Se da por hecho que WhatsApp prohibirá el acceso a los menores de 13 años, pero también se espera que los chicos sigan usando la 'app' como si nada. Más allá de la prohibición, ¿cómo ayudarles a los adolescentes a sacar provecho de internet?
Si los rumores son ciertos, la principal actividad que hacen los adolescentes en internet va a quedar prohibida, al menos sobre el papel. Según numerosas versiones de prensa, WhatsApp aumentará la edad mínima para acceder al servicio de 13 a 16 años.
La medida, dice el diario El País, busca cumplir con las nuevas reglas de protección de datos personales de la Unión Europea, que entran en vigencia en mayo. En ellas se sube a 16 años la edad de consentimiento mínimo para entregar datos personales. El rumor está basado en una cuenta de Twitter que hace seguimiento en los cambios en las actualizaciones de la aplicación, y aunque WhatsApp no lo ha confirmado oficialmente, la prensa especializada en tecnología lo da por cierto.
El problema es que, según varios análisis, WhatsApp es la aplicación más usada por los adolescentes cuando ingresan a la red. Un estudio de 2015 hecho por la Universidad de la Sabana señala que el 45% de los adolescentes en Colombia se conectan a Internet para estar en contacto con otros, y que la mayoría usan aplicaciones de mensajería instantánea para hacerlo. Además, según cifras del Ministerio TIC, el 87% de los jóvenes entre 16 y 24 años usan WhatsApp, y de ellos, el 92% lo hace todos los días.
En España, el 76% de los jóvenes entre 11 y 14 años usan la aplicación, según un estudio de la Asociación Protégeles hecho en 2014, que hace activismo por los derechos digitales de los menores de edad. Para ellos, el servicio de mensajería es parte importante de su vida social: “No tener WhatsApp y estar fuera de los grupos es para ellos como estar fuera de lo que sucede en el grupo,” dice el reporte.
Por esa razón, pocos confían en que la medida pueda hacer que los más jóvenes dejen de usar la aplicación. Como señala Xataka, para comenzar a usar WhatsApp “simplemente hay que aceptar las condiciones de uso a la hora de instalar la aplicación, y habitualmente ni las leen los hijos ni tampoco los padres.”
Tampoco está tan claro que los padres quieran perder ese canal de comunicación con sus hijos, sobre todo si ya son usuarios de la aplicación así no estén en el rango de edad permitido. Y menos, que los menores quieran perder su principal canal de comunicación con sus amigos.
¿Cómo manejar esta situación?
Por una parte, es cierto que los menores corren algunos riesgos en entornos digitales: ciberacoso, acceso a contenidos violentos, o incluso, el riesgo de ser víctimas de abuso sexual. Pero aislar a los menores de internet no parece ser la solución.
En una charla TED, la investigadora de medios británica Sonia Livingstone planteó la necesidad de balancear la prevención de los riesgos del uso de internet con las ventajas que puede ofrecer. “Si para reducir el riesgo intentamos restringir lo que los niños hacen en internet, también estamos restringiendo las oportunidades”, dijo.
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Los niños pueden conseguir información importante para ellos, explorar oportunidades e incluso construir relaciones constructivas en línea con otros. ¿Cómo ayudarles a lograrlo?
Cuanto antes, mejor: El informe de la Asociación Protégeles es claro. Los menores deben comenzar a usar dispositivos móviles lo antes posible, “siempre y cuando esto suceda con el acompañamiento de sus padres y éstos estén decididamente implicados en su formación.” Es mejor que aprendan de la mano de sus padres a que forjen sus habilidades digitales con terceros que no se van a responsabilizar de formarlos.
Escuchar, escuchar y escuchar: Livingstone señala que los niños y adolescentes tienen experiencias en línea diferentes a las de los adultos, y reaccionan de distintas formas a lo que ven en internet. Escucharlos y comprender esas reacciones es muy importante para entender qué hacen en línea y cómo se puede ayudar a que sus acciones en la red sean constructivas.
No ‘sobrerreaccionar’: Aunque la marea de titulares sensacionalistas insinúe lo contrario, la verdad es que la mayoría de los menores saben cómo enfrentar una situación peligrosa en internet. Por eso, Livingstone sostiene que “es importante no ‘sobrerreaccionar’ a las experiencias de los menores cuando escuchamos sobre ellas.” Escandalizarse y ‘hacer cantaleta’ no va a ayudar a construir una relación constructiva con ellos, y por el contrario, podría arruinar la confianza que se haya construido con ellos.