La niña, la reina

La niña, la reina

Ella, la niña, saluda como una reina. Parada junto a un portal, una mujer la llama haciendo señas con las manos. Ella, la reina, corre como una niña y se queda unos minutos conversando con la dueña de casa.
Cristina Amortegui, bailando en la lectura del Bando del Carnaval de Barraquilla. Joaquín Sarmiento/Archivo FNPI
Juan María Fernández

Ya es de noche y en Barrio Abajo, Barranquilla, la oscuridad es casi todo. Hay apenas algunos focos en los pórticos de las casas y, más allá, algún poste de luz. Hay, también, una niña que camina por ahí. Lleva un vestido rojo sangre con detalles dorados que deslumbra: la parte superior está cubierta de lentejuelas que se encienden con el movimiento y la falda es de tul inflado. Tiene el pelo azabache, los ojos café, la naricita soñada y la piel del Caribe. Su delicadeza radiante desentona con el paisaje –la penumbra, los frentes descascarados, las tejas ennegrecidas–, pero a ella no parece importarle.

Cristina Amortegui, reina del Carnaval de los Niños. Joaquín Sarmiento/Archivo FNPI

Frente a la Casa del Carnaval, un grupo de vecinas pasa el tiempo en la vereda.

– Adiós, mi niña -dicen al verla pasar.

Ella, la niña, saluda como una reina. Parada junto a un portal, una mujer la llama haciendo señas con las manos. Ella, la reina, corre como una niña y se queda unos minutos conversando con la dueña de casa. Habla con una fluidez asombrosa. Cuando se dispone a seguir, una mulata con una chiquilla de unos 3 años le cierra el paso.

– Sueña con ser una reina como tú -dice la madre.

Ella, la niña, la reina, ríe.

– Tengo que llevar la alegría a todas partes, a todos los niños y niñas de Barranquilla –me dice ahora. Habla con el tono claro y maternal de una maestra de primaria–. Además, en este 2013 Barranquilla cumple 200 años y es la Capital Americana de la Cultura. Entonces, es mi deber ir a eventos, compartir con los niños, estar siempre muy contenta y llena de carnaval.

Se queda pensativa. Me mira desde abajo.

Cristina Amortegui, bailando en la lectura del Bando del Carnaval de Barraquilla. Joaquín Sarmiento/Archivo FNPI

– ¿Vas a escribir sobre mí?

– Sí.

– Aaaah –dice con ternura y vuelve a reír.

Entonces, escribo: que ya es de noche, que hay una niña, que su nombre es Cristina Amórtegui Oliver, que es la Reina del Carnaval de los Niños 2013 y que a los 12 años es, también, la periodista más joven de Colombia.

*

Faltan tres días para la Lectura del Bando que decreta el comienzo de las celebraciones, pero Barranquilla ya es una fiesta. Hoy es miércoles y la Casa del Carnaval desborda de cumbia y de gente. Nadie está quieto: las aspirantes al título de Reina de Reinas practican sus coreografías en el patio, la recepcionista grita al teléfono y los empleados de Carnaval S.A. –fundación organizadora del evento–, van y vienen disparados como bolas de pinball.

Junto a la puerta de entrada, un pequeño cronista del programa infantil 4, 8 y 12 se para frente a cámara escoltado por los monarcas del Carnaval de los Niños: el Rey Momo, Daniel Silguero Iregui –8 años, fama de gran bailarín y cara de desconcierto–, y la Reina, Cristina Amórtegui Oliver. Ahora la cámara está apagada y ella aprovecha para acomodarse el pelo, que cae como una cortina de terciopelo negro sobre su hombro derecho. El vestido carmesí brilla sin esfuerzo. La niña, la reina, pone las manitos en la cintura y espera, pura sonrisa. Cuando un hombre sale apurado y se cruza frente a cámara, ella hace una mueca y revolea los ojos, impaciente. Pero no es grave: ahora la cámara está encendida y Cristy vuelve a iluminar el lugar. Su mirada permanece fija en la lente y sus pestañas aletean, haciéndole cosquillas al aire. En Barranquilla, ser reina es cosa seria.

– Fui elegida por una junta de Carnaval S.A. que fue presidida por el Secretario de Cultura de Barranquilla, Afif Siman. Había varias candidatas y fui la escogida –me explicará más tarde.

