Ante la imposibilidad de salir a las calles por la pandemia, uno de los programas comunitarios de El Pitazo se refugió en la plataforma de mensajería para preservar la cercanía con su audiencia, al tiempo que genera tráfico y contenido para su sitio principal.
Un Café con El Pitazo es una de las iniciativas más exitosas del medio digital venezolano El Pitazo. Se trata de encuentros ciudadanos en los que periodistas visitan comunidades de Caracas y sus alrededores, acompañados de expertos que exponen temas de interés para esas poblaciones, con el fin de darles herramientas y fomentar la participación ciudadana. Esto, al calor de varios termos de café venezolano.
El Pitazo, que en 2019 formó parte del equipo ganador del Premio Gabo en la categoría Innovación con el proyecto Mujeres en la Vitrina, Migración en Manos de la Trata, ha logrado focalizar su periodismo en pequeños sectores de audiencia y entregarles productos más acorde a sus necesidades, gracias a iniciativas como Un Café con El Pitazo.
Sin embargo, cuando la cuarentena fue decretada en Venezuela, el medio tuvo que replantearse sus actividades con las comunidades. Rena Camacho, periodista a cargo de Un Café con El Pitazo y de los talleres de formación de reporteros comunitarios Infociudadanos, quiso aprovechar la red de lectores y líderes vecinales que ha formado con estos proyectos y pensó en WhatsApp como la plataforma idónea para continuar su misión en tiempos de pandemia.
El resultado fue no sólo un producto que genera tráfico y contenido para El Pitazo y sus redes sociales, sino también un formato capaz de fidelizar audiencias específicas y con potencial de ser replicado y comercializado.
“Yo manejo 32 grupos de Infociudadanos de todo el país, y sé que en las comunidades la mayoría de la gente de los sectores populares lo que tienen es WhatsApp”, dijo Camacho. “Evaluando la plataforma que teníamos disponible, le dije a mi equipo ‘lo que vamos a hacer es hacer los foros y los conversatorios en WhatsApp’”.
Con un Café con El Pitazo virtual llegamos a cada rincón de Venezuela y ofrecemos un espacio para la discusión y solución de problemas de las comunidades. Lee más aquí https://t.co/MLpLz06aWu pic.twitter.com/184BvIrBBo
— El Pitazo (@ElPitazoTV) April 24, 2020
Camacho y sus dos colaboradores, Pedro Reyes y Stephany Armas, eligieron la educación a distancia como el tema del primer “café” virtual. Crearon un grupo de WhatsApp, lo difundieron y poco a poco la gente se fue sumando hasta llenarlo a la máxima capacidad permitida por la plataforma de 256 participantes.
El 14 de abril se realizó el forochat. La experta invitada habló sobre el rol de la educación a distancia en momentos en que el año escolar había sido interrumpido por la pandemia. Los participantes en el grupo de WhatsApp respondieron con buena interacción.
La experiencia se ha repetido entre una y dos veces por semana, con temas que incluyen la corrupción, las elecciones, la pedofilia, los delitos sexuales, la crisis de la gasolina y el feminicidio, entre otros. Hasta agosto de 2020, se habían realizado 28 conversatorios virtuales con más de 200 participantes cada uno, y habían alcanzado una audiencia total de 6.869 personas.
“Aunque algunas condiciones no nos ayudan mucho, como la conectividad, nos ayuda que la gente está en casa. Lo que estamos haciendo tiene mayor impacto en la cotidianidad de los que están ahorita en el confinamiento”, dijo Camacho.
Una experiencia para fidelizar audiencia y diversificar fuentes
Un Café con El Pitazo se ha convertido en una fuente de contenido para los diferentes canales del medio. A partir de cada conversatorio, el equipo de El Pitazo genera notas para el sitio web y piezas para redes sociales. Además, produce un programa de radio que se transmite por El Pitazo Radio y por once estaciones en varias partes del país.
Los grupos de WhatsApp también han creado una audiencia cautiva que el equipo de Un Café con El Pitazo ha sabido aprovechar para llevar tráfico al sitio principal. Una vez terminado cada forochat, el grupo de WhatsApp se queda abierto y ahí se comparten diariamente contenidos del medio: artículos, podcasts, audios con resúmenes informativos y gráficas con actualizaciones sobre el COVID-19.
Tras finalizar los forochats, algunos miembros abandonan los grupos, pero permanece un promedio de 180 personas de las más de 200 que normalmente participan.
“Ahorita ya nos conocen, tenemos una audiencia más fija, más fiel”, dijo Camacho. “Al final de los foros nosotros les decimos que a través de este grupo van a recibir los contenidos de El Pitazo, y también (que ese grupo) va a ser el espacio de encuentro para otros temas de los foros”.
