben denunciar ese escenario, en este caso, el de los medios de comunicación. ¿Por qué ese silencio? Litvinoff lo explica. 

 

Arma de doble filo

El viejo esquema de la pauta oficial y su impacto en los medios de comunicación continúa siendo un fenómeno muy poderoso en la Argentina. Gobiernos locales de toda índole ideológica o política siguen aprovechando este mecanismo para garantizar el silencio de los medios en situaciones que requerirían de una actitud vigilante. 

“En Argentina la mayoría de los medios, tanto tradicionales como no, dependen de la pauta oficial para subsistir. Investigaciones del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) y otras organizaciones así lo muestran. Es una realidad que hace que estos temas, relacionados con transparencia, acceso a la información y corrupción, sean muy difíciles de tratar, de investigar y de publicar. Entonces nosotros nos ofrecemos como una red de contención frente a esa problemática”, afirma. 

Ruido es entonces un canal para que los periodistas que no han podido romper esa mordaza lo hagan. “Nuestros colaboradores hacen esas investigaciones para Ruido porque en los medios de sus provincias no pueden realizarlas. Saben que mediante esta plataforma sí pueden hacer visibles estos asuntos sin tener que revelar sus identidades. Eso les reduce el riesgo que corren en sus regiones”, recalca.

 

 

Una expansión basada en principios

El hecho de no depender de la pauta para evitar caer en la misma mordaza tácita que silencia a los medios argentinos en general supone para Ruido un desafío necesario, casi que esencial. Por ese motivo es que Litvinoff es enfático en aseverar que, “por principios, decidimos que no vamos a tener publicidad oficial”. 

Hasta ahora, el único sustento con el que Ruido ha iniciado su rumbo es con la búsqueda de fondos internacionales ligados al desarrollo de sus investigaciones. Tal decisión ha empezado a cosechar sus frutos puesto que ha devenido en el reconocimiento a su labor. 

Así ocurrió con la primera investigación de la plataforma, enfocada en las compras públicas durante la pandemia. El equipo de Ruido analizó los costos de distintos productos adquiridos por las administraciones regionales, como barbijos (tapabocas), alcohol, ambulancias, entre otros. Comparó las cifras de las 24 provincias e incluyó lo pagado por el Gobierno de la Nación, y descubrió datos reveladores. 

“Los medios han tomado lo que les conviene según su línea editorial. Pudimos comprobar por ejemplo que la Provincia de Buenos Aires pagó 12 millones por las mismas ambulancias que en otro lado costaron 4 millones. Por supuesto, como el gobernador es oficialista y muy cercano a [la expresidente y actual vicepresidente] Cristina Kirchner, los medios de oposición le dieron mucho cubrimiento. Y en otras provincias donde sucede al revés, los medios oficialistas dieron su propio tratamiento a los temas de su interés. Nosotros no entramos en eso: cumplimos con hacer un ejercicio de transparencia”, asegura Litvinoff 

A raíz de ese primer trabajo en profundidad, Ruido se hizo con el Premio a la Nota de Investigación entregado por Fopea. “Esa fue una sorpresa para nosotros, pero nos dio un impulso muy grande para poder seguir. A la vez nos permitió conseguir más fondos pensando en nuestros trabajos futuros”, señala.

Una segunda investigación es que Ruido tomó tres obras públicas por provincia en los ámbitos de salud, educación y justicia, para comparar los costos. El principal hallazgo fue la opacidad de esa información –que legalmente es de carácter público–: lo difícil que es para un ciudadano argentino el conocer los costos de las obras públicas.

“Nuestra última investigación es que hay una ley de ética pública en la Argentina que prohíbe que funcionarios de cualquier nivel del Estado aparezcan con su imagen o su nombre en publicidades oficiales. Nosotros hicimos un relevamiento en todas las provincias con todos los gobernadores y alcaldes de las capitales provinciales, y encontramos que más de la mitad de ellos viola la ley de ética. Es algo relevante porque en un año tenemos elecciones”, advierte.

La expansión de Ruido se ha dado a paso moderado pero seguro, sabiendo que el camino fácil de la pauta está descartado dada la premisa ética de esta red investigativa. Así, los proyectos se han venido sucediendo y, tras los ya mencionados, se esbozan en el futuro próximo dos pesquisas: 

Una, proyectada para el mes de diciembre, en torno a los poderosos intereses de las empresas que sacan el “oro blanco” del litio. “Eso implica revelar quiénes son los beneficiarios reales, cuán transparentes son para la ciudadanía esos contratos, cuáles son las regalías que pagan en las provincias esas empresas, una serie de consideraciones sobre si cumplen la legislación minera no solo en lo fiscal sino en lo ambiental. Ahí vamos a tener que viajar a provincias como Jujuy y Catamarca en el norte argentino y hacer nuestra pesquisa allá. Eso va a ser interesante porque incluso el Gobierno nacional le está pidiendo a las administraciones provinciales que transparenten los contratos de litio, y tampoco lo logra”, argumenta Litvinoff.