– ¿Cuáles son tus obligaciones como reina?

– Tenemos eventos todos los días. Vamos a colegios, a hospitales. También hemos estado en la cárcel, entregando regalos a los hijos de las reclusas, y visitamos a niños con cáncer. Ellos no pueden venir a disfrutar del carnaval, entonces nosotros se lo llevamos. Sacarles una sonrisa es de lo más bonito.

– ¿Por qué creés que te eligieron?

La niña ríe.

– Creo que por mis dotes artísticos, porque toda mi vida he estado metida en temas de carnaval. Desde pequeña mis papás me disfrazaron y me llevaron a los desfiles. Amo el carnaval y lo tengo en mi sangre.

*

El Carnaval de los Niños nació en 1991. Aquel año, uno de los participantes de Voz infantil, un programa de radio realizado por niños e impulsado por el docente Julio Adán Hernández, planteó la necesidad de crear un espacio exclusivo para los “pelaitos”.

– En las comparsas tradicionales, los niños iban en la cola, detrás de los grandes –explica Hugo Diazgranados, uno de los organizadores del evento–. El proyecto fue un enano que creció rapidito, porque hasta ese momento no había lugar para los niños. Lo lindo es que aquí no importa el status social y cualquiera puede ser coronado. La reina oficial, en cambio, es siempre una chica de posición social, apellido y mucho dinero. A nosotros sólo nos importa el deseo del niño, que conozca algo de las fiestas y el apoyo de sus papás.

Los padres de Cristina, Joseba Amórtegui y Liana Oliver, se conocieron cuando tenían 16 años. Sin embargo, recién a los 24 el destino los volvió a cruzar y se enamoraron. Fue en el municipio de Galapa y fue, por supuesto, en carnaval. En su casa, los Amórtegui Oliver guardan fotos que demuestran que, antes de cumplir un año, Cristina ya presenciaba los desfiles carnavaleros. Cuando aprendió a caminar, seguía a cada comparsa por una cuadra y regresaba al punto de partida, lista para acompañar al siguiente conjunto. Detrás de ella, Joseba corría desesperado. Más tarde, la niña participó en el grupo del Colegio del Sagrado Corazón y en la comparsa del Club Campestre del Caribe, Anhelo de Carnaval.

– Todas las niñas en Barranquilla quieren ser reinas –dice Liana–. Cuando Cristy se incorporó a Voz infantil y empezó a ser parte de la organización, se interesó más por el tema.

En el video oficial del carnaval infantil, Cristina se muestra espléndida. Baila con urgencia, regala besos, luce vestidos suntuosos y mueve los brazos de aquí para allá, con los hombritos fuera de quicio. Sonríe, los ojos comprimidos, la boca abierta y un entusiasmo que desborda. También canta

“Ese sueño mío se cumplió,

Cristina Amortegui, reina del Carnaval de los Niños.Barranquilla. Joaquín Sarmiento/Archivo FNPI

porque ahora la reina del carnaval soy yo.

Se cumplió, sí señor, ese sueño se cumplió,

se cumplió, sí señor, ese sueño se cumplió.”

– ¿Te gustaría ser Reina del Carnaval cuando seas grande? –le pregunto.

– Cuando sea grande voy a ser periodista. Entonces, voy a colaborar con el carnaval de otras maneras.

*

El 18 de septiembre de 2011, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez se encontraba en Barranquilla. Aquel día, Cristina llegó con sus 11 años hasta el área de prensa del edificio donde él estaba y, junto a una docena de cronistas, esperó que apareciera. Pasaron más de cuatro horas. En cuanto Uribe asomó la nariz, un malón de periodistas, cámaras, micrófonos y grabadores se lo llevó por delante. En medio de la confusión, la niña logró llegar hasta él y hacerle un par de preguntas. “Te felicito, Cristinita, porque eres una niña muy pequeñita y eres muy inteligente, con una mentecita muy organizada”, le dijo el ex presidente. A pesar de los diminutivos, ella se sintió más grande que nunca: sintió, por primera vez, que era periodista.

