Por María Paula Martínez
La desinformación en línea no es un asunto sólo de quienes están en línea sino de todos y en ese sentido, hay diferentes acciones para enfrentar estas realidades. Algunas son de carácter positivo (alentar algo), otras de carácter negativo (desalentar algo).
Para Mauricio Jaramillo, influenciador, periodista y líder de la iniciativa Hangouts de Periodismo hay que estimular la sanción social sobre quienes ejercen la manipulación mediática para fomentar un diálogo constructivo en las comunidades virtuales. Alentar el trabajo, cotidiano y humilde, de detectar y denunciar a quienes intoxican con falsedades y agravios la reputación de un proveedor o la del sistema de proveedores de información en línea.
Para Jean François Fogel, experto en periodismo digital y maestro de la FNPI, hay que revertir la información falsa no con negación sino con información positiva que conecte a la gente. Las personas no siempre rechazan los contenidos falsos, incluso sabiendo que lo son. La información que toca lo emocional es más compleja y se necesitan implementar herramientas que hagan que el ejercicio de las audiencias frente a la información que reciben y comparten sea menos azaroso. Más que el rigor, que no siempre las audiencias perciben, el nuevo valor a resaltar por los medios es la transparencia.
Para Carlos Cortés, abogado y periodista, líder del espacio de opinión La Mesa de Centro de La Silla Vacía, es necesario implementar estrategias más “subversivas” donde se apunte a buscar los estrategas de la manipulación y no quienes la replican. Es necesario también abrir el debate sobre el rol que juegan empresas como Google, Facebook y Twitter y sus políticas de regulación de espacios de interacción. Incentivar una audiencia más responsable frente a los contenidos que consume y que comparte.