El segundo trabajo, tras el impacto que tuvo la investigación sobre el evidente incumplimiento de la ley de ética pública por parte de muchos funcionarios, será darle continuidad a dicho trabajo de cara a las elecciones de 2023.

 

Búsqueda de nuevas herramientas

Ruido cuenta actualmente con un colaborador por cada una de las 23 provincias del país (más la Ciudad de Buenos Aires), una fortaleza que garantiza su presencia en zonas en las que los datos de gobernanza y contratación pública son históricamente opacos a la veeduría. En el núcleo de esta red hay un equipo base de cinco personas que, al estar a bordo de esta incipiente aventura periodística, no escatima en sacrificios para que prospere.

El esquema de búsqueda de fondos no hace completamente sustentable a Ruido, por lo que Litvinoff confiesa que el equipo está barajando otras herramientas que permitan fortalecer su financiación. Mucho más en tiempos en que la crisis global y la nacional arrecian.  

“Estamos en ello. Estamos con fondos internacionales que han sido nuestro principal sustento, pero queremos desarrollar nuestra plataforma para tener crowdfunding, que nos parece una forma muy genuina para que gente interesada en que sigamos en nuestra labor pueda trasladarnos su apoyo”, asegura. 

Otra de las alternativas que está considerando el equipo de Ruido es hacer una membresía. En ella, la intención es que la red ofrezca no solo un camino expedito para que los miembros tengan acceso en profundidad a sus investigaciones, sino un acompañamiento para que presenten pedidos de información frente a las administraciones regionales o incluso la nacional, a través de una aplicación. 

“Tenemos armada esa red muy activa y aceitada, y creemos que estamos en condiciones de poder hacerlo, pero también necesitamos diseñar mejor nuestra plataforma y preparar ese camino para la aplicación que permita esa interacción. Estamos planeando también una newsletter y esperamos que a fin de año tengamos todo eso en marcha. Pensamos usar un poco de los fondos internacionales para fomentar esa consolidación que buscamos”, explica. 

 

La colaboración, una fortaleza

Otro de los frentes que Ruido ha trabajado desde que nació es su naturaleza colaborativa, que no solo se enmarca en el plano de los periodistas o de los medios, sino que incluye organizaciones dedicadas a la defensa de la transparencia pública, del medio ambiente, o a la lucha contra la corrupción. Este frente implica para la plataforma un camino que no se puede dejar de lado en esa expansión. 

“Ese es un eje fundamental. Los periodistas de esta red nos dimos cuenta hace mucho de que no tiene sentido guardarse para uno, y jugar con el ego de cada firma para demostrar qué tan buenos somos, sino que las alianzas son fundamentales si queremos que las investigaciones tengan alcance. No importa quien lo firma, al final terminamos haciendo la pesquisa hasta 20 personas”, argumenta Litvinoff. 

Una de las organizaciones que colabora con Ruido es Poder Ciudadano, de larga tradición en el país, sin filiación partidista y dedicada a la veeduría. De hecho, la primera investigación de Ruido, de sobrecostos en la adquisición de productos relacionados a la pandemia por parte de las administraciones provinciales, sigue parámetros ya utilizados por dicha ONG para investigar al Gobierno de la Nación. Es decir que fueron fundamentales para ayudar a estructurar los criterios de una pesquisa que Ruido llevó a las regiones más opacas. 

“Es una mezcla interesante porque no somos solo periodistas sino también gente que trabaja en el ámbito de los datos abiertos, y estamos en alianza con fundaciones y organizaciones que hacen a la red mucho más amplia y le dan mucho más potencial. Eso nos ha permitido conseguir fondos, difundir mejor nuestro trabajo. Es una fortaleza del proyecto”, admite. 

“En este momento pedimos nuestra incorporación a una red que se llama ROCC, la red de organizaciones contra la corrupción en la Argentina, donde hay muchas otras ONG y asociaciones que nos podrían ayudar a realizar y difundir nuestras pesquisas. Es un método de trabajo que constantemente estamos intentando ampliar”, añade.

Como Ruido nunca piensa en términos de exclusiva, ni intenta competir con otros medios, su esencia colaborativa también implica que su modo de publicar se realice de modo estratégico, pensando siempre en los medios que podrían estar interesados en determinada pesquisa. Con estos se coordina una fecha de publicación para lograr una mayor difusión e impacto de la información revelada.

“Hacemos una coordinación en simultáneo con medios interesados para sacar la información al tiempo. Cada medio busca la información que le interese más según su provincia. Como son datos nacionales, cada quien los utiliza como prefiere, más allá de lo que son nuestros informes y nuestros datos, que están presentados de acuerdo a los recursos que tenemos”, agrega Litvinoff.

Por último, así como la idea de Ruido es fortalecer su red colaborativa desde las provincias argentinas, su perspectiva futura es que ante la presencia de redes similares en América Latina se pueda hacer trabajos en conjunto, para lograr impactos regionales con posibles investigaciones.

