¿El presidente de una organización gremial periodística puede adelantar acciones político-partidistas?

Respuesta de Mónica González

Si es presidente de una organización gremial periodística no debería asumir ninguna acción o posición política asociada a un partido o candidato determinado ya que eso alinea a toda su organización. Ahora, como vivimos una época de crisis de la democracia y de los medios de comunicación, creo que la única excepción es cuando estamos frente a un partido y/o candidato cuyas acciones, discursos y programas representan una amenaza para la libertad de expresión, el periodismo independiente y de calidad y la democracia. Allí sí corresponde alinear al gremio y alertar a los ciudadanos.

Respuesta de Gumersindo Lafuente

Entiendo que en el desarrollo de su trabajo profesional como periodista puede adelantar (en el sentido de publicar o contar) los planes o estrategias de líderes o partidos políticos dentro del ámbito de los códigos informativos. Cosa diferente es tomar partido de forma pública por una opción u otra. En ese caso creo que no sería conveniente. Siendo un representante gremial de periodistas debería dedicarse a la defensa de las condiciones óptimas para ejercer el oficio y evitar posicionarse en asuntos políticos partidistas.

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Respuesta de Álex Grijelmo

No sé si entiendo bien la pregunta. Si se refiere a que esa persona, como periodista, anticipe informaciones (es decir, publique primicias) sobre su propia organización, yo iría más lejos: no puede siquiera escribir sobre la organización que preside. Me parece que se daría ahí un caso clarísimo de incompatibilidad.

Respuesta de Javier Darío Restrepo

Puesto que representa a los periodistas, sus acciones deben corresponder a lo que estos periodistas aprobarían y ejecutarían como tales. Y es claro que una acción político partidista contradice la condición universal que debe tener tanto la información como el modo de ser profesional del periodista.

Hay que reiterar que es legítimo que el periodista tenga sus opciones políticas como persona particular, pero lejos de su actividad profesional que lo pone al servicio de todos, como proveedor de información y no en calidad de propagandista.

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Esa universalidad, que lo muestra abierto a todos, está en la base de su peso moral y de la credibilidad que lo hace confiable para todos.

Presta así un servicio que, en situaciones de conflicto, es irreemplazable y que lo convierte en un agente eficaz de reconciliación. En sus informaciones ese acento universal es el resultado de una visión amplia de los hechos que les permite a los receptores tener un punto de vista despojado de sesgos y parcialidad. Una información así es el mejor servicio para todos y una valiosa contribución para la solución de las dificultades de convivencia que genera la intolerancia política.