En Bolivia, recientemente se dio a conocer el caso de una adolescente que fue víctima de violación, médicos accedieron a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) a las 26 semanas de gestación, pero el bebé nació vivo. ¿Cómo enfrentar esta situación, cuando se habla de dos vidas que ahora son víctimas, qué elementos son importantes dentro de los medios de televisión para no caer en el sensacionalismo?
Respuesta de Álex Grijelmo
En casos así, es imprescindible salvaguardar la intimidad de la madre y de la hija, y comunicar solamente los datos que son necesarios para conformarse una idea de la situación. Es decir, no se deben facilitar detalles que conduzcan a identificar a las víctimas.
Respuesta de Mónica González
Quedar embarazada producto de una violación es una situación extrema a la que se ve enfrentada una mujer y que se agrava cuando se trata de una adolescente. Más aún en países en los cuales ni siquiera en caso de violación la ley permite el aborto. Por ello, el medio y los periodistas deben entender que aquí se requiere resguardar al máximo la reserva de las víctimas, siendo la principal esa adolescente que deberá aprender a amar, a vivir, con un trauma a cuesta.
Evitar el sensacionalismo es poner el foco en los obstáculos que impiden que una adolescente violada y embarazada pueda acceder a un aborto (en este caso, a las 26 semanas de gestación) y en las falencias de las políticas públicas destinadas a brindarles protección.
Sin olvidar, examinar una y otra vez cómo castiga la ley a los violadores, cómo se comportan jueces y policías en estas investigaciones, a sabiendas de que en muchos de nuestros países nos queda un vasto trecho por avanzar. Y es urgente hacerlo.
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¿Cuál es el límite del sensacionalismo?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Se enfrenta desde el respeto a la intimidad de esa persona. Y desde la empatía con ella y con su familia. El caso, por lo que cuenta, es muy delicado y debe ser tratado con el máximo cuidado, dejando espacio para que esa familia pueda tomar las mejores decisiones sobre su futuro.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Si el propósito del periodista es el de atrapar lectores, no omitirá detalle alguno que pueda excitar sus sentidos y preparará una información para ver, no para pensar ni para estimular la solidaridad. Hecha para ver, esta información dispone de elementos excitantes y sensacionales: la violación, el aborto, el bebé sobreviviente, la madre también sobreviviente, material privilegiado para titulares, fotografías y diseño vendedores.
Aquí aparece la pregunta: ¿uno se hace periodista para eso, para vender?
Si es así, el dolor de la gente se vuelve material de negocio; las víctimas, su imagen; sus quejas, su llanto, su rabia son explotables y negociables porque negocio es negocio.
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La pregunta se reitera: ¿uno es periodista para volver negocio todas las historias que reseña?
Hay otra manera de ver y de hacer periodismo. En esta también se cubren historias como la que motiva la consulta, y a partir de los dos triunfos de la vida, el de la madre y el del bebé, vivo a pesar de todo, el periodista plantea a su audiencia los riesgos que corre la vida y que se pueden evitar; mira el hecho más amplio de las mujeres abusadas, de las soluciones incompletas, de las respuestas que no se han dado y de las victorias posibles. Esta, desde luego, no es una información para curiosos y morbosos que, satisfecha su curiosidad, voltean la página y olvidan la historia; es una información que puede ser inteligente y cuestionadora, llena de preguntas de donde puede salir un intento de solución y una expresión de solidaridad.
No se trata de presentar una información para curiosos, sino de inducir solidaridad. Cuando se define honestamente la intención de una nota sobre temas como este, se pueden seleccionar con lucidez los elementos y la forma de la noticia.