Además de mantener esa audiencia fidelizada, Un Café con el Pitazo -tanto la versión presencial como la virtual- es una estrategia para diversificar fuentes entre las comunidades, lo cual periodísticamente enriquece las coberturas del medio.
“Casi siempre estamos con la misma fuente en las comunidades, que son líderes vecinales y vecinos de esa comunidad”, dijo Camacho. “(Un Café con El Pitazo) nos permitió abrir otra perspectiva. Resulta que ahora tenemos cinco opciones más que te dan otros puntos de vista”.
Para conocer y aprovechar mejor estas nuevas audiencias, Un Café con El Pitazo implementó desde agosto la entrega de certificados virtuales de asistencia a los forochats, los cuales se obtienen tras llenar un formulario. Con los datos recabados con ese formulario, el medio puede tener una mejor idea del perfil de su público.
En tiempos de distanciamiento social, mantener la sensación de cercanía con la audiencia es fundamental. Por ello tratan de brindarle a sus participantes el mejor trato posible. Camacho, por ejemplo, recuerda los nombres de la mayoría de los Infociudadanos y trata de conocer la identidad de los integrantes de los forochats, además de intentar responder a sus mensajes directos. Para ella es importante mantener el enfoque de periodismo con servicio al ciudadano en el proyecto.
“Cuando tienes el contacto con la gente más a diario aterrizas en la realidad, porque a veces nosotros nos lanzamos a unas investigaciones que son muy buenas, muy interesantes, pero nos desconectamos del día a día”, dijo. “(Un Café con El Pitazo) nos permite aterrizar y saber que la gente está ávida de otros tipo de cosas, de información, y nos acompañamos de especialistas que nos ayudan a darle a la gente herramientas”.
‘Se renta’ café virtual
Una de las maneras en las que El Pitazo mide el éxito de sus “cafés” virtuales es a través de la permanencia de la gente en sus grupos de WhatsApp después de terminado cada forochat.
“Los cinco primeros foros son los más fijos: en el primero que hicimos tenemos 210 personas que no se han ido. Están ahí desde que creamos en abril el foro”, detalló Camacho. “En el segundo grupo hay 200 personas, en el tercer grupo hay 198… Como que hemos hecho una fidelidad y un comportamiento de eso”.
Sin embargo, el impacto más valioso para Un Café con El Pitazo es el que tienen los foros directamente en la gente, por lo que llevan registro de las personas que les comentan cómo el proyecto les ha beneficiado.
“Tenemos testimonios de cómo la gente se ha favorecido de repente con una información que salió del foro o cómo se han motivado a estar más pendientes de las noticias falsas. Esa ha sido la forma de nosotros medir ese impacto que podemos tener en la gente que entra a a los foros”, dijo Camacho.
Si bien Un Café con El Pitazo es un producto relativamente barato para el medio digital, también es complicado de comercializar vía publicidad tradicional, porque esta podría poner en riesgo la credibilidad de la gente en el proyecto.
Hasta el momento los costos de operación recaen totalmente en El Pitazo, aunque Camacho y su equipo han considerado formas de generar ingresos sin perder el enfoque de servicio a la comunidad. Una de ellas sería ofrecer los forochats a organizaciones o empresas que quieran “rentar” el espacio para plantear un tema de su interés a las audiencias.
“Nosotros podemos plantear: ‘tenemos esto, usted puede aquí hacer su tema o su charla, nosotros le ofrecemos una nota promocional, unas piezas gráficas, infografías, le damos una nota de prensa que se publica en la página, cobertura en Twitter… etcétera’”, detalló Camacho.
El Pitazo vislumbra que los forochats por WhatsApp se mantengan incluso después de terminada la pandemia, como un modo de llegar a comunidades de Venezuela que los conversatorios presenciales no alcanzan.
“Yo lo veo como que es posible tener esa red de foros'', dijo Camacho. “Mantener ese formato nos permite que podamos seguir llegando a Nueva Esparta, Sucre, Carabobo… y no solamente al Distrito Capital porque aquí los conversatorios solamente los hemos hecho en Caracas”.
Tampoco descartan llevar la experiencia a otros formatos, como Zoom o Facebook Live. Sin embargo, saben que su público meta tendría más dificultades técnicas para acceder a esas plataformas, además de que la capacidad de interacción no sería tan buena como en WhatsApp.
“Podemos hacerlo en Zoom y llevarlo directo a YouTube. El servicio de Zoom que paga El Pitazo tiene una capacidad de 100 personas, y 100 personas es un buen número, pero estamos acostumbrados a que (en WhatsApp) siempre tenemos 200, 250 personas”, dijo.
Camacho dejó claro que no está interesada en hacer de su proyecto algo masivo y dijo que mantendrá su postura de que el periodismo de Un Café con El Pitazo debe estar enfocado en las comunidades.
