Existe la disposición legal que los medios de comunicación deben colaborar con la educación, la moral y la cultura del Estado. Pero, los medios, sobre todo los audiovisuales, señalan que no es su objetivo educar y están para entretener. Todo vale para llamar la atención y tener rating. R.- Más que disposición legal, es un mandato ético que la finalidad de los medios de comunicación es la de hacer mejores a los hombres y a las sociedades mediante la educación. Sólo que la educación que dan los medios no es la educación formal que se da en los sistemas educativos oficiales. Es la educación que dan los contactos con la realidad a través de noticias, recreaciones históricas, análisis noticiosos, informes y relaciones con las personas y acontecimientos que influyen en la vida de la sociedad. El otro contacto es con el arte y las actividades humanas que procesan la realidad y ponen sus posibilidades al alcance de las audiencias.
Cuando el medio de comunicación está al servicio de la población y comprende el papel que le corresponde en la vida de la sociedad, no tiene duda sobre su misión transformadora como primer y principal objetivo de su actividad.
En cambio, el medio de comunicación al servicio de una persona o empresa que buscan el lucro por sobre todas las cosas, degrada su naturaleza y envilece sus actividades, y solo será un negocio para mal más que para bien de la sociedad. Y puesto que la información es un bien social, la empresa o negocio comete un abuso y usurpación de un bien que solo pertenece a la sociedad, al hacer de la noticia una mercancía. Así un bien de todos resulta puesto al servicio de una persona o empresa. Es un abuso similar al que se cometería de poner el aire la memoria colectiva, los ríos, o la luz del día al servicio de una empresa.
Todo el potencial de medios de comunicación como la televisión debe estar al servicio de la población y las empresas que desde el sector privado manejan estos medios, no son dueñas sino concesionarias que al firmar un contrato con el estado adquieren el compromiso de contribuir a la educación y mejoramiento de la población. Por eso su programación no es caprichosa sino acordada y reglamentada de acuerdo con la política oficial sobre medios de comunicación.
Documentación
La competencia entre las empresas no siempre promueve los valores propios de la comunicación ni el cumplimiento de sus normas éticas. Las empresas trasladan sus exigencias competitivas a los medios, condicionando los contenidos y los mensajes que difunden. El lugar que deberían ocupar los criterios y valores éticos de la comunicación lo ocupan los criterios y requisitos del marketing.
De este modo la competencia de las empresas se traslada a sus productos solo que en este caso está en juego un bien fundamental para la democracia y un derecho humano de las personas. Dentro de esta marea creciente de expectativas comerciales emergen los conflictos éticos con relación a las obligaciones de los profesionales. ¿Resulta compatible el marketing aplicado a las noticias con los imperativos periodísticos de los reporteros, editores y directores? Seguramente no. Esta interferencia se acentúa además según el contexto general del mercado: cuanto más agresivo es este más fuertes son las presiones comerciales y económicas sobre los medios y sus profesionales. Y esto se manifiesta tanto a nivel interno de cada medio como en el conjunto de todos ellos.
Hugo Aznar. Comunicación responsable. Ariel, Barcelona, 1999, p 54.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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