– Ya he hecho cerca de 250 entrevistas a personajes nacionales e internacionales. Son todas personas que me llaman mucho la atención. Hay cantantes, presentadores, escritores, gente de la farándula –enumera con la seguridad latina de una conductora de CNN. La lista, que incluye al presidente Juan Manuel Santos, el arquero uruguayo Sebastián Viera, el ciclista olímpico Carlos Oquendo y el cantante Fonseca, sorprende. Al ver algunos de sus trabajos en YouTube, uno nota que ciertas preguntas no dejan de ser las de una niña. Sin embargo, resulta asombroso el carisma y el desenfado con que se expresa.

– ¿Quién es tu modelo como periodista?

– Admiro a muchísimas personas, pero creo que recojo varias cosas de cada uno.

– ¿Y quiénes son esas personas?

– Por ejemplo, Alberto Salcedo Ramos y Gabriel García Márquez. Actualmente, pues, me estoy leyendo Vivir para contarla. Ya como presentadora, me gusta Rosa María Corcho.

Como muchas fábulas en Barranquilla, la historia de la periodista más joven de Colombia comenzó ligada al carnaval. A fines de 2010, los reyes del Carnaval de los Niños visitaron el colegio Camilo Torres Tenorio. Allí conocieron a Liana, profesora de danzas, y a su hija Cristina. La niña quedó fascinada con la idea de trabajar en Voz infantil y, una semana más tarde, consiguió una entrevista con Julio Adán Hernández. Asombrado por la elocuencia de Cristina, Hernández no dudó en darle una oportunidad. Hoy la niña coordina el programa de radio Hola juventud, es presentadora de 4, 8 y 12 en Telecaribe y, según dice, se mantiene muy activa en las redes sociales.

– Tengo Twitter, Skype, YouTube, Gmail, Hotmail, una página personal en Facebook y otra como Reina del Carnaval. En Twitter ya tengo 1.600 seguidores y, en YouTube, más de 20.000 visitas –dice con orgullo.

– ¿No te avergüenza que tanta gente vea lo que hacés?

– ¡Al contrario! ¡Son poquitos!

En 2012, Cristina incursionó en el periodismo gráfico. Primero, participó en el taller de narrativa “Cómo contar historias de carnaval”, a cargo de Salcedo Ramos. Luego, se las ingenió para ganarse un lugar en un curso dictado por el periodista norteamericano Jon Lee Anderson y organizado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Por último, concertó una cita con Ernesto McCausland, editor del diario barranquillero El Heraldo, para hacerle una propuesta.

La niña llegó al periódico acompañada por su padre, pero no dejó que él abriera la boca. Su idea era conseguir apoyo para organizar una lectura de noticias colectiva en un parque, pero McCausland le hizo otro ofrecimiento: que escribiera algunas entrevistas para el diario e hiciese una práctica en la redacción. Así, aquel año, Cristina pasó buena parte de sus vacaciones metida en El Heraldo. Allí tenía su propio escritorio y una computadora donde escribía algunos recuadros de la sección Pelaos, dedicada a niños y jóvenes. Por cuestiones legales –después de todo, tiene apenas 12 años–, la experiencia no duró mucho, pero hoy Cristy sigue publicando artículos de manera esporádica.

Cristina Amortegui, reina del Carnaval de los Niños.Barranquilla. Joaquín Sarmiento/Archivo FNPI

– Es algo súper chévere. Con el reinado me he tenido que detener un poco, pero sigo escribiendo y leyendo. Voy a seguir haciendo radio, televisión y prensa. Todavía no he decidido cuál me gusta más.

– ¿Hay alguna pregunta que le hagas a todos tus entrevistados?

– Me gusta mucho preguntar por la familia y la niñez.

– ¿Y cómo fue tu niñez?

– Así, como te he contado. Todavía soy niña –dice sin mucha convicción.

*

Ya es de noche y en la Casa del Carnaval los ánimos están más apaciguados. No hay música y las aspirantes a Reina de Reinas se secan el sudor que brilla en sus rostros. Tampoco hay cámaras, y Cristina sonríe de una manera diferente. En un rincón del patio, gira sobre sí misma y se divierte sola, viendo la calesita roja que forma su vestido en el aire. La niña que hasta el momento se había mostrado sólo en chispazos, es ahora algo más cierto: una niña como cualquier otra, que juega a dar vueltas, que juega a ser reina, a ser periodista.

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