“Si nosotros tenemos el impacto en una persona, dos personas, todo ese esfuerzo vale la pena, porque a veces lo masivo se pierde, se diluye. A mí no me interesa la cantidad sino la calidad de lo que nosotros podemos hacer ahí”.
¿Cómo funcionan los forochats de El Pitazo?
1. Una vez elegido el tema de un forochat, el equipo de Rena Camacho acuerda la participación de un experto. Enseguida crean un grupo en WhatsApp y comparten el enlace a través de El Pitazo y de redes sociales.
2. El invitado debe enviar previamente su presentación en audio para que sea editado y dividido en bloques de dos minutos. La redacción prepara piezas gráficas e infografías para complementar la explicación del experto.
3. Un día antes del forochat, El Pitazo envía un recordatorio en el grupo correspondiente e invita a los participantes a compartir el enlace para invitar a más personas.
4. Al inicio del forochat, Camacho da la bienvenida vía texto, presenta al invitado y ofrece unos párrafos de contexto sobre el tema. Enseguida explica cómo será la dinámica del forochat y envía una lista de reglas, como evitar publicar stickers, fotos o videos, así como abstenerse de responder las preguntas de otros participantes.
5. Posteriormente, los administradores del grupo comienzan a publicar los audios del invitado y las imágenes de soporte, con un lapso de entre uno y dos minutos entre cada elemento. Hasta ese momento, los únicos en posibilidad de enviar mensajes al grupo son los administradores y el invitado.
6. Una vez concluida la ponencia del invitado, el forochat se abre para permitir preguntas y comentarios de la gente, a quienes se les pide identificarse con nombre y ubicación y ser breves y concisos.
7. Tras cerca de media hora de mensajes de los participantes, el forochat es cerrado nuevamente y el invitado responde en vivo a las preguntas a través de notas de voz.
8. Al finalizar, Camacho agradece la participación, invita a la gente a unirse al próximo forochat y publica el enlace. Si no hay contratiempos técnicos, toda la experiencia dura un promedio de entre hora y media y dos horas.
Tres anécdotas con aprendizaje
A cuatro meses de realizar Un Café con El Pitazo a través de WhatsApp, los periodistas detrás de este proyecto han ido aprendiendo la mejor forma de sacarle provecho a la plataforma de mensajería.
1. Los grupos de WhatsApp suponen riesgos de privacidad.
Aunque las comunicaciones en WhatsApp están cifradas, el equipo de El Pitazo sabía que al abrir grupos de chat había riesgo de comprometer sus números de teléfono y los de los invitados. Sin embargo, es un riesgo que decidieron correr.
“A mí (los participantes) me contactan y me dicen ‘oye Rena, mira tengo esta denuncia, ¿la puedo hacer contigo? Nosotros estamos corriendo el riesgo pero estamos abiertos a que ese es el mecanismo que tenemos para tener apertura a escuchar otras voces”, dijo Camacho.
2. Los foros virtuales no están exentos de provocadores.
En el forochat sobre la pedofilia, varios de los participantes fueron víctimas de agresiones con imágenes obscenas por parte de un integrante. Además de bloquear al agresor, el equipo de Un Café con El Pitazo vio en la situación una oportunidad de aprendizaje.
“A raíz de eso yo contacto a un abogado que hemos llevado a las comunidades y a la semana siguiente hicimos un foro sobre delitos sexuales. Yo le participé a la gente por qué nació este foro y les conté lo que nos pasó, y el abogado les explicó cómo se hacen ese tipo de denuncias”, detalló. “Trato de que nos vinculemos en las cosas que nos suceden”.
3. Ante dificultades técnicas, hay que saber improvisar.
La conexión a internet y el servicio a eléctrico en Venezuela son inestables, y en más de una ocasión el equipo o el experto invitado se han quedado sin señal o sin luz. Por ello, Camacho y su equipo saben que deben estar listos para tomar la batuta en caso de ser necesario.
“Yo pido la presentación grabada (al invitado), porque si yo ya convoqué a un foro y al invitado se le fue la luz, no importa, yo paso la presentación y que empiece el debate. Si en el momento en el que estamos en el debate le llega la luz al invitado, se incorpora; si no, yo como moderadora le puedo decir a la gente lo que está pasando y nosotros entramos a debatir con la gente el tema que él expuso”.
Tres forochats que representan a Un Café con El Pitazo
1. Educación a Distancia. El primero que se hizo en WhatsApp, tuvo una secuela dedicada a docentes y padres.
2. Pedofilia. La reseña de este forochat ha sido la que más visitas ha tenido en el sitio de El Pitazo, con más de 17 mil.
3. Migración y Trata de Personas. El equipo de El Pitazo lo destaca por el excelente manejo de las invitadas de la información y las estadísticas.