 

Líneas definidas y poder gráfico

Otro elemento fundamental para el impacto que tiene el trabajo de Ruido es su apuesta por lo gráfico, algo que es evidente en las redes sociales del medio, donde la forma en que se presenta la información es un elemento muy importante. Esto es, hay una decidida vocación de presentar de la manera más sencilla posible los asuntos complejos que suelen surgir de las investigaciones. 

“Queremos mostrar lo mejor que se puedan los datos, y estamos con mucho detalle trabajando en que los datos se visualicen de una manera clara, ya sea con infográficos o en mapa, le damos mucha importancia al tema gráfico. Por ejemplo, una pesquisa profunda, que ha tomado meses y que cueste comprenderla, tratamos de resumirla en un video de un minuto para que la gente en redes sociales pueda entender bien de qué se trata. Le damos mucha importancia a la visualización”, afirma.  

Pero no solo en redes es evidente el peso de lo gráfico en Ruido. Entre más compleja es la investigación, más se ve la presencia de herramientas para visualizar de forma sencilla pero contundente las revelaciones de dicha red. Esto al punto de que, como añade Litvinoff, “hay un elemento clave, que es que nosotros revelamos siempre en cada investigación un índice de acceso a la información. Realizamos un mapa en el que revelamos cuáles son las provincias más accesibles según los datos públicos requeridos en la pesquisa, y cuáles las más opacas”. 

La sencillez en busca de contundencia trasciende lo gráfico y pasa a la estructura temática de Ruido, encarnada en tres secciones: Transparencia, Acceso a la información, y Corrupción. Sobre esos ejes se ha desarrollado el trabajo investigativo de la red y se realiza un seguimiento provincia a provincia. No obstante, la prioridad no es la incidencia sino brindar insumos con los que los medios y periodistas regionales puedan seguir excavando.

Existe una cuarta sección en el portal: Discursos de odio. Pero de momento el equipo de Ruido no ha desarrollado investigaciones en la materia. De nuevo, el motivo es fundamentalmente ético para no caer en afanes perjudiciales: “Cuando empezamos el proyecto pensamos en que era necesario investigar el tema, pero esto tiene una gran dificultad para investigar: establecer criterios, definiciones… Hay líneas muy delgadas todo el tiempo entre el discurso de odio y la libertad de expresión. Lo planteamos como un desafío, pero todavía no hemos podido desarrollar nada ahí. Es un proyecto pendiente”. 

“Es complicado y por eso lo estamos demorando. Queremos usar alguna métrica que en algún momento vamos a determinar. Pero estamos convencidos de que el impacto se hace con datos, muy certeros y contundentes, obtenidos con seriedad. Periodismo básico. Por eso es que de momento el proyecto de discursos de odio está relegado”, concluye. 

 

El cambio es gradual

La cultura de la corrupción y de la opacidad está muy enquistada en las instituciones argentinas, y como prueba de ello, el hecho de que las revelaciones en torno a sobrecostos que publicó Ruido no han derivado en investigaciones efectivas por parte de los entes de control. 

Litvinoff asegura que hay directa relación entre el poco acceso que la ciudadanía tiene a la información de interés público y la elevada corrupción: “El mismo Gobierno nacional hizo una encuesta, que no se había publicado nunca pero que publicamos nosotros, que encontró que el 94% de los contratistas privados afirma que hay corrupción en la obra pública. La principal razón, en mi opinión, es esa: la opacidad en la información y la falta de control”. Esta opacidad se exacerba cuando se está en provincia y alejado del centro político del país, que es Buenos Aires. Es decir, Ruido actualmente es fundamental en la lucha contra esas brechas y esas mordazas. 

“Es muy variable la brecha de la opacidad de los datos según la provincia y el tema de investigación. La Ciudad de Buenos Aires por ejemplo tiene excelentes portales de transparencia, y figura en determinados rubros como una de las zonas con más acceso a la información. Pero en otros también hemos visto muchas lagunas, muchos grises, muchas cosas sin explicar. Y después hay provincias con gobiernos que llevan 30 años bajo el mismo signo, incluso con el mismo gobernador. Y es casi imposible acceder siquiera a lo más básico, que sería un boletín oficial. Hay provincias donde ni siquiera eso es posible. Tenemos una corrupción estructural muy enraizada en la sociedad entera. Hay un contrato social que está roto en la Argentina desde hace mucho tiempo”, explica. 

Ruido supone entonces un cambio cultural y, por ello, sus integrantes saben que no deben desanimarse en su camino de consolidación. En ciertas investigaciones han tenido impacto y en otras no. Pero es apenas natural si se tiene en cuenta que la cultura del silencio continúa, con la pauta oficial representando hasta un 60% de los ingresos de los medios tradicionales. El avance es por tanto gradual, y Ruido seguirá trabajando hasta que haya cambios estructurales en términos de veeduría ciudadana y transparencia en Argentina.

 

Tres investigaciones de Ruido

  1. Compras públicas en pandemia, el año de las contrataciones directas y la falta de transparencia
  2. En casi 7 de cada 10 de provincias argentinas no se sabe cuánto cuesta una obra pública
  3. Publicidad oficial: más de la mitad de los gobernadores argentinos no respeta la ley de ética pública

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