¿Cómo definiría el periodismo de izquierda?
22 de Septiembre de 2016

¿Cómo definiría el periodismo de izquierda?

Foto: Pixabay.com

¿Cómo definiría el periodismo de izquierda? Como una deformación del periodismo, parecida a la que implican denominaciones similares de periodismo de derecha, periodismo de centro, periodismo católico, anglicano o luterano, o musulmán. El periodismo no admite esta clase de calificativos que lo encierran y limitan dentro de una categoría ideológica y lo privan de la universalidad, que es su característica esencial.

En efecto, cuando se hace periodismo para un grupo, desaparece esa calidad específica del periodista que es su independencia respecto de un sector de la sociedad y en lugar de este profesional abierto todos los sectores, aparece el propagandista, cuyo interés es mostrar y exaltar todos los reales o supuestos méritos de un grupo, para convencer a los demás grupos con ánimo proselitista o de competencia.

El periodista contempla, como destinatarios de su trabajo, a la izquierda, a la derecha, al centro y a todos los grupos, porque todos tienen el derecho y la necesidad de conocer la realidad de los hechos que, por su naturaleza, no son de izquierda, de derecho o de centro, sino simplemente hechos. Y puesto que el conocimiento completo de esos hechos es el primer paso para la construcción de planteamientos y propuestas de los grupos, o de su ejercicio crítico de la realidad, es un servicio indispensable que todos tengan acceso a la información de los hechos que son la materia prima para la opinión.Si esa información no se diera, y en su lugar sólo se conociera la propaganda de los grupos, la política perdería su fundamento en la realidad y las decisiones de los ciudadanos estarían manipuladas. Es, pues, una necesidad de las instituciones democráticas que no haya un periodismo de izquierda, de derecha, de centro o de un grupo cualquiera, sino un periodismo al servicio del ciudadano de cualquier grupo, ideología, secta o partido.

Documentación.

Jamás he alcanzado a comprender cómo los periodistas que luchan por la libertad de expresión, pueden ponerse al lado de opresores y dictadores. Otra cosa que jamás he entendido es por qué el debate sobre el compromiso a favor del respeto de los derechos humanos puede desligarse de un compromiso por una forma más ambiciosa del periodismo.

El compromiso del periodismo tiene como principal exigencia la verdad y, por tanto, la imparcialidad. Esta se encuentra en el corazón de la filosofía y de la metodología de una organización tan comprometida como Human Rights Watch. Evidentemente no se confunde con la imparcialidad que en 1942 habría dado un minuto a Hitler y un minuto a los judíos, sino con la obligación de aplicar en todos los campos, incluso en los de los demócratas, los rebeldes y las víctimas, los mismos criterios de investigación y difusión de la información. Y luego, tomar parte.

Es la imparcialidad de la información la que, al lado de la fuerza de las convicciones, dibuja la verdadera naturaleza y las verdaderas intenciones de todos aquellos que ponen al periodismo bajo el estandarte de los derechos humanos. Es la calidad de la información la que otorga eficacia a la realidad. Incluso si el público llega a preferir la censura y no le gusta que se enturbien sus estereotipos y sus apriorismos, es la calidad de la información la que determina la credibilidad del periodismo y, por tanto, su capacidad para convencer. El compromiso con el periodismo, es el mejor homenaje rendido al compromiso por los derechos del hombre.

Jean Paul Martos.
Medios Periodísticos, cooperación y acción humanitaria. Icaria, Barcelona, 2002. Páginas 208 y 209.

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